Día 16, jeves, de agosto del año 2012. El pifostio que tienen armado mis familiares (hermanos, hemana, tío albacea, primos, sobrinos, familiares metomentodos, amistades de esas que ni chicha ni limoná excepto para fastidiar bien fastidiado y hasta vecinos, vecinas y personas que no sé qué pintan -si es que pintan algo- en todo este cacao de la herencia) es de tal abusrdo existencial que tienen montado desde hace aproximadamente una década (año más o año menos) que supera, en mucho, el absurdo de El Proceso de Franz Kafka. Claro está, que decirles a todos ellos que tienen montado un absurdo tan mayúsculo cuando ni saben quien fue Fran Kafka ni, mucho menos, han leído El Proceso de Franz Kafka... es como pedir peras a los olivos de Olivares del Júcar y aldeas circundantes que, dicho sea de paso, son pueblos conq1uenses.
Es tan abusurdo este asunto de la herencia familiar que si se lo cuentas a  un picaflor de esos que van de violeta en violeta (tal como la famosa obra "Eruditos a la violeta" que es para partirse de risa) se hace la trompa un lío. No me exrtraña que todos ellos y ellas estén cogiendo, diariamente, trompa tras trompa para poder comprender la que han liado que es más lío que una coliente de agua en chino. La que han liado supera, en mucho, cualquier obra de la literatura del absurdo kafkiano; sobre todo El Proceso.
Por un lado tenemos a un albacea que no sabe ni tan siquera lo que es albacetear poo la Calle Matemáticas (pocos estudios tiene el pavo por cierto y eso que se las da de pavo real) y se cree que yo soy un ignorante de alguna pedanía pèrdida en las tierras de Albacete. Por otro lado están los tres listos que son más tontos que Tartarín de Tarascón, pero con gorro de flan chino El Mandarino, intentando cazar gambusinos en tierras de Groenlandia. Lo mismo sucede con una que llora que te llora para hacerme creer que es más justa que  Justo el de la UGT, Hernández y Fernández y la tía de los altramuces vendiéndolos a precios de saldo. Y tenemos también primas más falsas que Judas Iscariotes, parientes lejanos que parecen estar más bien pensando en conseguir alguna limosna de lo que les pueda "caer" encima (y vaya si les va a caer encima algo y no precisamente una limosna) y vecinos y vecinas que, como no tienen vida propia, son tan impropios como decir que la Divina Comedia la escribió el comediógrafo Joaquín Dicenta... y es que dicen y dicen y dicen, señor Dicenta, tal cantidad de tonterías que ni el mismo Tony Leblanc se las podría imaginar.
Yo solo digo lo siguiente: cuando tengamos que ir (ellos arrastrados de las solapas por los policías ya más hartos de todo este paripé que si tuviesen que estudiar el Periciclo de Pericles (que ya es decir) ante el juez de turno y me toque el turno solo explicaré lo más evidente de todo: Soy propietario de las casas en litigio y estoy vivo. Porque resulta que las casas de la calle Juan Duque 16 piso 5-2, de Madrid, y la de Molinos de Papel, de Cuenca, las compró mi ya fallecida madre, a toca teja, con el dinero de mi ya fallecido padre y con el dinero mío. Y resulta, señor juez aunque se le meuva tanto la nuez (digo la de la garganta y no pensemos mal) estoy vivo. Luego soy propietario de ambas casas.
Ahora bien, ese día voy a decir que me importa un rábano de la huerta del Pascasio o la del Indalecio o de la calle madrileña donde iba yo a La Fídula (claro que ninguno de todos ellos y todaas ellas saben lo que es una fídula) que, si tanta avaricia tienen y al igual que pasó con las ropas de Jesucrsito que se las sortearon los esbirros romanos pues que si tan "hartos de sopas" están todos y todas, que cojan las dos casas, que son mías porque estoy vivo, y se las metan en la trompa de Eustaquio a ver si así les pita la conciencia, la escuhan ya de una vez por todas y les da por saqber ya, de una vez, de quien son esas casas. Y luego voy a decir: "¡Señor Señoría, como yo tengo los huevos frescos, Gracias a Dios, pues me alargo todo lo que más largo pueda, a tomar mi café con leche acompañado de esos mis susodicgos huevos frescos, y que se repartan las casas, que son mías y no suyas, de la manera que les dicte el paleto ignorante del albacea. A mi plim porque yo ahora ya duermo en Pikolín". Eso es lo que voy a decir en honor de la verdad. Y que vengan ahora los de la Cajamadrid a decir que digo yo mentiras o los mentiroso son ellos, nada más que ellos y solamente ellos y ellas. ¡A escadar cebollinos, hermanos, hermana, primos, sobrinos, parentela toda varia y varipinta (que bien `pintados están ustedes de pringue, so pringaos en este asunto) y, además, amigos oportunistas y vecinos y vecinas que no saben ya donde metern la cuchara para llevarse la mezquindad de una sopa de avispas. Y es que si no te entra el sentido del humor (que es el mejor sentido que tengo yo ante esta porquería que entre todos y todas han montado) y te ríes de todo este absurdo, que supera en mucho a El Proceso de Frazn Kafka, pues te mueres. Y yo no pienso morirme y que se mueran ellos y ellas que son feos y feas por su malévola conducta desde hace décadas. Yo, por eso, tengo solamente 18 años de  edad para superar al olvido y me voy a la última tasca de Vallecas (pozo del Tío Raimundo incluído para beber agua fresca y no cubatas de cualquier porquería como hacen todos ellos y ellas) y que me busquen, cuando hayan repartido como buitres carroñeros toda la carroña, porque yo estaré en la Calle de Madrid donde iba yo a ver, escuchar y escudriñar vivencias vallecanas de gentes de vivir marginal. Y a ver si dejan de decir idioteces propias de Gabino el de los Dados (que a saber por dñonde andará ahora) y que me busquen por los anduarriales vallecanos a ver si me encuentran. Y como esas dos casas citadas son mías tururú tururrú y tururú borriquito como tú que no sabes ni la ú. Quien se picotee que tenga cuidado con sus plumas porque se van a quedar desmochados y desmostechados el mosteche. Abur so abusivos y a ver si os cansáis ya harto sopas que sois más gurriatos y graznívoros que El Burriagas de José Mota and company Coca Cola.