Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) -51- CORREGIDO.
Publicado en Sep 23, 2012
Sala VIP del Aeropuerto Internacional de Tababela...
- ¡Bien, señorita Carmen, ya estamos en Tababela, exactamente a un kilómetro y ochocientos metros de Quito! ¿Qué va a hacer ahora? - Ahora, capitán Atienza, voy a tomarme unas verdaderas vacaciones para olvidar... - Olvidar... ¿qué? - Digamos que solamente olvidar... - Luego entonces hay algo o alguien que le interesó bastante en esta aventura. - Digamos que tal vez sí. - ¿Fue algo? - No. Fue alguien. - Pues si me lo quiere contar, le doy mi palabra de capitán que no se lo diré a nadie. - ¿Puedo confiar en usted, capitán Atienza? - ¡Fíjese si puede confiar en mí que si yo fuera joven, soltero y sin compromiso, no se me escaparía la oportunidad! - ¿Qué oportunidad? - Intentar enamorarla a usted pero... por supuesto que hablo de una hipótesis... asi que cuénteme si es que desea contarme algo porque le vuelvo a dar mi palabra de capitán, de caballería para ser más exacto, de que no se lo diré a nadie. Ni tan siquiera a mi propia esposa con la cual no tengo ningún secreto. - Es que quizás usted se ponga a reír. - ¿Reírme yo de usted? ¿Por qué tendría que reirme yo ante unas confidencias de mujer? - Porque es algo tan ridículo que puede resultar hasta chistoso. - Pues a veces las cosas más serias de este mundo son también las más ridículas de este mundo. Pasa muy a menudo. Es más, le cuento que yo he hecho a veces lo más ridículo de este mundo y muy a menudo sigo haciéndolo. - ¿Dice usted que lo más serio de este mundo es muchas veces lo más ridículo de este mundo? - Totalmente cierto, así que no se corte por nada como dicen los españoles, y hábleme como si yo fuera un andaluz también. - Es que parece una verdadera historia de sainete, de esas obras teatrales breves, jocosas y de carácter popular; un acontecimiento grotesco o ridículo que trata, sin embargo, de temas demasiado serios y algo muy serio puede ser todo lo que ha ocurrido. - ¡Pues me está usted intrigando de verdad! - Es que realmente resulta muy extraño. - ¿Tan extraño es todo? - ¡Puede servir hasta de argumento para una obra de mi paisano malagueño Serafín Estébanez Calderón... algo así como "El Solitario y su tiempo"! ¡Me parece imposible pero es posible en realidad! - Venga ya, señorita. Cuénteme de una vez por todas. - Tengo que hacerlo por partes para que se pueda comprender bien. - Pues cuéntemelo rápido porque yo tengo otras obligaciones que cumplir en Quito. Si lo desea podemos hacerlo otro día con menos prisas y tomando una cerveza los dos juntos... pero sin que se entere mi mujer porque es más celosa que el Otelo de Shakespeare pero en versión femenina... bueno... en versión bastante femenina... porque cuando se pone celosa del todo parece más bien Alfonso que Alfonsina... y es que la pusieron Alfonsina cuando la bautizaron en recuerdo de Alfonsina.. - ¿Alfonsina Ginesa tal vez? - ¡¡Jajajajaja!! Alfonsina Ginesa no sino Alfonsina Storni. - ¿Storni de segundo nombre? - ¡No, por Dios, señorita Carmen... de segundo nombre la pusieron Fernanda. - ¿Alfonsina Fernanda? - Sí. Es un nombre poco femenino. Lo comprendo. Pero cuando me la eché de novia el mal ya estaba hecho. Alfonsina por lo de Storni y Fernanda por lo de Baviera... ¡así que tomemos un par de cervezas bávaras y en secreto para que no me afeite los bigotes!... porque celosa se convierte en Alfonsino Fernando como la alcahueta que vende cacahuetes en Manises que como sabrá usted, señorita Carmen, Manises es pueblo de Valencia... pero también llamamos los ecuatorianos de esa manera a los cacahuetes.... y cuando mi Alfonsina Fernanda se pone como alcahueta no para de comer y comer cacahuetes mientras chismea por dónde me ando yo y con quién me ando yo. ¡Andando! ¡Vamos a una cervecería! - ¡Un momento, capitán! ¡No me sea usted Don Juan porque bien sé que es usted Don Alvaro y como me acuerdo de "Don Alvaro o la fuerza del sino", que es obra teatral del Duque de Rivas, entre el sí o el no, y no se me haga el duque cuando solamente es usted un capitán y no de carrera precisamente, siempre le voy a decir que no! ¿Cuántos años tiene usted, capitán? - Solamente siete... - ¿Me está usted tomando el pelo, capitán? ¡Déjese de atusarse tanto las guías del mostacho porque antes de que usted me tome el pelo a mí yo le tomo a usted la peluca! - ¿Cómo ha sabido usted que uso peluca? - Lo sé desde el primer momento en que le conocí y me dije para mí malo... malo... malo... este debe ser como aquel tal Kojak del Siglo XX... porque debe usted saber que se le nota hasta a cien kilómetros de distancia que usted usa peluca y que su cabeza debe ser una completa bola de billar sin pelo alguno y yo no tengo pelos en la lengua cuando me pongo a decir verdades. - Perdone, señorita Carmen... pero quise decirle que tengo solamente siete décadas. - ¡Pues ya es usted un poco pasado de rosca como para intentar ligar con una chavala de tan solo 16 años de edad como yo! ¡Con usted no iría yo ni a la tasca de la esquina, porque parece usted mi tatarabuelo, que fue uno de los últimos de Filipinas! - ¿Su tatarabuelo luchó en la Guerra de Filipinas en la que los españoles perdieron esas hermosas islas allá por 1898? - No es usted más bobo porque, en ese caso, usted sería ya un verdadero pájaro bobo aunque de pájaro también tiene bastante. Lo que sucede es que mi tatarabuelo estuvo, como extra, en "Los últimos de Filipinas" dirigido por Antonio Román en 1945. - ¿El almirante Antonio Román? ¡Qué raro!¡Conozco, por la Historia, al almirante Patricio Montojo y Pasarón!... pero... ¿el almirante Antonio Román?... Por más que le doy a mi memoria no recuerdo a ningún almirante Antonio Román... - Pero... ¿qué me está usted contando, vejestorio? - Pues lo del asunto de los últimos de Filipinas... ¿qué me está usted contando a mí, bebé en edad del chupete? - De cine... capitán o lo que sea... de cine... - Dejemos de pelearnos otra vez como siempre que nos vemos, señorita Carmen. De acuerdo, retiro lo de la invitación a las cervezas bávaras pero... ¡cuénteme!... ¡cuénteme qué es lo que de verdad ocurrió en esta su extraña aventura! Tenemos todo el día por delante porque mis asuntos en Quito pueden esperar 24 horas y no pasa nada de nada. - De eso nada de nada. No es eso. No voy a estar ni un día más aquí. Me estaba refiriendo a que esta extraña aventura es, al mismo tiempo y para mí, tan seria como para llorar a lágrima viva o tan cómica para no parar de reír. O ambas cosas a la vez. - ¡Me parece que está usted hecha un lío! - Por eso me quiero ir ya mismo para Málaga; a ver si dándome unos buenos bañitos en la Costa del Sol me deslío por completo. - Entonces cuéntemelo ya y pelillos a la mar. - ¿Dónde ha aprendido usted a decir pelillos a la mar? - Desde una vez que estuve veraneando en La Manga del Mar Menor de Murcia. - Pues vaya que aprende usted rápido, señor capitán... ¿también sabe lo que es echar una cana al aire? - Dejemos eso de soslayo no vaya a ser que se entere mi Alfonsina Fernanda y cuente... cuente... - Está bien. Se lo contaré si cumple su promesa de no decírselo a nadie porque, en caso contrario... ¡vaya que si se entera su Alfonsina Fernanda de lo que es echar una cana al aire! - ¡No, por Dios, no diga usted eso ni en broma! - No estoy bromeando, Don Alvaro... ¿o se llama usted Don Juan y me está queriendo engañar como si yo me llamara Inés y no Carmen? - No. Me llamo Alvaro y promesa prometida, promesa cumplida. Es mi lema de toda la vida. - Está relacionado con ese joven y yo. - Pero... ¿a qué joven se está refiriendo usted? - No importa ni su nombre... ni saber quién es... ni de dónde viene... ni hacia dónde va... - Bueno. Supongamos entonces que hago como que yo conozco a ese joven y que se llama Francisco y está metido en un cisco... o Paco y está metido en un atraco... - Déjese usted de pareados malos. No. Ni Francisco ni Paco. Digamos que se llama Curro, que es lo mismo que Francisco o Paco pero mucho más andaluz. - Está bien. Digamos que él se llama Curro y que está llevando a cabo un curro. - ¿Llevando a cabo un trabajo? Eso cambia todos mis esquemas mentales, capitán. - Lo he dicho como hipótesis o como