El pensamiento de Godoy en el contexto de la Revolucin Francesa y Tocqueville.
Publicado en Sep 03, 2012
Introducción.
El siglo de las luces o ilustración. esta frase fue empleada con mucha frecuencia por los propios escritores de este periodo, convencidos de que emergen de siglos de oscuridad e ignorancia a una nueva edad iluminada por la razón, la ciencia y el respeto a la humanidad. Este término fue utilizado para describir las tendencias en el pensamiento y la literatura en Europa y en toda América durante es siglo XVIII. Otra base que la confianza engendrada por los nuevos descubrimientos en ciencia, y asimismo el espíritu de relativismo cultural fomentado por la exploración del mundo no conocido.La época sufrió el impacto intelectual causado por la teoría de la gravitación universal de Isaac Newton. Los autores del siglo XVIII creían que el conocimiento no es innato, sino que procede sólo de la experiencia y la observación guiadas por la razón. A través de una educación apropiada, la humanidad podía ser modificada, cambiada su naturaleza para mejorar. Nada se atacó con más intensidad y energía que la doctrina de la Iglesia, con toda su historia, riqueza, poder político y supresión del libre ejercicio de la razón. Francia conoció, más que ningún otro país, un desarrollo sobresaliente de estas ideas y el mayor número de propagandistas de las mismas. Fue allí donde el filósofo, político y jurista barón de Montesquieu, empezó a publicar varias obras satíricas, así como su monumental estudio de las instituciones políticas. Fue en París donde Denis Diderot emprendió la edición de la Enciclopedia. Sin duda, el más influyente y representativo de los escritores franceses fue Voltaire. Inició su carrera como dramaturgo y poeta, pero es más conocido por sus prolíficos panfletos, ensayos, sátiras y novelas cortas, en los que popularizó la ciencia y la filosofía de su época, y por su voluminosa correspondencia con escritores y monarcas de toda Europa. Durante la primera mitad del siglo XVIII, los líderes de la Ilustración libraron una ardua lucha contra fuerzas considerables, muchos fueron encarcelados por sus escritos, y la mayoría sufrió persecución y penas por parte de la censura gubernamental, así como descalificaciones y condenas de la Iglesia. En muchos aspectos, sin embargo, las últimas décadas del siglo marcaron un triunfo del movimiento en Europa y en toda América. Hacia 1770, la segunda generación de ilustrados recibió pensiones del gobierno y asumió la dirección de academias intelectuales establecidas. El enorme incremento en la publicación de periódicos y libros aseguró una amplia difusión de dus ideas. Los experimentos científicos y los escritos filosóficos llegaron a estar de moda en amplios círculos de la sociedad, incluidos los miembros de la nobleza y del clero. Algunos monarcas europeos adoptaron también ideas o al menos el vocabulario de la Ilustración. Voltaire y otros ilustrados quienes gustaban del concepto de rey-filósofo, difundiendo sus creencias gracias a sus relaciones con la aristocracia, acogieron complacientes la aparición del llamado despotismo ilustrado, del que Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, José II de Austria y Carlos III de España fueron los ejemplos más célebres. Desde una visión retrospectiva, sin embargo, la mayoría de estos monarcas aparece manipulando el movimiento, en gran parte con propósitos propagandísticos y fueron, con mucho, más despóticos que ilustrados. A fínales del siglo XVIII surgieron algunos cambios en el pensamiento de la Ilustración, el sentimiento y la emoción llegaron a ser tan respetables como la razón. En la década de 1770 los escritores ensancharon su campo de crítica para englobar materias políticas y económicas. De lo que no cabe duda es de que la Ilustración dejó una herencia perdurable en los siglos XIX y XX. Marcó un paso clave en el declinar de la Iglesia y en el crecimiento del secularismo actual. Sirvió como modelo para el liberalismo político y económico y para la reforma humanitaria a través del mundo occidental del siglo XIX. Fue el momento decisivo para la creencia en la posibilidad y la