El conejo de Alicia - Tercer Acto (A García) TEATRO.
Publicado en Sep 05, 2012
ACTO TERCERO
El mismo escenario. Mamen.- Pues viéndole ahí, bien atado, a la pata de la mesa... hasta parece más interesante. Mamen baja de su litera y da vueltas alrededor de la mesa en donde está atado el conejo a una de sus patas. Rosa.- Si tú dices que es interesante viéndole atado... Elisa.- A mí me parece más interesante que dé patadas a la palangana antes de que me las dé a mi. Rosa.- ¿Que os parece si lo levantamos del suelo y lo metemos en una de nuestras literas para que se sienta como en su casa? Elisa.- ¡Es que piensas que lo vamos a tener aquí para siempre! ¡Si tiene ya 147 años y está así de sano imagínate el tiempo que tendríamos que soportarlo como compañero de piso! Rosa.- ¡No exageres, mujer! Elisa.- ¿Exagerar yo? ¿Si le da por cumplir un milenio de vida más quién lo va a cuidar mil años seguidos? Yo desde luego que no. Bastante le tuve ya en brazos... Rosa.- Sería un detalle muy bonito si lo hicieses. Elisa.- Si fuesen rosas rojas por supuesto que sí... pero... ¡a ese pesado en brazos durante mil años me parece ya demasiado! Rosa.- ¿Y qué hacemos entonces con él? Elisa.- Nada. Rosa.- No digas tonterías. Hacer nada es imposible porque tenemos siempre que hacer algo mientras estamos vivas. Elisa.- ¡Pues conmigo no contéis! ¡Me he pasado todo el desayuno pensando una solución! Rosa.- ¿Y no has podido encontrar ninguna? Yo me he pasado todo el desayuno sin pensar en nada. Elisa.- ¡Siempre me toca a mí pensar cuando se le bloquea la mente a Mamen! Rosa.- ¡Con Mamen ya no podemos contar! ¡Está como ida contemplando al Conejo de Alicia! Elisa.- ¡Claro! ¡Como se le han fundido las pilas del cerebro se ha quedado sin inteligencia! Rosa.- ¡A lo mejor es que mirando tan fijamente al conejo se acuerda todavía de su ya ex novio Pedro! Elisa.- La verdad es que si miras de frente al dichoso conejo pues... Rosa.- ¿Qué has descubierto, Elisa? Elisa.- ¡Que es clavado pero que clavado a Pedro! Rosa.- ¡No! ¡Pedro no tiene esa mirada tan inteligente! Elisa.- ¡Es cierto! ¡Este conejo blanco parece mucho más inteligente que ese niño de papá que nos ha inundado la casa de tebeos infantiles! Rosa.- Y eso que se autodenomina proletario de izquierdas. Elisa.- Será que sueña con banderas rojas. Supongo. Rosa.- Suponiendo que sepa lo que significan. Elisa.- ¿Qué significan las banderas rojas? Rosa.- ¡No sé ni qué significan las banderas blancas así que a mí no me preguntes los que significan las banderas rojas, ni las banderas azules, ni las banderas de color crema con chocolate, porque no tengo ni idea! Elisa.- Hablando de banderas... ¿que habrá sido de Banderas? Rosa.- ¿Te refieres a Antonio? Elisa.- ¡Que va! ¡Ese tal Antonio está ya más pasado que las pasas de Borges! Rosa.- ¿Pero si Borges no escribió nada de banderas? Elisa.- ¡Oye, Rosa, que no soy tan inculta todavía aunque a este paso no sé cómo voy a terminar con este dichoso asunto!. Rosa.- ¡Quien escribió Tirano Banderas fue Don Ramón! Elisa,- ¿No me digas que ese del quinto izquierda sabe escribir? Rosa.- Pues si no es es ese... ¿quién escribió Tirano Banderas? Elisa.- ¡Antonio tampoco tiene ni idea de escribir, así que Antonio no ha sido! Rosa.- ¡Si es que estamos rodeadas de incultos por todas partes menos por una... y el problema es que esa parte es este dichoso conejo blanco! Elisa.- ¿Puedes volver a buscar algo que nos sirva para eliminarlo de nuestra vista para siempre? Rosa.- ¡Si encontrara el mata ratas quizás sería buena solución! ¿Pero dónde diantres estará el mata ratas? Elisa.- Podemos pedir ayuda a Roberto... el hijo de la portera... Rosa.- ¡Ni hablar! ¡Está muy cachas pero es mucho más cotilla que su madre! Y si se entera de que el Conejo de Alicia está con nosotras es capaz de llamar al Cuerpo de Bomberos! Elisa.