CONTNUUM DE AGITACIN
Publicado en Sep 12, 2012
Alberico recorrió con la mirada a los pasajeros que descendían de prisa del tren que llegaba a la estación Pantitlán de la Línea 1 del Metro. Hurgaba entre los usuarios en busca de Carmen, con quien se había citado.
La espera no rebasaba aún los quince minutos pero empezaba a impacientarse, la última persona en bajar del convoy se acercó a él. - ¡Quiubo! En este año de influenza tienes la opción de llevarte una cajita de cicles sin azúcar por cinco pesos. Alberico encontró inusual ese modo de vender. - Gracias, después será -, dijo parco. - Por el camino del después se llega al rancho del nunca -, replicó ella, quien insistió, quejándose de lo "flojo" de la venta. - No he acompletado ni el entre para los de vigilancia, los de traje. Alberico no le compró pero sacó de su portafolio un sándwich y se lo obsequió. - ¿Va a comer con las manos sucias?, cuestionó él, ofreciéndole un poco de gel antibacterial. - Nada hay que entre en el cuerpo y pueda enfermarlo, pos entra en sus tripas y no en su corazón. La vendedora comía y hablaba al mismo tiempo. - Mire ese que va allá, es un policía que lleva más de veinte horas de servicio. No los deberían dejar doblar turno. ¿Qué tal si hay una urgencia? Siguieron platicando de los más diversos temas. Desde la entrega del Grammy a Charly García, hasta la escultura de "Juanito", sin dejar de lado al homicida del Metro Balderas. Así transcurrieron otros diez minutos. Él acabó adquiriendo un paquete de chicles de menta. Ella se despidió, corrió y, agitadamente, ingresó a un vagón. Carmen nunca llegó.
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