necesidad de progreso que pervivió, de una forma moderada, en el siglo XX. En España, las luces penetraron a comienzos del siglo XVIII gracias a la obra, prácticamente aislada y solitaria, del fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, el pensador más conocido durante los reinados de los primeros reyes Borbones. Durante el reinado de CarlosIII, el rey ilustrado por excelencia, las obras de los escritores franceses se leían es español, generalmente en traducciones más o menos retocadas, pero también directamente en francés. Fueron muchos los españoles e hispanoamericanos que viajaban a Francia por motivos de estudio e instrucción, en las artes y las ciencias y los dirigentes políticos de la época, promovieron y frecuentaron el trato con los pensadores y filósofos de las muevas ideas. Las vías de expresión fueron los periódicos, las universidades y las florecientes Sociedades de Amigos del País. El siglo de las Luces concluyó con la Revolución Francesa de 1789. El enorme impacto que la Revolución Francesa causó en España, tras la muerte de Luis XVI, así como en los dominios españoles de América, provocó una violenta persecución de las personas más representativas de las nuevas ideas. Se estableció una censura total y se cerraron las fronteras, prohibiéndose el paso de toso tipo de libros y folletos, o su embarque hacia América. El pensamiento de Godoy y la Repùblica Francesa.- Manuel Godoy, un guardia de corps, ascendió rápidamente en la Corte gracias a su influencia sobre la reina María Luisa. En pocos años pasó de ser un hidalgo a convertirse en duque de Alcudia y de Sueca, capitán general y, desde finales de 1792, en «ministro universal» de Carlos IV con un poder absoluto. De pensamiento ilustrado impulsó medidas reformistas como las disposiciones para favorecer las enseñanzas de las ciencias aplicadas, la protección a las Sociedades Económicas de Amigos del País y la desamortización de bienes pertenecientes a hospitales, casas de misericordia y hospicios regentados por comunidades religiosas. La Revolución francesa condicionó su actuación en la política española. Sus primeras medidas se encaminaron en salvar la vida de Luis XVI, procesado y condenado a muerte. Pese a los esfuerzos de todas las Cortes, el monarca francés fue guillotinado en enero de 1793, lo que generalizó una guerra de las potencias europeas contra la Francia revolucionaria conocida como la Guerra de la Convención, en la que España participó y fue derrotada por la Francia republicana, fruto del desastroso abastecimiento, la pésima preparación del ejército y la escasa moral de la tropa frente a los enardecidos sans culottes franceses. Un ejército de 25.000 hombres[cita requerida] dirigido por el general Ricardos entró en el Rosellón y logró algunos éxitos. A partir de 1794 las tropas españolas se vieron forzadas a la retirada. Los franceses ocuparon Figueras, Irún, San Sebastián, Bilbao, Vitoria y Miranda de Ebro. Godoy suscribió con Francia la Paz de Basilea en 1795. La República francesa devolvió a España las plazas ocupadas, a cambio del territorio hispano de la isla de La Española -colonia de Santo Domingo-. En agradecimiento recibió el título de Príncipe de la Paz. En 1796, concluida la fase más radical de la Revolución, Godoy firmó el Tratado de San Ildefonso y España se convirtió en aliada de Francia. Este cambio de postura buscaba el enfrentamiento con Gran Bretaña, principal adversario de la Francia revolucionaria y tradicional enemiga de España con la que disputaba la hegemonía marítima y, concretamente, el comercio con América. La escuadra española sufrió la derrota frente al cabo de San Vicente en 1797, pero Cádiz y Santa Cruz de Tenerife resistieron a los ataques del almirante Nelson. En América los británicos ocuparon la isla de Trinidad, y sufrieron una derrota en Puerto Rico. Ello provocó la caída de Godoy en mayo de 1798. La Revolución Francesa según Tocqueville.