una hipotenusa para poder hallar la solución a este triángulo, quizás amoroso, pero imposible de desentrañar por mí. Estoy seguro de que quizás no me esté equivocando y lo que está haciendo es trabajar para alguna noble causa. - Noble es un montón... así que puede ser que sí... - Pero... ¿qué clase de trabajo? ¿para quién trabaja dentro de los más profundo de la selva dónde nadie se ha atrevido todavía a meterse? - Capitán... estoy empezando a deducir que no trabaja con la razón, sino con la intuición... y por lo poco que sé de él... su intención siempre anida en su corazón. - Eso no nos aclara nada de nada, pero nos puede hacer pensar... y pensar es una buena manera de empezar a cambiar nuestros destinos... - Supongamos, capitán Atienza, que él es una especie de Curro Jiménez embarcado hacia las Américas. ¿Sabe usted quién fue Curro Jiménez? - Ni idea. ¡Quizás algún torero muy famoso para quienes les gusta la fiesta taurina! Supongo que se refiere usted, señorita Carmen, a algún torero que llegó a ser el número 1 del escalafón. - ¿Escalafón? ¿Qué tiene que ver un escalafón con todo esto? - ¿No se está usted refiriendo a un torero que alcanzó el número 1 en lo de las fiesta nacional española? - ¡Qué porras de escalafón y qué porras de fiesta nacional española! ¡Usted está confundiendo a Curro Jiménez con Curro Romero! No, señor capitán Atienza. Curro Jiménez fue un bandolero, salteador de caminos con trabuco en mano junto con su banda del trabuco, que robaba a los ricos para repartir dinero entre los pobres y, además, enamoraba sin darse cuenta a las mujeres más guapas de toda la Sierra Morena. - ¡Arrea! ¡Atiza! ¡Caramba! Bien. Está bien. Supongamos eso. - Pues ya una vez localizado sociológicamente y psicológicamente a este joven situado en un lugar de privilegio entre el imaginario popular... - ¿De qué me está usted hablando? ¿Qué es eso de imaginario popular? - No importa ahora si lo ha entendido o no lo ha entendido y sigamos adelante a ver si uted lo entiende al final de nuestra charla. Ahora ya se le puede conocer un poco mejor. - Como cuánto de poco... - Lo suficiente como para creer que le podía haber conquistado con facilidad. - ¿Y qué fue de eso? ¿Le conquistó usted de verdad? - Nunca. De verdad, nunca. Jamás le conseguí conquistar de verdad. Y a ver si se lo puedo explicar bien para que me comprenda usted. ¡Ay que ver qué cosas tiene el amor. Fui paloma por querer ser gavilana! - ¡A qué santo y seña viene a cantar eso ahora! Dice un proverbio chino que hay tres cosas que nunca vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida. Me da la ligera impresión, ligera pero certera, de que usted le dijo alguna palabra, de que usted le lanzó la flecha... pero que usted perdió la oportunidad... - A ningún santo ni a ninguna seña... aunque lo de santo puede ser a San Pascual Bailón o al baile de San Vito pero lo que es señal no dejé ninguna señal en él. - No se preocupe usted entonces por más tiempo, señorita Carmen, porque es usted todavía muy joven. Le cuento, para ver si se consuela de una vez por todas, que yo he sido, infinidad de veces, un simple palomo por querer ser un temible gavilán... pero, por favor... ¡que no se entere mi Alfonsina Fernanda porque me cuece vivo en el calderón que usa mi suegra para cocinar a los chanchos en temporada de matanza! Vamos... que si se entera... ¡me mata de verdad!. - A mí no me cuente historias de viejos verdes o de jóvenes lilas, señor capitán. No estoy yo hoy con muchas ganas de ganeta, como dicen las abuelas en los pueblos de España... ¿le cuento o no le cuento?... - Cuente. - Lo que sucede es que la cuestión de conquistarle no es tan fácil porque parece un joven muy tranquilo pero a la hora de engañarle sabe más que "El Lepe". - ¿"El Lepe"? ¿Quién es "El Lepe" y qué diantres tiene que ver ese tal "Lepe" con este asunto? ¿No habrá querido usted decir el Lope? - ¿A qué Lope se refire usted, señor capitán? - ¡Al gran Lope de Vega por supuesto! - ¡Déjese ahora de teatro, capitán Atienza, porque este asunto no es ficción sino realidad! - Entonces... ¿me puede decir quién es ese tal "Lepe" y qué tiene que ver con todo esto? - "El Lepe" fue Juan de Lepe, un lepero onubense al que todos le consideraban tonto pero era tan listo que hasta llegó a ser Rey de Inglatera... solamente por un día... pero Rey al fin y al cabo. Bueno está el asunto. Pues este joven, cuyo nombre digamos que es Curro Jiménez porque no le quiero decir a usted cómo se llama en realidad, es mucho más listo que "El Lepe" y mucho más inteligente también. Tan inteligente que no quiso ser jamás segundo plato de mesa ni plato de segunda mesa y usted ya me entiende cuando le digo esto de ser el segundo en vez de ser el primero como ha decidido ser él y ser el primero con otra que sea también la primera. - La comprendo a usted y le comprendo también a él. - Sí. No le gusta, para nada, jugar al billar a tres bandas. Ya sabe usted, capitán, lo que significa jugar a tres bandas en esto del amor. - Pues no... no lo sé... - Pues es lo que cantaba un tal Luis Eduardo diciendo lo de una de dos o me llevo a esa mujer o entre los tres nos las apañamos para pasarlo bien. Porque es tan hombre, a pesar de que sólo tiene 18 años de edad, que no acepta para nada ser un caracul como parece que le gustaba ser al tal Aute... por lo menos por lo que cantaba... - ¿Un caracul? ¿Qué es un caracul? ¿No querrá decir un caracol? - No. No he dicho caracol sino caracul... y sí... se trata de tener o no tener cuernos... ¿me comprende? - Ya... ya voy comprendiendo... supongo que el caracul es como el caracol... o sea, un animal con cuernos. - Sí. El caracul o karakul, que de las dos maneras se escribe, es todavía peor que un caracol porque, además de tener cuernos, es una especie de ovejo que sigue lo que le dicen o le cantan sin tener personalidad propia. ¿Ya me ha comprendido bien del todo? - Sí. Que hoy abundan muchos que no les importa ser el segundo, el tercero, el cuarto o el enésimo jinete a la hora de tener relaciones sexuales como si de cuadrúpedos se trataran en lugar de ser personas... ¿no es eso a lo que se refiere usted?. - Sí. Es a esa clase de cornudos. Pues bien. Él jamás lo ha sido ni jamás desea serlo... por eso se dio cuenta y no quiso ser ni el segundo, ni el tercero, ni tampoco el cuarto... Prefiere ser el primero con la chavalilla que se case con él y que ella sea también la primera. No solo es muy listo sino muy inteligente y no es de los que se las dan de listos o se las dan de inteligentes sin ser ninguna de esas dos cosas y por eso pican y caen a las primeras de cambio. Él no desea una moneda que de mano en mano va... ni aunque alguno se la quede... y sabe una cosa... ¡ha sido tan noble que, aún dándose cuenta de todo, no dijo nada y guardó silencio! Y si tuvo que llorar lloró pero nunca jamás perdió su sonrisa bohemia. - No quiera intentar otra vez volverme loco... porque veo que él está completamente sano y usted un poco loca... - En efecto. Él siempre ha estado sano y no como los envidiosos han dicho de él y yo estoy bastante loca. - Pues entonces siga usted psicoanalizándose conmigo como si yo fuera un psiquiatra en lugar de un capitán de caballería porque de verdad que si ese joven al que llamamos, como ejemplo, Curro Jiménez está completamente sano y ha estado siempre completamente sano es que sabe lo que quiere y sabe a dónde va como ocurrió con la juventud yeyé. ¿Puede usted decir lo mismo? - No. Yo sólo quiero regresar a mi tierra. Ya no es asunto de mi interés lo que le haya podido suceder en lo profundo de la selva amazónica ni tampoco debe ser ya asunto de mi interés aunque me siga interesando. Mí único interés ahora es lavar su fama y que ni usted ni nadie de los muchos envidiosos que hay como usted, porque se nota que tiene usted envidia de las chavalas guapas que se enamoran de chavales sanos tanto de cuerpo como de espíritu, hablen mal de un joven como él. Y lo hago para que no haya ningún equívoco. Todo este sainete que algunos han montado es un verdadero melodrama y puede terminar en una tragedia para muchos pero no precisamente para él, porque si está vivo es que la chavala que encontró era la que buscaba. Y eso demuestra que