UN DRAMA NOCTURNO EN MI ALCOBA
Publicado en Sep 21, 2012
POR VOLAR tan bajo, la mariposa se sitúa cerca de las garras del gato intentando cazarla. Sobrevuela a ras del piso, a pesar de sentir próximos los zarpazos del hambriento felino. Expuesta a morir, le bastaría volar un poco más alto para eludir el apetito del animal. Puede hacerlo porque es parte de su naturaleza y con tal acción se pondría por encima de todo peligro. Revolotea abatida, con una de sus alas enredada en las uñas del gato el cual, gracias al continuo movimiento de la mariposa, no logra atraparla por completo, parte del acostumbrado ritual de caza. El hermoso lepidóptero da palmadas sobre el piso, manchándolo con el polvo que sueltan sus alas. Se retuerce como gusano en vez de volar como mariposa. Desgarrada, deja de ser mariposa y se transforma en pedazo de arrugado papel, juguete del gato. Olvidó su capacidad de vuelo y salta torpe sobre el piso. En lugar de ascender, podría hacerlo con facilidad, aletea desesperada junto a las mandíbulas del gato, el cual comienza a devorarla sin prisa. No encuentro palabras para verter el prosaico drama nocturno en un poema. Sería fácil, tan pronto el gato terminara de comerse la mariposa, aplastarlo a él, cerca de mi bota. Quebrar su frágil cabeza y abrir su vientre para buscar el intestinal paraíso de la mariposa. El felino me mira. Dentro de un momento, ajeno a esta observación de la cual ha sido objeto, buscará mis piernas para subirse a dormir. ¿Cuál es la enseñanza? Cuanto acontece es lenguaje de algo que habla al espíritu del hombre. Los signos me llaman desde el satisfecho movimiento de la cola del gato.
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