- La verdad es que buen cuerpo sí que tiene Roberto... Rosa.- Pero todo lo que tiene de cuerpo lo tiene de acémila. Elisa.- ¿Qué quiere decir acémila? Rosa.- ¡Mula, mulo, asno, caballería, burro, borrico, bruto, zoquete, torpe, cuadrúpedo, macho y otra vez mula! Elisa.- ¿Cómo sabes tanto de hombres? Rosa.- ¡Porque soy una mujer como Dios manda! Elisa.- Calla... calla un momento que parece que Mamen está volviendo del trance... Mamen habla como si estuviera en otro mundo. Mamen.- ¡Estimadas venusianas todas! ¡Este conejo blanco pertenece a Lewis Carroll y hay que devolvérselo a Lewis Carroll antes de que nuestro planeta se salga de su órbita y nos tengamos todas que ir a vivir a Plutón! Elisa.- Oye Rosa... ¿qué le sucede a Mamen?... ¡parece que ha hecho un viaje astral! Mamen queda otra vez en silencio y concentrada en mirar fijamente a los ojos del conejo blanco. Elisa.- ¡Me parece que la está hipnotizando! Mamen sigue sin hacer caso a nada ni a nadie porque está concentrada ciento por ciento en mirar fijamente a los ojos del conejo blanco. Rosa.- ¡¡¡Hola, Mamen!!! Mamen.- ¿Qué? Rosa.- ¡¡¡Hola, Mamen!!! Mamen.- ¿Cuándo? Elisa.- ¡¡¡Hola, Mamen!! Mamen.- ¿Dónde? Rosa.- Ni siente ni padece. Elisa.- ¡Qué castigo nos ha caído con esta intelectual! Mamen.- ¿Cómo? Rosa.- Parece como si estuviese en la clase de Redacción Periodística. Elisa.- Si que parece eso... Mamen.- ¿Por qué? Elisa.- Si no lo veo no lo creo. Rosa.- Pues yo al revés como siempre... si no lo creo no lo veo. Mamen.- ¿Podéis dejarme tranquila? ¿No veis que le estoy interrogando? Elisa.- ¿Será por eso por lo que habla con interrogaciones? Rosa.- Seguro que sí porque si no es por eso... ni lo veo ni lo creo ni lo creo ni lo veo. Mamen.- ¡¡¡Claro que es por eso!!! Elisa.- ¡Atiza! ¡Ahora chilla con admiraciones! Rosa.- ¡Es cierto! ¡Se parece a Montserrat Caballé en peno do de pecho operístico! Mamen.- Que me dejéis operar, por favor... Elisa.- ¡Arrea! ¡Quiere operar al conejo blanco! Rosa.- Me parece que está trastornada del todo. ¿Cómo se le ocurre ahora operar al Conejo de Alicia? Elisa.- ¡Como se le ocurra extirparle los riñones nos cargamos de verdad al conejo y entonces los ingleses si que se van a enfadar del todo! Rosa.- A lo mejor lo que le quiere operar son las orejas Elisa.- Pues entonces si que vamos a tener que esperar... ¡porque este conejo tiene orejas más bien de elefante! ¿Tendrá elefantisis el Conejo de Alicia? Mamen.- Que no... que quiero hacer una operación de memoria. Elisa.- ¡Como le dejes sin cerebro se acabó nuestra tranquilidad! Rosa.- ¡Eso se soluciona diciendo a los ingleses que se ha quedado sin recuerdos y por eso no habla! Elisa.- Pero... ¿como se va a quedar sin recuerdos si tiene 147 años de edad? Rosa.- ¡Pues le decimos a los ingleses que está en meditación trascendental y por eso no habla! Elisa.- Eso sería si fuese un conejo tibetano. Mamen.- Pues esto, la verdad, parece un rollo tibetano... pero tibetano completo... Elisa.- ¡Ya tengo la solución! ¡Se lo regalamos al Dalai Lama y que lo críe en la Gran Pagoda! Rosa.- ¿Y si nos estamos confundiendo y en lugar de tibetano es nepalés? ¡Menudo conflicto internacional podemos liar! Elisa.- Pero lío de los de verdad y no como esas chapuzas que hacía el ex ya novio de Mamen cuando nos venía a arreglar el sistema de las tuberías y... Mamen.- ¡Que hagáis el favor de no recordarme más veces a Pedro que me entra el hipo! Rosa.- Eso te pasa por estudiar tanto las hipotenusas de los triángulos, Mamen. Elisa.- ¿Queréis saber cómo arreglo yo este asunto de una vez por todas? Mamen sigue mirando fijamente a los ojos del conejo blanco. Elisa.- ¡Cantando! ¡Para que los vecinos se quejen y venga la Policía de Lavapiés sin tener que llamarles nosotras por teléfono! Mamen.- ¿Cantando? Rosa.- ¿Cómo hacemos cuando estamos en la iglesia en la hora de las alabanzas? Elisa.