está más sano que todos los envidiosos juntos. ¿Me está entendiendo ya? - ¿Qué es un equívoco? - ¿Es usted solamente militar? - No. También tengo estudios de medicina neurológica. - Entonces... ¿qué opina al comparar lo que hace usted con lo que hace él? El capitán Atienza baja la cabeza y empieza a jugar nerviosamente con los dedos de sus dos manos. - Ya. Ya veo que le he cazado del todo como pasa con los neurólogos que dicen lo que quieren pero hacen lo que les da la real gana. ¿No es cierto, señor maduro? ¡Cuánta madurez tienen ustedes los caballeros del disimulo y de la traición! ¿Así que es un loco un joven que no quiere aprovecharse de ninguna situación en que ha habido chavalas que se han ofrecido a él incluso haciéndolo gratis y no ustedes que, en cuanto se les presenta la ocasión con una cualquiera, que ni tan siquera es ni guapa ni parecido a una mujer guapa, no les importa, a escondidas de sus esposas por supuesto, irse con ellas a la cama aunque sean más viejas que La Tana, más feas que Picio y les saquen el dinero como a pipiolos sin personalidad alguna? Está bien. Levante ya la cabeza porque me da verdadera lástima y suponga que equívoco es sinónimo de equivocación. - En realidad es un asunto gracioso... - Pues no tiene ninguna gracia como usted está pensando, ni tampoco tiene gracia como pueden pensar los demás que no saben aguantar ni la oferta sexual de una escoba con patas. - ¿Y quiénes son los demás? - Me estoy refiriendo a esos falsos amigos del aula de la Universidad a los que yo he considerado siempre mis amigos pero no valen ni un pimiento y su amistad es más falsa que un gitano diciendo que tiene sangre de reyes en las palmas de sus manos cuando eso no se lo creen los gitanos ni cuando están borrachos y muchos de ellos vaya que están borrachos cantidad de veces. - Volvamos a sus amigos de la Facultad y dejemos a los gitanos borrachos que se levanten del suelo ellos mismos si es que pueden. - Sigamos. Dudo de que sean mis verdaderos amigos porque estoy segura de que me estarán poniendo de fulana perdida por haber quedado con él unas cuantas veces antes de tomar la decisión de venir con él hasta aquí. Si supieran que aprendí, en las tres o cuatro veces que hablé con él, muchas cosas verdaderamente interesantes sobre la Ley de la Atracción Universal y lo que es dicha Ley aplicada a la comunicación interpersonal entre una pareja formada por un solo hombre y una sola mujer en vez de perder el tiempo escuchando las majaderías de ellos que son unos verdaderos machos mamarrachos... - ¿Y a usted, después de este fracaso, le gustaría volver a repetir lo que ha hecho? - No. Jamás. Pero no porque me aburriese junto a él porque es el joven más alegre y simpático que he conocido. No lo haría ni aunque me volvieran a ofrecer un puesto de privilegio en algún periódico como el "New York Times" para trabajar al lado de mi amiga Leda Melo de Carvalho. ¿Se puede saber que he sacado en limpio yo de todo esto salvo haber cometido una gran tontería? - Pero... ¿de qué gran tontería me está usted hablando, señorita Carmen? - Eso también forma parte del secreto del sumario. - Si todas las andaluzas son como usted... desde luego que a mí no me ven jamás, ni tan siquiera en pintura, por Andalucía. ¿Me puede dar algún detalle significativo de lo que sucedió entre él y usted en la selva? ¿Fue verdad que usted estuvo allí con él o sólo es una imaginación suya por culpa del calor de este verano tan ardiente? - Ni la una ni la otra. - ¿Y eso de ni la una ni la otra se puede saber qué significa? ¡Porque ya me está usted empezando a volver loco otra vez y no es por sus encantos naturales sino porque lo que dice parece un verdadero rompecabezas! ¿Qué es eso de ni la una ni la otra? - Que ni Leda Melo de Carvalho ni yo... sino otra... - ¡No entiendo nada de nada! - Parecía que era de verdad... luego debió de ser verdad... - Pero... ¿de qué verdad me está usted hablando? Carmen Vergara Ordóñez sigue ensimismada consigo misma y sin tener en cuenta que el capitán Atienza está presente sentado frente a ella, al otro lado de la mesa... - Parecía que le había conquistado por completo... como también parecía que le había conquistado por completo mi ya amiga Leda... pero sucedió que no le interesé para nada... - Si sigue usted así no voy a sacar ninguna conclusión razonable ni tan siquiera posible. Después de lo poco que sé de todo esto, que cada vez sé menos por culpa de su manera de contármelo, supongo que nunca más volverá a verle o quizás él haya decicido nunca más volver a verla a usted. - Eso es. - ¿Qué es eso? - El no desea ya, para nada, volver a verme... suponiendo que todavía esté vivo... - ¿Ya empezamos otra vez con lo mismo de lo mismo? ¿Por qué no lo intenta usted con otro Curro y olvida ya a ese tal Curro Jiménez como usted ha decidido llamarle? - Sólo tiene 18. - ¿Y no le interesaría a usted olvidar a alguien que es solamente un jovenzuelo y dedicarse a cazar a otro Curro algo más adulto? Digamos que eso sería más lógico aunque fuese, además de adulto bastante adusto, porque es que en esta vida sólo se puede exigir lo que se puede ofrecer. ¿No es cierto, señorita todavía estudiante metida a conquistadora? Cuando habla de él me parece que hasta se cree Beatriz Galindo... que sé que fue maestra y todo... ¿Es que se cree usted, a sus tan solo 16 años de edad, ya una verdadera maestra con los hombres... o es que se cree usted la musa de Dante y se imagina usted que esto es una divina comedia? - Digamos que eso sería lo más lógico, señor capitán. - Y lo más justo, señorita estudiante. - También. - Sí. Porque según lo que usted me cuenta lo más lógico y lo más justo es pensar y saber que entre él y usted no ha ocurrido nada... - ¡María y Jesús al mismo tiempo! ¡Dios mío, qué cosas dice y piensa usted y como dicen y piensan los que son como usted! Cierto. No ocurrió nada entre él y yo... pero lo grave no es eso... lo grave es que ahora tengo el presentimiento de que encontró ya a otra mucho más superior que yo en todo. - Ya voy entendiendo. ¿Celos tal vez? - Prefiero no responder a eso. - ¿Puede usted contarme algo más importante o me voy ya? - Sí. Le puedo contar algo pero guárdelo también como un secreto. - ¡Dios mío! ¡A pesar de sus 16 años nada más, tiene usted más secretos que la tumba de Tutankamón! ¡Es que no para usted ni un momento! ¡Va de secreto en secreto como Pedro por su casa! Cuéntemelo si lo considera importante. - No sé cuánto de importante será pero es que quiero desahogarme y limpiar mi conciencia. - Pues desahoguese conmigo aunque sé que no tengo nada que hacer con usted y como no tengo nada que hacer con usted le resultará más fácil contármelo a mí que contárselo a otro hombre de esos que puedan creer que tendrían alguna oportunidad con usted. ¿Me comprende ahora usted a mí? - Totalmente. Se lo contaré. - Tengo todo el día por delante... - Seré muy breve. Fue producto de una de esas apuestas a las que a veces jugamos los estudiantes universitarios que somos demasiado tontos y demasiado tontas y yo añadiría, además, demasiado imbéciles tanto ellos como nosotras... por no decir demasiado estúpidos y demasiado estúpìdas. - ¡Caramba! ¡Esto ya si me parece más fuerte y mucho más interesante! - Limítese a escuchar y sepa cuáles son sus límites porque nosotros, los tontos y las tontas, no sabemos cuáles son nuestros límites porque somos bobos y bobas en la realidad. No me dé sus opiniones ahora, señor capitán. Espere otro momento mejor para opinar. Lo que quiero decir es que es por eso por lo que me presenté como su compañera en su trabajo de investigador. Quiero decir como su ayudante. - Otra vez estoy perdido... ¿se puede saber qué clase de investigación? - No. Eso es también secreto del sumario. - ¡Y suma y sigue con el dichoso sumario! ¡Pues sí qué estamos buenos con tanto secreto y con tanto sumario! ¿Se puede saber algo que no sea un secreto por ver si me entero bien de algo del sumario? - ¿Usted ha visto llorar a un hombre como un niño por culpa de una mujer? - Sí. Cuando nos emborrachamos. - No me refiero a esa clase de peleles sin personalidad suficiente como para saber soportar el dolor siempre en pie, sino a los que, siempre en pie, son