A LA MEMORIA DEL PERRO TOBY
Publicado en Aug 28, 2012
En 2011, el perrito Toby fue mi amigo. Un perro callejero. Sus dueños lo abandonaron un día y se convirtió en el perro vagabundo de mi barrio. Casi todos lo apreciábamos. Era el perro de muchos y de nadie. En la madrugada, me despedía cuando yo iba para mi trabajo y, coincidencialmente (?) cuando yo regresaba, en algún lugar del barrio salía saltándome alegre, a la espera del pan que siempre le traía. O de algunos otros alimentos. Solo un año. Al principio fue un perro hermoso, como el león de Narnya. Al final, era solo piel herida y huesos. Puro sentimiento y nada más. Este Toby, más significativo para mí que cantidad de amigos en Calarcá. Cuando regresé con los panes, el perro estaba muerto. También la luna llena, asistió a la agonía del perro. Parezco completo. Pero algo de mí se llevó ese perro paria. Mientras morías, perrito, ¿dónde estaba yo? ¿Silencioso o hablando? Muy solo el mundo. A mi alma se le fue otro perro. No espero dioses recibiéndome al morir. Tan solo aquellos perros que me amaron algunos días. Si me reconocen y agitan sus colas, no espero dioses al morir.
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Khan
eres todo un maestro, compatriota!
Umberto Senegal
Tú debes conocer muchas historias semejantes porque comprendiste cuanto no se retrató en los haikus y en el poema breve. Esos perros que, día tras día, sin el menor reproche, solo moviendo su cola y suplicándonos amor o compasión, a veces solo agua o un pedazo de pan, a veces NADA, solo que nos demos cuenta que son nuestros compañeros, solo observándonos de lejos se extinguen llenos de dolor y soledad, entre golpes, desprecios, hambre, llagas incurables, fastidio, rechazo...en fin. ¿Para qué seguir? Basta con dar una mirada a las imágenes de perros abandonados en youtube.
Toby fue mi amigo y estuve muy pendiente de él. Aunque no lo suficiente. Me amaba más que mi propio perro y yo lo amé menos. Sí amigo Khan,tenía el aspecto del león de la conocida saga literaria y cinematográfica y terminó convertido, en solo doce meses, en una tira de piel sangrante que arrastraba su afecto por las calles de mi barrio, aquí en Calarcá, Quindío. Un abrazo de Toby y otro mío.