- El libro de Tocqueville, El Antiguo Régimen y la Revolución, publicado en 1856 -veintiún años después que el primer tomo de La Democracia en América- es una obra de gran originalidad y lucidez analítica, que ha causado sin embargo problemas de clasificación para historiadores y sociólogos por igual. (Wolin, 2001: 504-508). ¿Se trata acaso de una historia del Antiguo Régimen, del período inmediatamente precedente al estallido de los eventos revolucionarios? ¿Constituye tal vez un intento inicial de historia de la Revolución? ¿O es un esfuerzo de interpretación que intenta combinar la reflexión teórica con la historiografía? En realidad, El Antiguo Régimen y la Revolución es un libro difícil de ubicar en un marco de categorías rígidas. Su originalidad consiste precisamente en la convergencia de una historia crítica de los procesos que a lo largo del tiempo crearon las condiciones para la revolución, del esbozo de una teoría general acerca de las causas de las revoluciones, así como de una perspectiva sobre la contra-revolución, es decir, acerca de las barreras que pueden erigirse tanto para detener el huracán revolucionario como, sobre todo, para prevenirlo a tiempo. En cuanto a los aspectos históricos de la obra, es bastante claro que Tocqueville no se interesaba por el pasado como un fin en sí mismo, sino que le veía como una fuente de enseñanzas para el presente. En el Prólogo del libro el autor sostiene que: "para comprender bien...la Revolución y su obra, es preciso olvidar por un momento la Francia en que vivimos e ir a interrogar en su tumba la Francia que dejó de existir". Podría haber añadido sin reparos que su interés por el Antiguo Régimen era el preludio para comprender las causas de la Revolución, escudriñar mejor el presente y sugerir remedios para evitar hacia el futuro una repetición de las conmociones que a su manera de ver tanto daño habían hecho a Francia. Es cierto que esta obra de Tocqueville no propone una teoría general del cambio político. No obstante, considero que en el libro sí se presentan los lineamientos generales de una teoría de la revolución y de la contra-revolución, entendida esta última a modo de medicina preventiva contra lo que el autor en ocasiones denomina el "virus" revolucionario.Tocqueville enuncia tres propósitos principales de su investigación. En primer lugar, explicar por qué la revolución, un proceso que de un modo u otro maduraba en toda Europa, sólo estalló en Francia y no en otra parte. En segundo término, qué hizo que un proceso sustentado presuntamente en un ideal de libertad degeneró en terror y despotismo. Finalmente, Tocqueville confiesa que al estudiar el Antiguo Régimen nunca perdió de vista el presente: "No sólo he querido ver ante qué mal sucumbió el enfermo, sino también cómo habría podido evitar la muerte". Manuel Godoy visto por Tocqueville.- Manuel Godoy Alvarez de Faria, duque de Sueca y Alcudia, generalísimo de los ejércitos (el primero de nuestra historia, es muy poco conocido este dato entre la población) y príncipe de la paz. Nacido en 1767 en el seno de una familia hidalga en Badajoz, y entró en el servicio de los guardias de corps en 1784. Una caída del caballo acaecida en noviembre de 1788 cuando servía como escolta de Carlos y María Luisa, los príncipes de Asturias, hizo que éstos se interesaran por el joven cadete. Ya como reyes, Carlos IV y María Luisa (cuya influencia sobre su esposo y sus ya tempranos manejos en la política nacional fueron ya puestos de relieve, entre otros, por Jovellanos en varios textos inéditos que han sido objeto de reciente publicación en el tomo XII de sus Obras completas) no olvidaron al joven "Manuel", a quien colmarían no sólo de honores, sino de cargos. En noviembre de 1792, y ante la crisis de los partidos tradicionales (el "aragonés" o nobiliario y el "golilla") los reyes se inclinaron hacia el joven guardia de corps como persona que sustituiría al conde de Aranda en la Secretaría de Estado, con la difícil tarea de frenar el contagio revolucionario francés a la vez que realizar lo posible y lo imposible para salvar la vida del desdichado monarca galo Luis XVI. Cuando los revolucionarios guillotinan al rey francés, España se ve obligada a declarar la guerra a Francia, que tras unos prometedores inicios favorables a España, finaliza de forma desastrosa con la paz de Basilea, momento en el cual se le