- Si... ¡pero mucho más alto! Mamen.- ¿Cómo hacen los verdaderos cristianos de Alabama? Elisa.- ¡Exacto! ¡Como si fuesen ministrels a todo volumen pero en español! Rosa.- ¡Eso sería una solución preciosa y definitiva! Elisa.- ¿Creeéis que es una buena idea? Mamen.- Por supuesto que sí... mientras no encuentre yo otra mejor todavía.... Elisa.- ¡Tened en cuenta que avisando los vecinos a la Policía de Lavapiés nos ahorraríamos nosotras la llmada y reduciríamos los gastos de teléfono! Rosa.- ¡Pues me parece una gran idea! ¡Así nos libramos del conejo y la Telefónica deja de enviarnos facturas tan altas... porque menudas cuentas nos cargan en nuestra cuenta corriente... que hasta da la sensación de que hablamos todos los meses con todo el mundo entero! Mamen.- Me parece muy buena idea... de momento... Rosa.- ¡Y así aprenden algo los vecinos de cómo se debe cantar un ministrel cristiano pero en español! Elisa.- ¿Cómo dijiste? Rosa.- ¡Quiero decir que cantando bien alto mejor se entienden las personas y Dios escucha mejor! Mamen.- Tened cuidado y hablad bajito que me parece que está escuchando nuestra conversación la vieja del Bajo C... que ya sabéis que hasta se pone un vaso en la oreja izquierda para escuchar mejor al otro lado de la pared. Rosa.- ¿Y si la dejamos que venga a protestar y le endilgamos el conejo a ella en el momento en que se descuide y deje la cesta de los huevos en el suelo, quitándole los huevos y metiendo al conejo en la cesta porque es muy cegata por cierto y no se va a dar ni cuenta mientras nosotras terminamos el desayuno comiendo cada una un buen par de huevos frescos? Mamen.- ¡Es cierto! ¡Buena idea de momento! Lo que no sé yo es que fea costumbre tiene en llevar todo el santo día una cesta llena de huevos. Mamen vuelve a concetrarse en mirar fijamente a los ojos del conejo blanco. Elisa.- ¿Quieres que te ayudemos, Mamen? Rosa.- ¡Eso! ¡Todas contra uno y uno contra todas! ¡Esto ya parece una aventura de Los Tres Mosqueteros y El Conejo de la Suerte! Elisa.- ¡Pues a ver si tenemos suerte con el conejo y viene alguien a reclamarlo... porque a alguien se le ha debido de perder... y el pobre pues no teniendo hogar disponible se coló anoche por la ventana... y eso es por culpa de tener que vivir en un Bajo D... y... Mamen.- Calla un momento que estoy sintiendo buenas vibraciones... Rosa.- ¡Castañas! Mamen está totalmente concentrada. Mamen.- No me distraigáis ahora. Las pocas castañas que nos ha dejado mi ya ex novio Pedro debajo del sofá tienen mas pelusas que si fuesen castañas de peluche... y además están más secas que Rioseco. Rosa.- ¿Quién es Rioseco? Mamen.- Uno que conozco en la Facultad que cuando se ríe parece que tiene la tos del abuelito de la Familia Cebolleta y por eso le he puesto de mote Rioseco. Elisa.- ¿El Abuelo Cebolleta? ¿Es que ese tipo de la Facultad que conoces es acaso más viejo que Matusalén? Rosa.- Pues debe ser eso... Elisa.- O es un joven pasado de rosca... Mamen.- Es un joven pasado de rosca y por eso no se come ni una rosca. Elisa.- ¿Y si le invitamos a casa a ver si se ríe con nuestro conejo blanco? Mamen.- ¡Esa terapia no entra en mis planes de momento! Mamen vuelve a su tarea de mirar fijamente a los ojos del Conejo de Alicia. Rosa.- Pues me parece una diea genial... proque mientras se ríe podemos hacer que nos diga donde vive haciéndole cree que ya se ha comido una rosca con cualquiera de nostras tres y le enviamos el conejo como regalo de Navidad por paquete postal a través del DHL. Elisa.- Está bien pensado siempre que la rosca que se cree que se ha comido no sea yo. Rosa.- Pero puede ser Mamen que es la que dice que liga más de nosotras tres aunque ya ves lo que pasó con Pedro... Mamen.