verdaderos hombres que lloran como niños por culpa de alguna mujer pero que nunca caen al suelo porque no se emborrachan por culpa de ninguna mujer. ¿Ha conocido a alguien así? - Supongo que los habrá. Pero en el mundo en el que me muevo yo no he conocido a nadie con esa manera de ser. - No es una simple manera de ser sino una profunda manera de sentir. - Está bien. Corrijo. En mi mundo social no he conocido a nadie con esa manera de sentir. - Por eso su mundo de borrachos, capitán Atienza, no nos parece interesante a las mujeres... por lo menos a las mujeres que estamos bien... - ¿Bien de la cabeza? - Bien de la cabeza y bien de todo el resto de nuestros cuerpos. Bien de todo; hasta bien del corazón y bien del alma. El mundo de ustedes los que se emborrachan por un desamor, capitán Atienza, no nos resulta ni interesante ni atractivo ni maravilloso. ¿Qué clase de interés puede tener un hombre que camina agarrado a las farolas o arrastrándose por el suelo porque está más borracho que una cuba porque una mujer les dice que no o le dejan plantado en una cita? ¿Usted cree que es apetecible para una mujer un borracho que pierde su conciencia por culpa de ella misma? Eso es lo que les hace fracasar a los que son de su mundo y eso es lo que les hace triunfar a él y quienes son como él. Una mujer que se precie de ser mujer sabe valorar a los que son tan valientes que lloran sin quejarse jamás ante una botella de alcohol sino mirando a las estrellas del cielo. - ¡Ya vale, señorita Carmen! ¿Quién se está confesando aquí? ¿Usted o yo? - Esa debería ser la verdadera cuestión a resolver. Yo no soy la única persona que tiene que confesarse... porque quizás haya hombres como usted que necesiten confesarse mucho más que las mujeres como yo. Acepté la apuesta a cambio de una promesa de trabajo y me comporté como Judas Iscariote. Judas Iscariote se vendió por unas miserables monedas de plata y yo por un miserable puesto de periodista. Y ahora me he dado cuenta de que él supo descubrir el engaño en el que pensábamos que había caído cuando aceptó que yo fuese su compañera de investigaciones. Guardó silencio y aceptó. Pero siempre me estuvo advirtiendo que no siguiera a su lado cuando llegásemos al límite que me permitía. ¡Eso es ser un hombre! ¡Alguien. que guarda en silencio sus decepciones para con los demás mientras les sonríe a pesar de todo y que nunca se emborracha por nada ni por nadie! Dígame, usted, que tanta experiencia tiene a sus setenta años de edad, quién puede ser mejor. - No puedo entenderlo... - Porque usted, a pesar de sus setenta años de edad... - Siete siete para ser más exactos, señorita Carmen. - ¿Siete siete? ¿Tiene usted 77 años de edad? - Sí. Lastimosamente tengo 77 años de edad y no he hecho prácticamente nada importante en esta vida. - Por su edad usted podría decirme bastantes cosas sobre el amor a mí que solo soy una niña de 16 años de edad. Pero veo que no entiende nada de las verdaderas mujeres valiosas. Se ha preocupado siempre de desear seguir escalando en el escalafón de los triunfadores para poder decirle, algún día, a sus descendientes, que es de esos hombres vanidosos que dicen que se han forjado a sí mismos, que se han hecho a sí mismos, que si llegó a comandante desde ser un simple soldado fue gracias únicamente a sí mismo. Usted es de los que se creen que, por decir eso, son muy importantes. Tome nota. Tome nota de lo siguiente. Para ciertas mujeres es muy fácil conquistar a ciertos hombres más bien majaderos... de esos que dicen siempre que se han hecho a sí mismos... pero les es imposible olvidar a quienes son tan nobles que sólo agradecen a Dios por lo que son y publican que lo son gracias a Jesucristo. Son tan nobles que ante los desprecios de hombres como usted sólo sonríen y hasta a las mujeres que les traicionamos nos responden con una poesia mientras guardan silencio y no nos reclaman nada y no como ustedes que nos reclaman el miserable y mezquino puñado de dinero que nos dan a cambio de hacerles compañía. ¿Qué es ser un hombre de verdad, señor capitán? ¿Quién es el verdadero capitán para las mujeres que valen la pena? La verdad es que esos hombres que aman en silencio el amor que sueñan siempre son los que tienen verdadera dignidad humana. - Es cierto... - No vuelva a bajar la cabeza y míreme a los ojos, señor capitán, como él me miró antes de decirme adiós. El capitán Atienza no se atreve a mirarla a los ojos. - ¡Señor capitán... sea usted un capitán de verdad y levante la cabeza para responderme! El capitán Atienza consigue levantar la cabeza lentamente... - No he conocido a ningún hombre así... - Quizás usted no conozca a ningún hombre así en el mundo social de sus amistades pero hay otro mundo en donde sí existen hombres así. Ustedes, los de capitanes para arriba hasta llegar a los capitanes generales y los presidentes de gobiernos, los llaman perdedores; pero quizás son ellos, los que ustedes maltratan llamándoles perdedores, los que saben triunfar al final. Posiblemente entre sus soldados rasos, los que no llegan ni tan siquiera a ser cabos ni tan siquiera a ser soldados de primera, existan algunos que también son así... como él... iguales que él. De él aprendí algo muy importante. ¿Desea usted escucharlo? - Sería muy interesante saberlo... - Que algunos hombres son capaces de escribir bellos poemas aun cuando tengan el corazón partido y hasta se atreven a cantar esos poemas, ¡Esos son los verdaderos capitanes, señor capitán! Aguantan el dolor mientras son capaces de seguir cantándole a la vida. Pierden cien batallas pero al final son los que ganan la guerra. Ustedes se jactan cuando les llaman perdedores, pero para las mujeres que de verdad valen la pena en todos los sentidos, y me refiero tanto a lo físico como a lo espiritual, son los que triunfan porque saben ser felices tal cómo ellos son y las saben hacer felices tal como las sueñan. Son los mandarinas, señor capitán, son esos de los que ustedes se burlan públicamente llamándoles mandarinas para que lo escuchen todos los demás cuando bien saben ustedes que valen mil veces más que ustedes que se jactan de decir que son machos bravíos en cuestión de faldas. La verdad es que ellos, los que ustedes señalan públicamente como mandarinas para burlarse de ellos, tiene tan bien puestos sus pantalones que nunca son perritos falderos como, en realidad, son ustedes. Entienden más que ustedes de faldas de mujeres hermosas pero se lo guardan para sus adentros para no ofender a ninguna otra que no lo sea... mientras ustedes, los que se las dan de machos bravíos y sólo son perritos falderos, ofenden a las que no les gustan aunque, a la larga, tengan que casarse con una de ellas porque las que les gustan de verdad aman a los que ustedes llaman perdedores. Para ser un verdadero capitán, señor Atienza, no es necesario llevar ninguna estrella visible en las hombreras de su uniforme y bien visibles ante los demás porque creen que esas hombreras les hacen más hombres si llevan estrellas cosidas, sino los que tienen una verdadera estrella dentro de sus almas. Y él es de esos. - Lección que nunca olvidaré. - Siempre que vaya a opinar de un hombre ajeno no lo olvide jamás. - Pero... ¿dónde está tu derrota, Carmen, si es que piensas de esa manera? - Está bien. Le permitiré la ocasión de que me tutee porque ya me quedan poco minutos con usted. Mi derrota es que no supe entender todo esto hasta que él me lo enseñó con su conducta y su manera de ser. Lo peor de todo es saber que aun cuando sabía que le iba a traicionar nunca jamás dejó de regalarme lo que le pedía; pero a pesar de sus regalos, que nunca jamás me los echó en cara como hacen ustedes los hombres que gustan regalar joyas preciosas para luego pasarnos facturas de ellas, no pude conseguir nada más de él. Absolutamente nada más de el. No solo ir a la cama sino ni tan siquiera un solo beso y ni tan siquiera una sola caricia. Una invitación a comer y beber cuanto yo quisiera. Una mesa de trabajo de madera artesanal. Un tiesto con una flor. Un poema lleno de sentimiento escrito sobre un poster dibujado con lápices de colores como sinónimo de belleza. Un tiesto con una flor. Un deseo de convertirme en Ornella Muti. Nada más. Es de los