concede el inusual título de príncipe de la Paz (el principado era un título que se reservaba de forma exclusiva para el heredero al trono; incluso los restantes hijos del monarca recibían el título de "infantes", como los infantes don Carlos y don Francisco de Paula, por ejemplo). Desde ese momento Godoy, cuya fortuna y poder estaba inexcusablemente ligada a los monarcas, intentó con diversa suerte prolongar en el interior las líneas básicas del despotismo ilustrado vigentes en la época de Carlos III, pero ni tenía la experiencia ni la capacidad de los ministros carloterceristas. En 1798 abandona la Secretaría de Estado, pero en 1800, tras un breve periodo de alejamiento del poder, retoma éste sin otro cargo que el de generalísimo de los ejércitos; en otras palabras, que frente al gobierno "oficial" del reino se encontraba el gobierno "real" formado por el que la reina María Luisa denominó algo imprudentemente en una de sus cartas "la trinidad en la tierra", léase, los monarcas y su sempiterno "Manuel". Es de sobra conocida la historia de los recelos y odios que el todopoderoso favorito real (a quien el pueblo conocía por el mote de "el choricero") se granjeó en el seno de la propia familia real (en concreto del príncipe Fernando) y en un amplio núcleo de la alta nobleza. Godoy logró salir vencedor en el primer round al descubrir las tramas del príncipe Fernando en lo que se conoció como "la conjura de El Escorial", que estalló en octubre de 1807 y donde Fernando, cobardemente, se arrepintió ante sus padres delatando a sus compañeros de fechorías. No obstante tan sólo cinco meses más tarde los derrotados en El Escorial salieron vencedores en Aranjuez, donde unos amotinados liderados por el conde de Montijo (bajo el disfraz de "Tío Pedro") iniciaron el movimiento que privó a Godoy del poder y a Carlos IV de la corona. Los acontecimientos posteriores son de sobra conocidos. Godoy acompañó en su exilio a los reyes Carlos IV y María Luisa, a quienes acompañó hasta el fallecimiento de ambos en 1819 (María Luisa designó heredero universal a Godoy, pero el testamento fue impugnado por Carlos IV, quien fallecería tan sólo unas semanas después que su esposa). Godoy jamás regresó a España pese a que en 1847 Isabel II le devolvió todos sus títulos y honores, salvo el de príncipe de la paz. La tradicional imagen negativa de Godoy, en tonos muy negros, se ha visto últimamente algo más iluminada sobre todo a partir de los años cincuenta del siglo pasado, cuando la Biblioteca de Autores Españoles publicó las Memorias del Principe de la Paz con un luminoso estudio preliminar de Carlos Seco Serrano, estudio que veinte años más tarde, en 1978, sería objeto de publicación autónoma con el título de Godoy: el hombre y el político. En dicho ensayo el profesor Seco Serrano salía al paso de la interpretación tradicional que atribuía el ascenso de Godoy a sus amores con la reina María Luisa, y aceptando como válida la que el propio interesado ofrecía en sus memorias: ante la crisis de los partidos tradicionales carloterceristas, los monarcas Carlos IV y María Luisa optaron por una tercera vía, la de elegir a un personaje cuya suerte estuviese ligada a la de los monarcas; sin llegar a rechazar del todo los amores de Godoy y la soberana (aunque los limita en el tiempo poniéndoles punto final en 1797) el profesor Seco Serrano rechaza las interpretaciones del "erotómano" Villaurrutia, historiador decimonónico que solía reducir las interpretaciones de la historia a ocultos secretos de alcoba. Hace tan solo un par de años fueron reeditadas las Memorias del Príncipe de la Paz, ya casi imposibles de encontrar ni aún en tiendas de antiguo, gracias a Emilio La Parra (a quien, por cierto, tuve el honor de conocer en Gijón hace tres años en un curso de verano sobre Asturias en los orígenes del constitucionalismo español), autor de uno de los más luminosos estudios sobre la figura del favorito, Manuel Godoy, la aventura del poder. Bien es cierto que apareció una versión abreviada de las Memorias con un estudio introductorio de Carlos Rúspoli (que une a su condición de historiador la de descendiente del autor de las