- ¡Nada de nostalgias ahora porque ninguna de nosotras tres es gallega y las gallegas se ponen muy nostágicas porque leen mucho a Rosalía de Castro pero nosotras somos madrileñas huidas de nuestras casas paternas y maternas y por supuesto que encuentro yo otra solución mejor porque lo que es yo no me ofrezco como víctima para hacerle creer a ese jovencito que no se come una rosca que me ha comido el coco y que ya me tiene en su bote! Rosa.- ¿En su bote? Mamen.- ¡Pues sí! ¡He dicho en su bote porque los demás chavales del aula le llaman el tonto del bote y por algo será, digo yo! Cuando le miro es como Woody Allen pero en más tonto todavía! Elisa.- Si te sirve de consuelo te puedo contar lo que me sucedió con Avelino... Mamen.- ¿Pero no se llamaba Florentino? Rosa.- Avelino o Florentino da lo mismo. ¡Cuenta, cuenta! Mamen.- No. Que no lo cuente proque es un rollo filosófico porque no pasó de amor platónico. Rosa.- Pero es que tengo hambre y un buen plato de rollitos de primavera me vendría pero que muy bien. Mamen.- Pero no fue un rollito de primavera sino un rollito de otoño... o sea... de a principios de curso... Rosa.- ¡Pues vaya mal gusto eso de ligar en otoño cuando las hojas de los árboles se caen y el paisaje se vuelve triste! Mamen.- ¡Tú es que no entiendes mucho de estas cosas! Rosa.- ¡Claro! Como no soy tan intelectual como tú... sólo me conformo con los chavales del arroyo... Mamen.- ¿No me digas que te está entrando ahora la conciencia social del lumen proletarido? ¡Eso me confirma que salías con Pedro a escondidas cuando mi Pedro era mi Pedro y no mi ex novio como es ahora! Mamen se vuelve a concentrar en mirar a los ojos al conejo blanco. Mamen.- Y ahora olvidáos de que he nacido porque quiero retrotraerme. Elisa.- ¿Qué vas a traer al piso a alguno de esos que son retrógrados perdidos? Rosa.- Esta Mamen ya no sabe qué hacer con tal de hacer el ridículo. Elisa.- ¡¡En este piso no entra ningún retrógrado mientras yo esté viva y me queda cuerda para mucho rato antes de irme al otro barrio!! Mamen.- Si quieres irte al otro barrio, al de las niñas cocacolas y todo eso pues vete... pero deja de morderte las uñas que no me dejas retrotraerme. Elisa.- ¿Pero que es eso de retrotraerse? Mamen no responde porque está muy ocupada en mirar a los ojos al conejo blanco. Elisa.- Me duele la cabeza de tanto ver cómo te retraes o te retrasas y a ver si te das prisa en encontrar la solución porque nos vamos a retrotraer las tres demasiado tiempo y vamos a ser como tres neonatas o como se diga. Rosa.- Yo creo que debe ser algo así como una terapia... Mamen.- Nada de terapia ni de gaitas gallegas. Eso queda para las nostálgicas. ¡Lo que estoy haciendo es intentar recordar de qué conozco yo a este bicho! Elisa.- ¡¡¡Un bicho!!! ¡¡¡Ahora resulta que el Conejo de Alicia es un bicho!!! Mamen vuelve a mirar a los ojos del conejo... Mamen.- ¿Pero qué bicho te ha picado ahora? Era solamente una metáfora. Elisa.- Pues la próxima vez que digas una metáfora sobre un conejo blanco di por ejemplo al alba al alba amor mío al alba como canta el vejestorio de la buhardilla que se las da de cantautor y pintor y no sé de cuántas artes más. Mamen.- Reconozco que no ha sido una buena metáfora esa de llamarla bicho porque mejor sería haberle llamado sanguijuela. Rosa.- ¿Sanguijuela? ¿No tuviste suficiente con el sanguijuela de Pedro? Mamen.- Afortunadamente no. Rosa.- Pues otro como Pedro no pisa este piso. Elisa.- ¿No es eso una redundancia? Mamen.- Me parece una amenaza más que una redundancia... aunque redundancia también lo es... En este momento suena el teléfono Elisa.- Alguien está llamando... Mamen no hace ni caso porque ya está otra vez con la tarea de mirar fijamente a los ojos del conejo blanco. Elisa.- Debe ser o bien la vieja del Bajo C que se quiere enterar de qué va toda esta historia del Conejo de Alicia o bien el pesado del ya ex novio de Mamen; ese infantiloide de Pedro que reclama que le devolvamos todos los tebeos infantiles que hay debajo del sofá. Rosa.