hombres que dan oportunidad a una mujer de que sea ella la que lo decida. Si esos hombres son, para ustedes, simples mandarinas... para mí los hombres machos y bravíos son simplemente boniatos y perdone la metáfora. - ¡Hombre! - ¡Mujer! ¡Recuerde que soy mujer! - ¡Mujer! - ¿Quiere decir que estoy exagerando al llamarles boniatos? - Pues creo que sí...que un poco... - Pues no. Les llamo boniatos por no llamarles sapos parteros que es lo que deberíamos llamarles si no les tuviésemos compasión. ¿Usted cree que no derramar ni una sola lágrima por una mujer como si fueran niños nos gusta a las mujeres que valemos la pena de enamorar? Se equivoca usted y los que son tan duros como usted. ¡Nos enamoran los hombres que lloran, por nuestra culpa, como niños pero con el coraje de no beber ni una sola gota de alcohol ni tan siquiera por nosotras! Puede resultar o suceder que, sea cual sea su futuro y el mío, no poder olvidarle jamás sea mi derrota. - ¡Vuelves a complicarlo todo, Carmen! - No. Solamente estoy diciendo la verdad. Aunque me enamore, en el futuro, de otro hombre y me case con otro hombre y sea feliz... a pesar de eso nunca le podré olvidar... ¿comprueba ahora que lo que yo quise convertir en una farsa y en una parodia se convirtió en un melodrama y una tragedia para mi corazón?. Supongo que en el futuro seré tan feliz como él siempre deseaba que lo fuera pero... sin él... no seré feliz del todo... porque siempre habrá un porcentaje de mi corazón, aunque sea feliz con otro hombre, que le pertenecerá a él. Algo así como que él ha sido capaz de sanarme milagrosamente el corazón para que otro hombre se apodere de él... ¡menos el trozo grande o pequeño que siempre le pertenecerá a él!. Seré feliz como él quería que yo fuera... pero nunca seré muy feliz... O, dicho de otra manera más optimista, como le gusta a él, seré muy feliz pero nunca feliz del todo. - ¡Vaya complejidad que tenéis ciertas mujeres! - Las que somos tan tontas y tan estúpidas que jugamos con los sentimientos de esos hombres que son como niños por dentro y siempre jóvenes por fuera sí que somos complejas de verdad. Al final resulta que me ha demostrado ser mucho más humano que lo que parecía cuando le conocí. Le veía siempre dentro del aula como un tipo lejano, rudo, hasta duro... y sin embargo no supe que lo que le sucedía es que estaba soñando con terminar los estudios para ofrecérselos a la Princesa con la que estaba soñando. Ese fue mi gran error. Pensar que era un tipo tan duro que había que castigarle y hasta echarle fuera de la carrera. Por eso acepté la apuesta a cambio de un buen puesto de trabajo. Resultó que no era un tipo duro sino que es un joven tan tierno que llora como niño mientras ama como hombre... por supuesto que a una sola chavala y nada más que a una sola chavala y ahora que estoy meditando quizás resulta que ella, la que nos sorprendió en la selva, sea posiblemente esa chavala que siempre soñó porque estoy recordando que se marchó con ella sin ninguna clase de lucha; lo cual no es su manera de ser a no ser que fuese la chavala que siempre soñó. - ¿Qué sucede ahora? Esta confesión me pilla desprevenido. - A mí también, capitán Atienza, a mí también me pilla fuera de juego. - Pues si no me cuentas nada más, Carmen, estoy seguro de que no vas a poder conciliar el sueño esta noche. - No. Seguro que no podré. Pero tengo que aclararle que existen muchos hombres que duermen profundamente y hasta roncan porque no tienen ningun gran sueño que alcanzar. Se conforman con tan poco que sólo valen poco. ¿Me comprende? - Sí. Te comprendo. - Sin embargo él, que es un verdadero luchador para alcanzar sus grandes sueños, ya está tan lejos que conocerle de verdad ya me es imposible. ¿Está usted entendiendo, señor capìtán? Creí que le conocía lo suficiente y eso dije a los demás cuando acepté la apuesta. Pero me equivoqué porque, la verdad, es que no tengo ni idea de todo lo que alcanzan sus grandes sueños. Dije que como le conocía perfectamente sería fácil conseguirlo... ¡y me equivoqué!... por un momento le hundí sus sentimientos pero jamás los mojó en alcohol como un macho bravío sino en lágrimas como un niño pero hombre de verdad. Ese fue mi fracaso y no su derrota. - O eso o estaba enamorado de verdad de ti. - Nunca estuvo enamorado de verdad de mí. Le gustaba nada más... al igual que le gustan muchas otras... pero si fuera cierto que me amaba a mí no se habría ido con la otra... porque no juega con las cosas del amor. - ¿Es que hay otra? - Sí. Hay otra. - Pues lo que yo saco como conclusión de toda esta tu confesión, Carmen, es que hay algunos jóvenes que son inteligentes y hay otros jóvenes que son estúpidos. - Sí. Exacto. Es cierto. Los jóvenes inteligentes duermen para seguir soñando lo que sueñan cuando están despiertos... mientras que los jóvenes estúpidos se creen que son felices porque poseen a las que desean, que desde luego nunca son las mejores en ningún sentido ni físico ni espiritual, cuando en realidad son tan infelices como los ratones dentro de las ratoneras. Los inteligentes duermen siempre soñando con lo que quieren alcanzar cuando despierten. Los estúpidos duermen pensando lo que van a poseer al día siguiente. La diferencia entre los sueños de los inteligentes y las posesiones de los estúpidos es abismal. Y siempre a favor de los inteligentes. Los hombres inteligentes, jóvenes sea lo que digan los documentos, saben hacer el amor porque practican el amor noble. Los hombres estúpidos, viejos sea lo que digan los documentos, no saben ni tan siquiera lo que es el amor, cuando menos lo que es hacer el amor, porque hacen el amor libre creyéndose que ellos son los que lo han inventado cuando lo inventó Dios desde Adán y Eva.. ¿Sabe usted, capìtán Atienza, la enorme diferencia que existe entre Curro Jiménez y un vulgar ladrón? - Quizás tenga que ver con la forma de comportarse con las damas... - ¡Acertó! ¡Eso es! ¡Amar a una sola mujer es el mejor amor que se conoce a pesar de las mentiras que nos cuentan los amargados que no saben amar a una sola mujer para que pensemos lo contrario! Por eso las mujeres necias sólo se entregan, sea cual sea la edad de sus documentos, a los tontos, a los estúpidos, a los imbéciles que tienen poder en las esferas sociales pero solo poseen, en realidad, la impotencia más grande que existe. La impotencia de no poder ser felices de verdad. - Con lo que me acaba de contar tengo ya más que suficiente, Carmen. Ahora empiezo a comprender lo que dijo Jesucristo. - ¿A qué se refiere usted, señor capitán? - A aquello de que a quien hierro mata a hierro muere. - Si. Es una buena comparación literaria pero real, muy real. Una buena comparación literaria para reflexionar bien sin tener que echar mano de meditaciones transcendentales y chorradas parecidas a las meditaciones transcendentales con las que nos engañan tantos gurús. Nada de gurús ni nada de meditaciones transcendentales. Yo quise matar a su corazón con armas de mujer fatal y mis propias armas de mujer fatal mataron al mío. ¡He aprendido ya que es muy peligroso arrojar el boomerang de los sentimientos contra alguien que es tan sano como él porque, en estos casos, el boomerang de los sentimientos se vuelve contra quien lo arroja! ¡Eso podría haberlo dicho también Jesucristo como parábola! - Si Jesucristo hubiese estado en Australia. - ¿Y quién le dice a usted, capitán Atienza, que Jesucristo no ha estado en Australia? - No entiendo... - Aprenda un poco más escuchando esta breve Introducción y luego investigue usted mucho más si es que sabe investigar: Los primeros escritos sobre el descubrimiento del continente australiano por parte de exploradores europeos datan de comienzos del siglo XVII. El primer avistamiento europeo del continente fue hecho en 1606 por el navegador neerlandés Willem Janszoon, quien navegó por el golfo de Carpentaria en su barco Duyfken, avistando y desembarcando en la costa oeste de la Península del Cabo York. Sin embargo, algunos historiadores afirman que la expedición española de Pedro Fernández de Quirós avistó el continente australiano unos meses antes. De hecho, el navegante Luis Vaez de Torres perteneciente a la expedición de Quirós, fue el primero en cartografiar