memorias). Por cierto, que a la hora de abordar el clima de enfrentamiento existente en los últimos años del reinado de Carlos III entre el partido "golilla" (liderado por José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca, e integrado por miembros ennoblecidos por el monarca en base única y exclusivamente a sus méritos) y el partido "aragonés" o nobiliario (encabezado por Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, e integrado por miembros de la nobleza tradicional o de sangre), el profesor La Parra lo describe magistralmente con estas líneas: "La pugna aludida no pasaba de ser un enfrentamiento ´cortesano, sin conexión alguna con las inquietudes populares, desarrollado dentro de los límites del orden establecido sin objetarlo, y de acuerdo con los procedimientos habituales en una monarquía de antiguo cuño como la española. Todo transcurría en el plano ´de arriba`( el integrado por el rey, su corte y los nobles y funcionarios poderosos), pues en este sistema nada contaban los de ´abajo`, las masas, como se dirá más tarde". ¿Acaso tal situación no nos es extraordinariamente familiar? Godoy en el contexto de la Revolución Francesa.- Mariano Luis de Urquijo, en nombre de Carlos IV de España, y Louis Alexandre Berthier, en representación de la república de Francia, ajustaron un acuerdo preliminar el 1 de octubre de 1800 (9 de vendimiario del año IX, según el calendario republicano francés) en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. La república francesa pondría a disposición del duque de Parma Fernando I de Borbón-Parma, un territorio de nueva creación en la península italiana, sobre el que tendría consideración de rey (no estaba especificado qué territorio, aunque se sugería la posibilidad de que fuera Toscana o las Legaciones de Ferrara, Bolonia y Romaña). Un mes después de la toma de posesión del infante, España haría entrega a Francia de 6 navíos de guerra de 74 cañones cada uno. 6 meses después, España entregaría a Francia la colonia de Luisiana, bajo soberanía española desde 1763 por el tratado de París. El acuerdo sería llevado en el más estricto secreto, hasta el punto de que el propio Manuel Godoy, favorito de Carlos IV, no tuvo conocimiento de él hasta un mes después de su ratificación por el rey. Este acuerdo sería conocido posteriormente como tercer tratado de San Ildefonso, para distinguirlo de los firmados en 1777 y 1796. Auge y caída de Manuel Godoy en el contexto de la Revolución Francesa.- Manuel Godoy Álvarez de Faria (1767-1851), político español, primer ministro durrante el reinado de Carlos IV de España. Nació en la localidad pacense de Castuera, el 12 de mayo de 1767. En los cuatro primeros años del reinado ascendió de cadete en el Cuerpo de la Guardia Real aconsejero de Estado, y se le concedió el título de duque de Alcudia. Su nombramientocomo primer ministro en sustitución del conde de Aranda, en noviembre de 1792,estuvo determinado por la necesidad de contar con una persona desvinculada de laadministración anterior y capaz de iniciar una política hostil con Francia, sobre tododespués de la ejecución de Luis XVI en enero de 1793. En julio de 1795, firmó conFrancia la Paz de Basilea, que puso fin a la guerra de la Convención (1793-1975); por ello recibió el título de Príncipe de la Paz. A partir de entonces, la política exterior española quedó vinculada a los intereses franceses: por el Tratado de San Ildefonso(agosto de 1796), el Directorio francés dispuso de la flota española para luchar contraGran Bretaña. La consecuencia más dramática fue la derrota de la Armada española enel cabo de San Vicente (1797) y el desastre de Trafalgar (1805).Después de quedar apartado momentáneamente del poder (1798-1801), Godoy regresóal gobierno con título de generalísimo, coincidiendo con la victoria sobre Portugal en laguerra de las Naranjas. Siguiendo las pautas marcadas por Napoleón, firmó la Paz deAmiens (marzo de 1802), por el que España obtuvo de Gran Bretaña la isla de Menorcaa cambio de Trinidad. La oposición favorable al príncipe Fernando (futuro FernandoVII) preparó una conspiración (proceso de El Escorial de 1807), aunque la