REFLEXIÓN SOBRE EL PROCESO POÉTICO
Publicado en Sep 16, 2012
Para Nataly García Montoya, textalera seguidora de mis demencias y mis iluminaciones. Hay demonios creadores por todas partes esperando palabras adecuadas que los evoquen e invoquen. Demonios interiores haciéndole antesala, en los sentidos o la imaginación, a conjuros y metáforas, a hechizos y mantras indicados para abrir de par en par las puertas del corazón y el entendimiento, de la fascinación y la irracionalidad en el hombre. Estos demonios reales, perceptibles en numerosas manifestaciones del arte, están siempre a tu lado aunque no los veas ni presientas. Habitan tu respiración aunque los niegues o soslayes. Hay demonios en la flor, demonios en los matices de sus pétalos y en sus diferentes perfumes. Hay atrayentes demonios en la lluvia. Al poeta japonés de haiku, Baishitsu, uno de ellos se encubrió en la forma de cigarra: La lluvia corre a lo largo del árbol, bajo el vientre de una cigarra. Igual de cuantificables, los demonios poéticos, como los demonios de los números, las ecuaciones y los conjuntos. Imprecisos demonios amorfos y polimorfos vagabundeando por libros de magia. Habitantes de la cábala, igual que otros se alojan entre la gota de rocío o a lo largo del estambre en el anturio negro. En Pijao, municipio del Quindío, en el sector húmedo de la vereda El Cinabrio, crece un recóndito bosque de anturios negros, donde durante la noche pueden escucharse cadenciosos balbuceos de los demonios anthurium. En parte, el suave viento de la región es copartícipe del atrayente fenómeno auditivo. Pero, por otro lado, los demonios del anturio negro son sus verdaderos protagonistas. El sitio es de fácil acceso, aunque no hay demarcado un sendero hacia él. Hay demonios en los ríos y montañas. En los árboles y en el sexo. Algún día describiré los demonios, angelicales, de porte luzbeliano, que habitan los guayacanes florecidos del Quindío. Estos demonios de la dimensión estética, por darle cualquier nombre no mistificador, invaden también el ciberespacio y ansían ser llamados por el hombre. Aguardan ser convocados en un poema, en algún espacio de internet o en la meditación. Son demonios caminando por las calles del pueblo o la ciudad. Pueden habitar en profundas cavernas o en el pensamiento diario de la persona. Viven en la ternura o en el rencor. Saltan de tu interior hacia el mundo exterior y de este pueden precipitarse, sin previo aviso, en tus miradas, en tu corazón o tu consciencia. Hay demonios que no te llaman. Esperan siempre tus llamadas. Sócrates, mejor que muchos místicos con visiones de los ángeles o los demonios, conoció bien el ámbito y las manifestaciones de los dhaimon. También Heráclito y los pitagóricos se refieren a estos. Mis Versículos del demonio (poemas breves de corte surrealista o dadá que estoy dando a conocer en Textale) son testimonio real, interior y exterior, de dichas fuerzas luminosas u oscuras. Sócrates situaba al demonio en su interior, permitiéndole ponerse en contacto individual con la divinidad. Platón, por su parte, afirmó que los demonios representan las almas de los muertos más sabios
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Nataly Garca Montoya
Gracias por su dedicatoria. Espero que con esta publicación la cual me ofrece no pase igual que con el “Divertimento poético”, el cual días después de dedicármelo, borró dicha dedicatoria. No sé que problemas haya tenido con su internet, o con el manejo que le dio a la página de Textale pero me decepcionó un poco como lectora. Ya que al ser mi primera dedicatoria en un poema, quise mostrarle a mi familia la generosidad suya como escritor al dedicarme su texto, y quedé muy mal ante ellos.
Así que tienes razón al dedicarme esta “Reflexión sobre el proceso poético” porque como dice su texto en diferentes párrafos:
Estos demonios reales, perceptibles en numerosas manifestaciones del arte, están siempre a tu lado aunque no los veas ni presientas. Habitan tu respiración aunque los niegues o soslayes.
Estos demonios de la dimensión estética, por darle cualquier nombre no mistificador, invaden también el ciberespacio y ansían ser llamados por el hombre.
Aguardan ser convocados en un poema, en algún espacio de internet o en la meditación.
Saludos, Nataly.