el estrecho que lleva su nombre: Estrecho de Torres. Por otra parte, el nombre del país y continente "Australia", viene del topónimo "La Australia del Espiritu Santo" que Quirós le dio a la Isla Espiritu Santo, hoy parte de Vanuatu. ¿Se escucha o no se escucha a Jesucristo en Australia desde el Siglo XVII. Aprenda. Aprenda usted a investigar en vez de estar durmiendo siestas más largas que las de un oso en época invernal... porque si la llamaron la Isla del Espíritu Santo es porque fueron verdaderos cristianos y si fueron verdaderos cristianos es que hablaron de Jesucristo como el Hijo de Dios en Australia y contaron a los nativos australianos la vida, los hechos y los milagros de Jesucristo. En resumen, que repartieron Sagradas Biblias Cristianas en Australia ya en el inicio del SigloXVII. - Está bien. Lo acepto. Admito que muchos hombres perdemos lamentablemente el tiempo y eso es, verdaderamante, lamentable y lastimoso de verdad. - Por desgracia. - Dejemos eso para mi reflexión personal, Carmen. En cuanto a ese joven al que llamas Curro Jiménez supongo que no ha cambiado porque me da la sensación, por lo que me cuentas, de que siempre es así de joven... - El sí... pero yo no... - ¿Otra vez intentándome volver loco? Pero... ¿no acabas de admitir que se marchó tan lejos de ti que ya no volverá a ti jamás? Olvídale ya y vive tu propia libertad. Al fin y al cabo, haberte librado de él es una especie de liberación... ¿o no es cierto?... - Por eso lo digo. Él sigue siendo igual pero a mí me cambió todos los esquemas. - ¡Más complicaciones a la vista! ¡De verdad que si todas las andaluzas son iguales prefiero irme de vacaciones a Australia que son las antípodas de Andalucía con tal de no conocer a ninguna andaluza más! - Verá usted, señor capitán, resulta que en Periodismo estudiamos diversos esquemas de la comunicación social que aprendemos, por supuesto, de memoria; pero él ha llegado incluso a crear su propio esquema sobre la comunicación social. No conozco ningún esquema sobre la comunicación social que sea tan completo como el que él ha creado y ha sabido explicar con todo detalle y sin niguna equivocación. ¿Comprende ahora la diferencia que existe entre una estudiante sobresaliente como puedo ser yo aprendiendo de memoria esquemas de comunciación social que otros han descrito y un estudiante genial como es él creando sus propios esquemas sin copiar los esquemas de otros?. Esa es la diferencia entre él y yo. Él crea pero yo sólo estudio. El enseña pero yo solo aprendo. Él no tiene necesidad de que nadie le imponga esquemas de vida porque los verdaderos esquemas de comunicación social son los que viven hombres y mujeres como él. Aprenden a vivir totalmente liberados. Yo no. Yo soy de las personas que tienen que seguir esquemas trazados por otros para poder vivir libre... pero nunca liberada... como, al parecer, puede ser lo que está sucediendo entre él y ella en la selva. Él es capaz de buscar comunicación hasta debajo de las piedras... como me lo demostró allí mismo... y si esa jovencita es la respuesta que estaba buscando... - ¿Por qué te detienes ahora en la explicación, Carmen? - Porque estoy pensando que quizás no sea una salvaje sino la chavala que él siempre soñó y que sigue soñando. ¡Dios mío! ¡¡Jota Jota sigue soñando!! - Pero... ¿quién es Jota Jota? - ¡Él! ¡Es Él! ¡Ahora estoy empezando a coprenderle algo mejor! ¡¡No dejará nunca de soñar porque empiezo a estar segura de que ha encontrado su Gran Sueño!! ¡¡Él creó su propìo esquema de comunicación social superando a todos los demás esquemas de comunicación social existentes!! ¡Eso quiere decir que también es capaz de crear un esquema de comunicación interpersonal mucho más perfecto que lo pueda crear cualquier otro hombre! ¡¡Y eso significa que el 16-18 es cierto!! ¡¡Yo no soy la 16 sino que la 16 es Ella!! ¡¡Ahora lo comprendo al fin!! ¡¡Ahora empiezo a saber por qué se produjo la doble energía en el Real Observatorio Astronómico de Madrid!! ¡Debe ser que contactó con Ella mucho antes de conocerla! ¡¡Parece imposible pero puede ser verdad!! - O que la conocía desde siempre y la había visto en multitud de ocasiones. - ¿Qué está usted diciendo, capitán? - ¡Escucha, Carmen, si te encuentras mal es mejor que descanses por algún tiempo! Pongo a tu disposición mi propio hogar si es necesario y considérate como mi invitada especial porque me parece que esta aventura se te está convirtiendo en una pesadilla y estás empezando a delirar. Estás diciendo cosas que no tienen ningún sentido lógico, que no las entiendo ni como capitán de caballería ni como médico neurólogo. Es necesario que descanses. Confía en mí y confía en que no voy a intentar a abusar de ti y menos en las condiciones psíquicas en que te encuentras, Te soy sincero. Sólo te quiero ayudar. Me llamo Alvaro Agustín Atienza Buendía y Vásconez. Puedes llamarme Alvarito. - ¡Nunca! ¡Jamás! ¡Ya le repito una vez más que usted no tiene nada que hacer conmigo y menos siendo un casado con esa clase de esposa de la que me habló antes! - Eres una jovencita muy guapa y muy inteligente pero... yo... yo no... - La verdad siempre se lee en las miradas. Lo aprendí de él mientras fui su ayudante de investigación. Le comprendo del todo, capitán Atienza, comprendo que no entienda nada y crea que yo estoy mal de la cabeza. Por eso comprendo que todos ustedes, los científicos que dicen que nunca se equivocan porque lo saben todo o porque todo lo tienen controlado que es mucho más real que decir que lo saben todo, estén tan profundamente equivocados. Quizás sea porque ustedes, los militares y científicos, hablan de hipótesis posibles y de hipótesis imposibles y no pueden comprender que Él ha encontrado su hipotesis real en Ella y Ella ha encontrado su hipótesis real en Él. ¿Comprende la diferencia entre manejar hipótesis posibles o imposibles y manejar hipótesis reales o irreales? Las hipótesis posibles e imposibles de ustedes no sirven para la vida feliz, y por eso no son existencia... mientras que las hipótesis reales e irreales de ellos dos y los que son como ellos dos no sólo son vivencias sino que existen de verdad. Lo cierto es que las hipótesis de los militares y los científicos muchas veces hasta matan la vida mientras que las hipótesis de ellos dos y quienes son como ellos dos no solo dan vida sino que hasta son capaces de crear vida. ¡¡Por eso están tan cerca de Dios sin tener que morir jamás!! - Pero... ¿qué barbaridad estás diciendo, Carmen? - La barbaridad sólo existe en quienes no saben valorar la vida humana. ¿Quiénes son bárbaros, los que aman o los que odian? - Los que odian. - Por eso no es una barbaridad lo que he dicho de que están tan cerca de Dios sin tener que morir jamás. Ahora empiezo a comprenderlo todo, capitán, ahora empiezo a comprenderlo todo. Los que son como usted están tan equivocados que llamarles de usted es lo mejor que podemos hacer las mujeres. Sin embargo a jóvenes como él solo podemos llamarles de tú con total confianza. Ahora no soy la misma por haber intentado seguirle hasta el final, pero soy mucho mejor que antes y seguiré su consejo de volver a casa. Es como si yo hubiese vivido como una hipy y él me hubiese abierto los ojos. Por eso me hablaba siempre del amor noble en lugar del amor libre. De ser una vulgar hipy él me quiso convertir en una verdadera dama. Por eso, en vez de odiarle le amo, pero este amor es ya solamente la expresión de mi gratitud hacia él... porque me ha hecho abrir los ojos para ver que lleva razón y que siendo hipy no sería jamás una mujer digna. - Pues la próxima vez no seas ni tan tonta ni tan estúpida. Y ahora ya me tengo que ir. Te dejo razonando con tu propia conciencia. Yo ya he razonado bastante. Quizás cuando te encuentres de nuevo con alguien como él dejes de jugar a tontas y estúpidas apuestas de niños de papá y niñas de mamá practicando el amor libre, con hipótesis amorosas tan peligrosas, y le ames de verdad y con toda nobleza. Te lo aconsejo. - Es cierto. Es la realidad. Por lo poquísimo que la conocí a ella no existe ninguna comparación posible entre ella y yo en lo físico... ¡y no hablemos de lo espiritual porque la diferencia, en lo ético y en lo moral, ya es inmensa entre ella