definitivacaída de Godoy se produjo a raíz del motín de Aranjuez, el 18 de marzo de 1808.Después, acompañó a los reyes en su exilio y murió, en 1851, en París. REPERCUSIÓN DE MANUEL GODOY EN ESPAÑA Y EUROPA.Manuel Godoy no sólo fue una gran figura dentro del ámbito nacional, sino que tambiéntuvo una importante colaboración y repercusión en todo el continente europeo, por diversos motivos que enseguida pasaremos a destacar.El 15 de noviembrede1792, ocho años después de su ingreso en la Guardia de Corps, Manuel Godoy fue elevado al cargoPrimer Ministroo Ministro Universal, por elnuevo soberanoCarlos IV, quien desde que subió al trono en1788no había cesado de llenarle de honores: cadete, ayudante general de la Guardia de Corps, brigadier,mariscal de campo y sargento mayor de la Guardia.Los acontecimientos que tienen lugar durante el período de Primer Ministro de Godoyson los siguientes:•Sulabor política dentro del ámbito nacional:cabe destacar que reanudó las políticas reformistas, redujo los monopolios gremiales, apoyó la ley agraria,suprimió algunos impuestos, liberalizó los precios de las manufacturas e inclusoen1797reunió un gobierno integrado por lo más granado de laIlustración española, la mayoría del cual ya había desempeñado puestos relevantes conCarlos III.Gaspar Melchor de Jovellanosse convirtió en Secretario de Justicia. Francisco de Saavedrase hizo cargo de la Hacienda.Francisco Cabarrús,uno de los creadores del Banco de San Carlos, fue enviado como embajador aParís. Los escritores y políticosJuan Meléndez ValdésyMariano Luis de Urquijo ocuparon también puestos importantes. No es más que un episodio de latremenda fractura ideológica que la revolución francesa y las guerrasnapoleónicas producirían en la sociedad española. La Guerra de la Convención, también llamada guerra de los Pirineos y guerra del Rosellón, fue un conflicto que enfrentó entre 1793 y 1795 a España y la Francia revolucionaria (durante el periodo de existencia de la Convención Nacional), en el marco de las guerras de Coalición.Tras la ejecución de Luis XVI (21 de enero de 1793), el secretario de Estadoespañol Manuel Godoy firmó con Gran Bretaña una alianza antifrancesa (1795).Al principio, aunque la República se movilizó primero y el 7 de marzo rompiólas hostilidades, las tropas españolas llevaron la iniciativa. El general españolAntonio Ricardos invadió el Rosellón, mientras que una flota angloespañolaoperaba en Tolón en ayuda de los realistas. Sin embargo, una leva masiva enFrancia logró cambiar el signo de la contienda. Durante las campañas de 1794 y1795 los republicanos penetraron en Cataluña, el País Vasco y Navarra, yllegaron a ocupar Miranda de Ebro. Ante el peligro, Godoy se vio obligado afirmar la Paz de Basilea (1795) sin contar con sus aliados, una paz en la queEspaña cedió a Francia su parte de la isla deSanto Domingoy ciertas ventajaseconómicas a cambio de la retirada francesa de los territorios peninsularesconquistados. Por ello fue investido como Príncipe de la Paz , además de recibir cuatro grandezas de España, siete grandes cruces de Carlos III, diez banderas deMaría Luisa y otros muchos premios.•Guerra con Inglaterra.Tras lo sucedido Godoy olvidó la enemistad conFranciay se alió con ella mediante el primer Tratado de San Idelfonso el18 deagostode1796, sin embargo el favorito temió que el rearme inglés se utilizara contra los territorios hispanos de ultramar, debido al disgusto que provocó aInglaterra la firma en Madrid de laPaz de Basilea, sin una previa consulta alantiguo aliado. Finalmente, aunque la derrota de la escuadra española junto alcabo de San Vicente(14 de febrerode1797) y la conquista inglesa de laisla Trinidadfue compensada por la defensa deCádiz, Puerto RicoyTenerife, las intrigas contra el favorito, atizadas por el propio Directorio, que abriónegociaciones de paz conInglaterrasin contar con España, dieron su fruto, yGodoy tuvo que retirarse como primer secretario de Despacho (28 de marzode1798).Posteriormente y aunque el cargo de primer secretario lo ocupó su primo político PedroCevallos, en1801volvió a ser de nuevo la figura preeminente. En este nuevo período enla vida de Godoy