- Yo contestaría a la llamada si supiese donde diantres hemos dejado el teléfono. Elisa.- La última vez que lo vi estaba dentro de una de tus zapatillas deportivas. Mamen.- ¡Haced el favor de coger el telléfono porque hace mucho ruido y me parece que me están llegando a la memoria unos efluvios y necesito pensar en paz a lo Gandhi! Elisa.- ¿Te están llegando unos efluvios a tu cerebro? ¡Lo tuyo ya es de psicosis freudiana! Rosa.- Menos mal que ha dejado de sonar. La próxima vez no me presento voluntaria a coger ninguna llamada porque si resulta que tanta urgencia tiene en que contestemos es que es algún espía inglés que ha enviado el David Cameron para saber qué ha pasado con el Conejo de Alicia que les pertenece a ellos y debe ser que se lo están reclamando tanto en la Cámara de los Comunes como en la Cámara de los Lores. Elisa.- ¿Y si era la Policía de Lavapiés? Rosa.- ¿Tan pronto ha dado el chivatazo la del Bajo C? Elisa.- Imposible. Esa vieja cotilla no sabe que hemos cambiado el número de teléfono y estoy segura de que ahora la Policía de Lavapiés están deteniendo a alguien que tenga el antiguo número nuestro y que, pobrecillo él, no tiene la culpa de nada de todo esto y todo lo demás. Mamen.- ¡¡¡Ya está!!! ¡¡¡Ya recuerdo de qué conozco yo a este individuo y cómo ha llegado a nuestro piso sin llamar a la puerta!!! Elisa.- ¿De qué individuo nos está hablando? Rosa.- Debe de ser de alguien que conoce de toda la vida pero que todavía no nos ha contado nada de él y por eso nosotras no sabemos de qué va toda esta historia. Elisa.- Hace poco leí un libro que hablaba de como ponerse en contacto con un individuo a través de la telefonía sin hilos. Mamen.- ¡¡¡Ya lo recuerdo!!! Rosa.- ¿Algún lío con alguno que está casado y por eso le ha costado tanto recordarle? Elisa.- Yo creo que la cara que ha puesto no es de eso sino de otra cosa. Rosa.- Pues entoces esperemos a ver que nueva genialidad se le ocurre ahora contarnos porque se cree que nos creemos todos los ligues que nos cuenta como si fuesen verdad. Mmaen.- ¡Feliz memoria la mía! ¡Resulta que esto no es un conejo blanco! Elisa.- De verdad que ha enloquecido o está alucinando por mirarle tanto a los ojos. Mamen.- Lo que tenemos aquí no es un conejo blanco sino una liebre blanca que me regaló mi tío Esteban Estébanez ayer mismo cuando estuve de excursión por La Pedriza de Madrid y la escondí debajo del sofá para daros una sorpresa. Rosa.- ¡Lo milagros existen! ¡Menos mal que Dios te ha ayudado a memorizar antes de que las tres terminásemos siendo enviadas al penal de Carabanchel! ¡¡Si es una liebre blanca no puede ser el Conejo de Alicia y nos hemos salvado gracias a Dios!! ¡¡¡Qué bien, qué bien, qué bien, hoy comemos con Isabel!!! Elisa.- ¡Es cierto! ¡Con una liebre de 250 pulgadas aunque sea una liebre blanca tenemos para comer cuatro chavalas juntas! Rosa.- Ya esto viendo la cara de satisfacción que se le va a poner a Isabel cuando la invitemos a comer carne de liebre blanca. Elisa.- ¡Ahora mismo me levanto y le doy una colleja detrás de las orejas a ver si me sale como le salía de bien a mi abuelita y la liquido de un solo golpe! Mamen.- ¡Quietas insenstatas! ¡La solución no es comernos a la liebre blanca proque nos puede infectar de mixomatosis así que ponéos bien guapas que nos vamos al Zoológico de la Casa de Campo y la donamos como contribución a la justa causa de proteger el maravilloso mundo de los animales en peligro de extinción total y, a cambio, nos regalan unas entradas para ver actuar, gratis y en directo, a Ana Belén y Victor Manuel que no se cansan nunca de cantar lo de ahí está ahí esta viendo pasar el tiempo. Se cierra el telón FIN.
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