IVUNCH
Publicado en Sep 09, 2012
No volví de mí.
Perdí para siempre el sendero de salida cuando bajé a este laberinto. Los infiernos personales son los cielos más hermosos y abiertos si entramos con la maravilla pintada en los ojos y festejamos los recodos más oscuros de nuestra alma como la última tabla de salvación para esta ciega lucidez que se hunde hasta las raíces de los terrores ancestrales. No volví de mí y familia y amigos esperan a la puerta de esta piel a que regrese un día del lugar al que me he raptado en un arrebato de delirio omnisciente por querer saberlo todo, por descifrar hasta la minúscula mancha en el concho de este abismo que me habita desde que quise conjurar a cuanto demonio me persiguió en pesadillas de infancia. Hijo de la Madre Primordial, sangre de su sangre, cuerpo de su cuerpo, elegí yacer con los engendros que se arrastran por los bordes de los precipicios, los exiliados del Paraíso, los hijos del primer amor fallido de un dios cuyo rostro ya nadie recuerda. No volví de mí y el espanto del mundo ya cierra su mordaza y cuenta las horas.
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Eliza Escalante