y yo y siempre a favor de ella!. - Pero... ¿se puede saber de qué me estas hablando ahora? ¿A quién has conocido tan poquísimo y, sin embargo, hace que la elogies tanto? - Estoy hablando de una jovencita de mi misma edad pero que está a años luz de distancia de mi forma de ser. Ella también juega al escondite... pero toma lo que le gusta sin hacer ninguna clase de apuestas, sin tener que hacer lo que nadie le impone y, desde luego, respetando a todos los demás. Por lo que sé... por lo poquísimo que he visto... por lo que me ha sucedido a mí misma en la selva amazónica... ella no juega con los sentimientos de nadie sino que hace que los sentimientos se conviertan en realidades. Espero que sea esto cierto y él no haya muerto o no haya sucumbido. - Otra vez me estás liando con tus habladurías y tus palabras. No comprendo nada. ¿Es que hay que comenzar de nuevo? - ¡Eso es! ¡Hay que comenzar de nuevo a ser tal como éramos! - Eso me suena a una antigua película. - Sí. ¿Sabe usted la sinopsis de su argumento? - No tengo ni la más mínima idea. No la he visto jamás. - Yo la he visto muchas veces. Y ahora comprendo por qué la he visto muchas veces. Hubbell Gardiner y Katie Morrows son dos estudiantes universitarios de muy diferente carácter. Hubbell es un atleta famoso en su universidad, un gran conquistador y amante de la buena vida. Katie tiene una decidida vocación política y es consecuente con sus ideas. Ambos se encuentran y se enamoran. tras un corto noviazgo, se casan, pero el matrimonio no funciona como creían. Pero hay una segunda versión que dice que en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, una pacifista y activista de izquierdas, llamada Katie Morrows (Barbra Streissan) y un aspirante a escritor de nombre Hubbell Gardiner (Robert Redford) acuden a la misma Universidad.- Unos años después se encontrarán en un local de Nueva York, siendo él un oficial del ejército americano aspirante a escritor y ella una trabajadora radiofónica que continúa con sus inquietudes reivindicativas. Pronto surgirá el amor entre ellos. - ¿Por qué me cuentas ahora todo esto? - Porque estoy segura de que si yo me hubiera casado con él, cosa del todo imposible por cierto porque existe ella, nunca habríamos podido ser felices en cuenta ella hubiese aparecido en su vida. Yo soy de la tierra firme, de las ideologías fuertes, de la vida segura... pero él es del aire leve, de las ideas con fe, de la existencia plena... y es imposible que hubiésemos funcionado bien. Por eso quizás lo mejor será comenzar a ser, de nuevo, lo que fuimos antes de todo eso. Comenzar de nuevo a ser jóvenes sin más señas de identidad que nuestra juventud, sin más edades ni compromisos salvo los del amor noble, sin más metas que permanecer al margen de la suciedad que muchos llaman sociedad... - De verdad que te ha afectado haberle conocido... - Porque en el terreno sentimental sólo he sido una tonta y una estúpida.., pero ¿sabe una cosa, capitán?... algunas jovencitas estamos tan equivocadas que nos gusta jugar con el amor como si fuera cosas de juegos de billar a tres bandas. Yo utilicé a otro compañero de aula precisamente para jugar a tres bandas. Pero esto, con él, solamente conduce al fracaso. Él no juega al billar a tres bandas cuando se decide a amar. No. Me di cuenta a tiempo de que es un joven directo que, cuando siente algo de verdad, no busca la lucha contra nadie. O sale vencedor o sale derrotado pero no lucha contra nadie sino que se entretiene en luchar solamente contra él mismo para ir mejorando cada vez más. Lo de los juegos a tres bandas, para levantar celos o para vivir el amor libre, que ambas cosas van unidas en realidad, no pertenece a su universo. Y es que mientras nosotros somos solamente del mundo de las pasiones, él pertenece al universo de los sentimientos. Dos cosas totalmente opuestas. Nosotras cuando nos apasionamos sólo somos caprichos nada más y vamos siempre calculando quién es el mejor, con quien nos va a salir mejor, a quien podemos manejar mejor... pero cuando él siente el compañerismo, la amistad y el amor, se entrega del todo y lo regala todo. En esos momentos no le importa, para nada, el mundo mundano. En otras palabras; para él sólo existen dos mundos, el mundo mundano y su mundo. Y el mundo mundano se la suda. - ¡Carmen! ¿Qué forma de expresarte es esa? - ¡La que he aprendido al poder compararle con los que tienen envidia de él! ¡En los momentos de las verdades, en los momentos de apostar los sentimientos, él no juega con falsedad como hemos jugado nosotros contra él y es porque el mundo mundano se la suda! ¡Me ha escuchado bien, señor capitán! ¡¡El mundo mundano, lo que piensen de él los del mundo mundano y lo que digan de él los del mundo mundano se la suda!! Si, capitán... ¡¡se la suda!!. - ¡Por favor, habla que entienda lo que hablas! ¿Qué es eso de que se la suda? - Sé que es una palabra muy barriobajera para la clase social a la que pertenezco y a la que pertenecen mis amigos los niños pijos y las niñas pijas, pero es la verdad y como es la verdad lo digo a quienes se me pongan por delante hablando mal de él. Cuando él siente algo, el mundo mundano se la suda y eso quiere decir que cuando él siente algo le da lo mismo lo que piensen o digan los demás, que pasa olímpicamente de lo que piensen o digan los demás, que no hace ni puñetero caso a lo que piensen o digan los demás, que le da por sonreír o partirse de risa ante lo que piensen o digan los demás porque es sincero, honesto, noble... y no esconde jamás sus sentimientos como hacen los "ratas de cloacas" que tengo como amigos en la Universidad. Y eso es porque él tiene personalidad propia no porque se haya hecho a sí mismo, como dicen ustedes los hombres que se creen super hombres, sino porque Dios le ha hecho de esa manera y él reconoce que ha sido Dios quien le ha hecho de esa manera. ¿Comprende ya del todo por qué me equivoqué al querer jugar a conquistarle en vez de haberle dejado en paz como se lo merecía porque vivía tranquilamente soñando con ella? No sé si él está viviendo felizmente en paz pero para que yo logre recuperar la paz de mi espíritu va a tener que pasar un largo tiempo... - Te entiendo, Carmen. Te entiendo. Buscaste el peligro y te quemaste por meter las dos manos en el fuego. Metiste la mano de la admiración y la mano de la traición al mismo tiempo... y eso es quemarse del todo... porque a un ser humano verdadero, sea hombre o sea mujer, cuando existen los sentimientos de por medio, o se le admira del todo o se le ignora del todo. Lo peor es lo que hiciste tú. - Sí. Lo peor es aceptar una apuesta para divertirnos a su costa los que no valemos ni la centésima parte de lo que vale él. - Os habréis reído a su costa pero él posiblemente sea más feliz que todos vosotros y todas vosotras juntos. Jamás seréis ni le centésima parte de felices que puede estar siendo él ahora, en este mismo tiempo, pero en sus propias coordenadas... - Exacto. Quizás sea eso. Quizás ha encontrado el 0.0 de sus coordenadas 16-18 y se ha realizado del todo, tanto como persona como amante. Quizás. Leda está equivocada al querer esperarle. Él no volverá con ninguna clase de reportaje único y original como cree Leda... porque él ha podido encontrar la Felicidad que empieza por Fe y ya no volverá jamás. - Pues yo creo que te equivocas, Carmen. Miré bien los ojos de Leda cuando hablaba y cuando cree en el compromiso de él. - ¿Él comprometido para casarse con Leda Melo de Carvalho? ¿Está usted loco, capitán? - ¡No estoy loco pero tú me vas a terminar por hacer que caiga en la locura! ¡¡Yo no he dicho compromiso matrimonial sino que me refiero a compromiso profesional!! ¿No estamos hablando de Periodismo los dos? - ¡Ah, sí! ¡Perdón, señor capitán! Olvidaba que estaba hablando de Periodismo. - ¿Acaso son celos contra Leda, Carmen? - Yo no sé nada de nada comparado con lo que sabe Leda. Leda es mi amiga. No debo tener celos de ella. No solamente lo digo por una posible relación con Jota Jota sino porque es una sensacional periodista y yo todavía una novata estudiantil. - ¿Se puede saber qué quiere decir Jota Jota? - Yo no sé lo que significa. Todos los del Periodismo le conocemos como Jota Jota nada más... posiblemente