DESPERTANDO EN LA KUNDALINI DE MIS PLACERES.
Publicado en Aug 08, 2012
Dedicado a: Umberto Senegal, textalero
Unidos por el orgasmo, nos invade un fresco aroma de jazmín, nuestros cuerpos aún pegados por el inesperado suceso, descubren la túnica del maestro que nos acompaña. Te digo: observa hacia la ventana para que lo reconozcas… la alta voz que produzco lo aleja un poco. Según él “lo místico está en no verlo para sentirlo”. Con el proceso de un despertar en mí, sigo observando su presencia; ahora situado frente a la puerta, emite una señal proyectando una sombra poco singular sobre el color blanco de la pared. El temor a lo desconocido hace que cierre mis ojos, adentrándome en una dimensión no conocida por los de aquí. Una sensación de fuerza emite vibraciones por cada fracción de mi cuerpo, las cuales rompo bruscamente, con un grito que asusta sin querer al hombre que amo. Para abrir los ojos y salir del estado en el cual me encontraba fue algo difícil; aunque quería suspender la experiencia no era posible. La energía circulante dominaba mi materia, deje llevarme por el momento, el hacerlo me permitió sentir al maestro en la atmosfera de la habitación; el aroma a jazmín se intensificó y comprendí que estaba sobre nosotros. Canalice mis energías dando paso a una extraña pero suave sensación de elevación seguida de una profunda tranquilidad. Miré el rostro de mi pareja hallando en él, cuya pureza sólo he visto en los ojos de un maestro hindú. Sí, sus ojos, la manera cómo me miraban, me hacían compararle. Al darme cuenta de eso, y de analizar con atención las señales, logre fácil e inmediatamente un orgasmo el cual me hizo balbucear a su oído sin pensar por qué dije: “descubrí el secreto”. Con ello una oleada de energía nueva subía y bajaba por mi espalda especialmente por mi columna, de manera zigzagueante estremecía mi interior; con ímpetu duradero se torno varios minutos. Disfrute con miedos, pero sobre todo con entrega la aceleración por la cual pasaba mi corazón, desee nuevamente parar; llegue a la conclusión que aunque me llenara de vida y renovara cada parte de mí. Lo presente, también era la forma más rápida de morir en él, en su cuerpo que devoraba mi esencia. Fue difícil encontrar mi existencia física. Experimentaba total fusión dentro del amor. Pasado el tiempo la figura humana, que minutos antes había visto en la pared; se proyectó en la ventana, volvió a surgir, caminó de un lado al otro; pude avisarle a mi compañero sobre la presencia de éste, como le susurre al oído no irrumpí su paz. Abrió rápido los ojos y observando con atención fue testigo del espectro humano el cual pasando nuevamente se detuvo, volteando la lateralidad de su figura por una pose frontal. A pesar de presenciar la escena con un gesto de incredibilidad, atentos esperábamos escuchar la voz o el sonido de los pasos, como si de una persona viviente se tratara. Reaccionamos cuando la imagen desapareció sin dejar rastro alguno, provocando con su huída un intenso aroma de jazmín el cual nos nublaba. La habitación número seis con poca luz se prestó para lo sucedido. El reloj marcaba las doce de la noche. Como si alguien hubiese escrito la historia allí estábamos ángel y yo en pleno acto de amor y misterio protagonizando dicho relato. Él otorgaba los méritos de lo místico a su gran maestro Sai Baba, y contándome testimonios de personas a quienes les sucedía lo del aroma a jazmín en los momentos más tranquilos, decidí creer, pues ángel llevaba años estudiando acerca del despertar, yo apenas comenzaba. Escuchándole se nos fue el tiempo. El cantar de un gallo nos insinuaba la hora, el sonido contrastó con el momento de calma el cual yacía en nuestros cuerpos, calculamos la hora confirmando luego las dos de la mañana. Para finalizar lo acontecido cerré los puños de mis manos, seguido a esto inicié un conteo hasta tres, al terminar, las puertas a otras dimensiones quedarían cerradas.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Buen relato
Felicitaciones
Umberto Senegal
Umberto Senegal