LAS MIRADAS DEL BHO (1)
Publicado en Sep 21, 2012
UNO DE los dos está equivocado: Dios al crear al hombre o el hombre al crear a Dios. Las complicaciones teológicas y filosóficas surgen cuando consideramos ambas posiciones y las enfrentamos. ¿Quién está más triste? ¿Dios, al pensar en el hombre, producto fallido de su creación? ¿O el hombre, al pensar en Dios como producto desesperante de su imaginación y su soledad? La tristeza de ambos le da cuerda al universo.
DURANTE la noche, despertar cuantas veces sea necesario y prender la luz. Encender un fósforo. Prender una vela. Accionar el interruptor de la luz. Todo esto puede convertirse en argumento filosófico. Es su manera de verificar que continúa vivo. Perseguir con la mirada esa cucaracha ágil que corre por la pared: esta es prueba de supervivencia más sólida que cualquier disquisición metafísica, biológica o antropológica. Leer bajo esa luz los títulos de los libros acumulados en la biblioteca y comprobar lo vana que puede ser la vida del lector. Lo inútil de sus lecturas frente al paso del tiempo. Palabras en el olvido. Libros que nadie lee, con los cuales no volverá a intimar, donde quedan solo aquellos subrayados que con tanto gusto y emoción hicimos. Un fósforo que se enciende y la vida adquiere importancia por un momento. Cuando regresa a la cama, comienza a amanecer. Mi alcoba se llena de luz. ESCAPAR de los círculos sociales que frecuentan los seres humanos, no es ningún tipo de escapismo. Es protección de la individualidad que pueda quedarnos en esta época de incontrolable masificación. Sociedad de los hormigueros mediáticos. Derecho a la intimidad. A los recursos de nuestro cuerpo y mente. Al monólogo. Tal escapismo, para así nombrarlo, es necesario y placentero. ORLANDO MEJÍA Rivera, polifacético escritor colombiano autor de una de las más dramáticas y bien escritas nouvels de la nueva novela colombiana, Pensamientos de guerra (Ministerio de Cultura, junio, 2000, Bogotá) cita en uno de sus libros: “Los gobiernos llegan y se van pero McDonals está siempre”, de la película El arte de la guerra. No sólo gobiernos, creo yo. También los sistemas políticos llegan y se van pero Cocacola está siempre ahí, a tu lado, convenciéndote de todo cuanto sea necesario para que la consumas desde cuando naces hasta cuando mueres. LAS RELIGIONES se fragmentan en dogmáticas creencias paralelas, en millares de sectas desacreditándose entre ellas, pero Kodak siempre está ahí, más coherente en sus proyectos, firme y monolítica, más agresiva con su publicidad. Los credos estéticos llegan y se van, pero la propaganda y mensajes de Sony están siempre a tu lado, recordándote y ordenándote qué debes consumir. Diciéndole al individuo y a la masa que solo en ella se puede confiar. Las filosofías llegan y se van, se disipan entre intereses de las multinacionales que siempre estarán y son las únicas estructuras de confianza para las masas. Los lemas publicitarios son tu única ideología. El pensamiento crítico y analítico desaparece para darle cabida a los argumentos de las multinacionales y las corporaciones. La mutación de la vida por cuanto ellas ofrecen. YO SÉ qué dicen, en silencio, los árboles cuando las aves dejan de cantar en sus ramas. Conozco la fórmula para resumir en una palabra o un verso cuanto en una noche expresan los coros de grillos de este bosque. Yo sé quiénes navegan por las aguas de las lágrimas que todavía no se han llorado. Entre todos los que utiliza, le conozco a la muerte un disfraz con el cual nunca podrá engañarme…
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