caben destacar:•Guerra de las Naranjas: (por el ramo de dicha fruta que ofreció Godoy a lareina, duró del16 de mayoal6 de juniode1801, supuso la cima de la gloria del valido), denominación por la que es conocida la breve contienda entre España yPortugal que tuvo lugar, en la zona meridional del territorio de este último país,en 1801. Debido a la alianza mantenida con el emperador francés Napoleón IBonaparte, derivada de los acuerdos vinculados al Tratado de San Ildefonsofirmado en octubre de 1800, la diplomacia española se había comprometido aconseguir que Portugal abandonara su tradicional amistad con Gran Bretaña.Pero el fracaso diplomático planteó acciones más contundentes y, el 27 defebrero del año siguiente, el gobierno español declaró la guerra al rei. En mayo de 1801, bajo el mando de la principal figura del gabinete, ManuelGodoy, las tropas españolas tomaron varias plazas fronterizas y ocuparon laregión del Alentejo. El regente portugués Juan VI se apresuró entonces anegociar de modo que, el 6 de junio de ese mismo año, la Paz de Badajoz pusofin al conflicto. Portugal se comprometió a cerrar sus puertos a los buques británicos y aceptó la soberanía española sobre Olivenza. Por su parte, el reyespañol Carlos IV garantizó la soberanía de los territorios portuguesesultramarinos.•Motín de Aranjuez: la caída de Godoy. Conjura aristocrática españolamanifestada en forma de movimientos populares violentos que tuvieron lugar desde la noche del 17 al 19 de marzo de 1808 en el Real Sitio de Aranjuez (conréplica en Madrid). Amparados en la situación internacional, en el clima deinquietud provocado por la invasión francesa, y alentados por rumores quealudían a la marcha de la corte a Andalucía (quizá a las Indias), los conjuradosasaltaron el palacio del favorito y principal figura del gobierno, Manuel Godoy,al que se hacía responsable de todo, y a punto estuvieron de lincharle. Fraguadotodo al calor del príncipe de Asturias -el futuro rey Fernando VII-,impaciente por reinar, el 19 de marzo Carlos IV tuvo que abdicar en su beneficio. En toda España se celebró la caída de Godoy y la exaltación delnuevo monarca.VISIÓN DE LAFIGURA DE GODOY :Pese a la labor hecha por Godoy alo largo de su relevante papel en España han surgido diversas opiniones y bandosclaramente opuestos, los que critican la actitud de Godoy y los que intentan limpiar suimagen. •Críticos: muchas de las personas que trataban de desprestigiar al "príncipe de la paz" lo presentan como un coplero, una especie de bardo o trovador queconquistó el favor de una corte muelle con indignos manejos y serviles bajezas.achacándole los desastres de la guerra con la Francia de 1793 a 1795, y los de la posterior con la Inglaterra en los años siguientes. Designado por Napoleón parauna especie de trono improvisado sobre las ruinas del Portugal, le ofrecieron asus lectores como habiendo tenido gran parte en el viaje de Bayona y en la realabdicación forzada de la familia real de España. Se le achacó la voz pública proyectos de más temeraria ambición; se dijo que había aspirado al tronoespañol, y que para ello había malquistado, educado mal y aun calumniado al príncipe heredero, Fernando VII después, que entonces era el objeto de losdeseos de la nación.Otro de los rumores y lahistoriografía tradicionallo atribuía al favor de lareinaMaría Luisay a su presunta relación amorosa: belleza e inteligencia fueronlas virtudes que la soberana apreció en su protegido, y la idea que llegó aforjarse del talento político de Godoy logró infundírsela también a su esposo. Susupuesta aventura con la reina contribuyó al desprestigio de la monarquía, comodemuestran estascoplillasque circulaban en aquella época:Mi puesto de Almiranteme lo dio Luisa Tonante, Ajipedobes la doy,considerad donde estoy.[...]Tengo con ella un enredo, soy yo más que Mazarredo.[...]Y siendo yo el que gobiernatodo va por la entrepiernaEn definitiva para los críticos, Godoy no era más que un hombre ambicioso y "trepa"que únicamente utilizaba su "amistad" con la reina María Luisa para alcanzar su másaltos propósitos. Un camelador y adulador que sabía manipular muy bien a la altaaristocracia a su favor.