Siento tristeza, siento resfrío.
Quiero comerme la lengua sin sentir dolor,
sin sentir el vino que pasa entre las llagas de mi boca,
sin sentir esta fiebre multicolor.

Pero quiero sentir el verso que escribe la lluvia
que cae sobre los techos oprimidos
por el frío y el dolor del sur
que se sienten mientras espero el tren en la estación.
Podría ser que el residuo de tu vida se haga poema,
que los llantos de los bebés se hagan canción,
que el dolor de haberte dejado se desvanezca
y que el pesar de la culpa se convierta en pétalos de flor. 
El resfrío y la fiebre lo curan los remedios de mi padre,
el amor de mamá calma la tristeza,
el alcohol del vino se lo beben los amigos, 
y la espera del tren sería mejor si tú estuvieras.