•Sin embargo hay otra visión máscondescendientecon Godoy: un sector de lahistoriografía moderna, pese a que reconoce como verosímil la aventura de lareina con Godoy, la considera en un papel secundario. Opina que la rápidaascensión de Godoy fue impulsada por las repercusiones que larevoluciónfrancesay su giro cada vez más radical tuvieron en la península. Ante losacontecimientos que obligaron a renunciar al trono aLuis XVI, el ministroFloridablancaadoptó una actitud vacilante, sin atreverse a intervenir, al tiempoque intentó mantener a salvo el país de la ideología revolucionaria (1789-1791). Fracasada esta política,Arandatomó el poder; pero, debido a su ideología ilustrada, no supo mejorar la delicada situación de la monarquía deCarlos IV, ni la del rey francés, en la cual ya se había proclamado una república.Ante estos acontecimientos, el rey llamó a gobernar a Godoy, un hombre libre delas influencias y relaciones con Floridablanca o con el partido aragonés deAranda.Además, En susMemorias, el favorito protesta contra los que atribuyeron algalanteo y a las tonadas las preferencias de los reyes:"En mi vida entendí de guitarra, ni de cantar, ni podía acudir a esas habilidades, que no tenía, para sostenerme en la corte. Yo diré pocas cosas sobre esto, y observaré el decoroque requiere su memoria, como conviene entre españoles" . No puede negarsenobleza de intención en dichas palabras.Por otra parte, también se llegó a afirmar que Godoy no fue tampoco "unrevolucionario, como lo fueron los franceses más avanzados de su época, ni unliberal, como los diputados de las Cortes de Cádiz, entre quienes tambiéndestacaron, por su actividad, ciertos extremeños. Político característico de su época -el tiempo de la Ilustración-, Godoy"consideró perentorio introducir muchas reformas en la monarquía, con el fin primordial de evitar su desaparición, pues las grandes turbulencias políticas provocadas por la Revolución Francesa daban pábulo a cualquier eventualidad".Intentó, igualmente, "fortalecer la corona española y garantizarle un lugar honroso en el panorama mundial". El Príncipe de la Paz fue, en fin, un hombrede su tiempo, limitado como tal por unas condiciones muy concretas que elhombre de nuestros días interesado por el pasado histórico debe conocer.El doctor Carlos Secoofrece quizás una de las versiones más desapasionadas ycompletas del origen de la privanza del favorito. Admite la posibilidad de amorescon María Luisa, pero les da una importancia secundaria. El origen del fervor deambos soberanos -no sólo de la reina- habría que encontrarlo en la búsqueda,cuando eranpríncipes de Asturias,de alguien que se lo debiera todo a ellos, paracontraponerlo a los omnipotentes ministros deCarlos III,con quienes nosimpatizaban. Y así podríamos encontrar muchos más documentos que tratan derehabilitar la imagen de Godoy. Conclusión.- Como se vino diciendo a lo largo de todo el trabajo Manuel Godoy ha sido un personaje muy controvertido y que siempre ha generado mucha polémica. Sinembargo no me parece del todo justo que se critique la figura de Godoy por intentar conseguir el poder con sus "técnicas particulares" (seducción, labia, peloteo...), pues todos en cierta medida utilizamos diversos mecanismos paralograr nuestros objetivos en la vida. Es de esa manera que considero másoportuno criticar o alabar su labor como político.En ese sentido podemos decir que su labor no fue lo que se dice brillante puesllevó a la nación a diversas guerras y todas ellas de una gran magnitud,simplemente por ser un individuo ambicioso y codicioso. En ese aspecto sí eslícito criticarlo y despreciarlo, aunque tampoco podemos olvidar importantesiniciativas que llevó a cabo como por ejemplo: reanudó las políticas reformistas,redujo los monopolios gremiales, apoyó la ley agraria, suprimió algunosimpuestos, liberalizó los precios de las manufacturas, entre otros.En conclusiónManuel Godoy fue un personaje que como todos, tuvo defectos y virtudes, y endefinitiva fue un personaje que aportó muchas ventajas a la nación a la nación ala vez que contribuyó a su propia caída.
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