porque es doblemente joven ya que juventud empieza por J. Debe ser Joven por su Naturaleza Física y debe ser Joven por su Condición Espiritual. Debe ser por eso por lo que se hace llamar Jota Jota. - Sí. Eso es muy razonable. - De lo que estoy totalmente convencida, por lo que siempre demuestra ante los demás, es que él nunca jamás compartiría a su chavalilla con nadie, absolutamente con nadie.... ni con otro hombre ni con otra mujer... y en eso sí que es legal, leal y letal. Legal porque es un tío guay, leal porque es un tio fiel y letal porque es un tío peligroso cuando alguien se acerca a la chavalilla por la que tiene sentimientos. Así que si esa chavalilla tan espectacular que apareció en la selva es la parte 16 de sus coordenadas vitales, desde luego que es el hombre más feliz del universo... o por lo menos de su propio universo que es lo que, en verdad nos hace felices o infelices en la vida cuando tenemos tanta personalidad que creamos nuestro propio universo y nos la suda el mundo mundano. - ¡No vuelvas otra vez a decir que se la suda, por favor! - ¡El mundo mundano se la suda, se la suda y se la suda! El capitán Atienza se tapa los oídos hasta que ella termina. - Lo comprendo ya todo lo que puedo llegar a comprender; que no es mucho, pero sí lo suficiente como para deducir que te encontraste con la horma de tu zapato por jugar creyendo que él era tonto, un pelele niño pijo a los que estás acostumbrada. - Sí. Me siguió el juego hasta que dijo lo de hasta aquí hemos llegado. Hay muy pocos que, siendo como niños y llorando como niños, demuestran ser los hombres más valiosos, más valientes y más verdaderos del mundo. ¡Muchos adultos deberían aprender de un joven así; un joven que no quiere crecer más allá de los 18 años de edad para no ser como esos adultos que tienen el adulterio, la fornicación y la prostitución como norma de vida! Él no hace lo que le da la gana sino lo que quiere; o sea, cosas muy diferentes por cierto.. Tan diferentes que son opuestas. Su única bandera es la Verdad de Dios. Él y los que son como él jamás se envuelven en esos juegos que los adúlteros como usted llaman cosas de la vida, cosas normales, cosas que no se pueden evitar, como si en la verdadera vida fuese obligatorio ser un adúltero, ser un fornicador o ser alguien que se dedica a la prostitución, para ser hombres. ¡Y pensar que muchos hombres y mujeres que adulteran, que fornican y que se prostituyen están formando parte de las páginas más gloriosas del Mundo del Arte! ¡Cuánto fariseísmo y cuanta hipocresía, Dios mío! Muchos tan famosos y tan famosas deberían aprender de él y de los que son como él. Deberían tener más sentido común; porque la verdad es que el Mundo del Arte es, en realidad, el Arte Inmundo de la Historia de la Humanidad. Nos ha dado una lección que yo, particularmente yo, nunca jamás olvidaré. Me ha dado la oportunidad de ser importante, pero no fui capaz de entenderlo a tiempo. ¡Me enseñó, como magitral maestro, una lección completa sobre la comunicación interpersonal entre un solo hombre y una sola mujer... la lección más completa de toda mi vida! ¡Mucho más completa que todas las lecciones que me enseñan en las aulas universitarias! Porque es tan puro y tan noble que sabe apartarse siempre a tiempo e irse lejos de una mujer cuando sale otro rival a luchar por ella... pero, como está enamorado de verdad, sólo hace una excepción: la de su chavalilla soñada. ¡¡No permitirá jamás que nadie se acerque a ella con intención de quitársela!! De eso estoy segura. Se ha apartado siempre de los caminos de los demás, siempre ha aceptado que las mujeres que no eran Ella, por mucho que le gustaran, no le pertenecían y no como otros que buscan la ocasión para poner los cuernos hasta a los que llaman sus mejores amigos íntimos. Pero eso sí... a su chavala estoy segura de que la defiende a muerte. - Vuelvo a repetirte que te comprendo. - No. Usted es de los que no pueden comprenderlo porque son incapaces de sentirlo tanto como para entenderlo. De la simple comprensión que todos podemos tener al profundo entendimiento que tienen los que son como él, existe todo un abismo. En ese abismo caen todos los que se creen seres superiores porque les vence la codicia, la avaricia, la ambición. Y ahora se acabó lo que se daba. Ya no me queda otra cosa más digna por hacer que olvidarle por completo, como si esta aventura a su lado no hubiese existido para mí aunque para él sea una verdadera realidad la aventura que está viviendo. ¡Y es que es una realidad! - Entonces... ¿qué es lo que vas a hacer en concreto? - Sólo me queda regresar a mi casa porque quizás él me haya dado la oportunidad, al alejarse definitivamente de mí, de que yo pueda empezar también a vivir mi momento 0.0 de las coordenadas 16-18. La próxima vez que salga de mi casa será cuando haya aprendido a caminar liberada de toda clase de ataduras y de toda clase de complejos. Como hace él. Como hace exactamente él. ¡Él no será capitán con estrella cosida en las hombreras de un uniforme para que la vean los demás como, por ejemplo, sucede con usted y los que son como usted... pero tiene una estrella en el interior de su alma... ¡y eso sí que es ser un verdadero capitán de la humanidad!. No ustedes, Señor Don Alvaro Agustín Atienza Buendía y Vásconez... sobre todo me hace gracia eso de y Vásconez como si fuera usted de una casa nobiliaria cuando en realidad no existe ninguna casa nobiliaria de apellido Vásconez... porque son simplemente fachadas limpiadas con productos detergentes pero degradantes y con colonias fuertes, de esas que tiran de espaldas cuando se las huele, para querer oler mejor y disimular lo mal que huelen sus acciones, y no las de esos seres humanos obligados por ustedes a trabajar para hacer el "juego sucio" y que se embarran porque no tienen otra clase de liberación que la de estar sujetos a sus órdenes e ideologías, poderosos falsos dioses de la sociedad. Ustedes, los de y Vásconez por ejemplo, sólo son vividores a costa del trabajo de ellos. Son sólo falsas pantallas que intentan deslumbrar con sus fuegos de artificio, como esas películas que se basan únicamente en efectos especiales y no tienen nada de argumento interesante más que el deslumbramiento de los efectos especiales... pero... ¿qué especiales son ustedes en realidad?... - Esto yo... no sé qué decir... - No diga nada que es peor. Ustedes deslumbran a las gentes pero no a las personas. ¿Sabe la diferencia que existe entre ser gentes y ser personas? Me lo explicó varias veces él. Lo puedo resumir diciendo que gentes son las masas alienadas mientras que las personas son los individuos liberados. Tanto hombres como mujeres. Los capitanes de gentes suelen situarse en los lugares más altos y visibles para ser admirados por sus fanáticos admiradores y sus no menos fanáticas admiradoras. Los capitanes de personas no ocupan sitiales ni podios ni caminan bajo palios como si fuesen papas o popes, porque siempre están entre las personas, al mismo nivel que las personas a las que dirigen dándoles liberación como sabe hacer Jesucristo. Los capitanes de gentes se sientan en las tribunas para contemplar el desfile de las vanidades de este mundo. Los capitanes de personas se sientan en los graderíos, anónimos, simplemente para contemplar la grandeza de formar parte verdadera de la existencia. Y todo porque ustedes intentan formar parte de las grandes clases vendiendo incluso sus almas al diablo con tal de conseguirlo; pero ellos son grandes por sí mismos pero Gracias a Dios. Ustedes se dan las gracias a sí mismos diciendo como pavos reales que se han formado a sí mismos. Él y los que son como él sólo saben que son grandes Gracias a Dios y por eso se lo agradecen a Jesucristo. Por el altavoz del Aeropuerto de Tababela se escucha la dulce voz de una joven locutora. - ¡Pasajeros y pasajeras del vuelo Iberia cero-cero dieciséis-dieciocho, con destino a Madrid, por favor aborden la nave! - Ya no tengo más tiempo que perder ¡Es mi vuelo! ¡Es mi soñado vuelo! ¿Se ha fijado usted en mi billete? Lo saca de su bolso y se lo enseña al capitán. - Es el Vuelo 001618. No creo en las coindicencias. Creo en los milagros. Este es mi destino. Volver a empezar. - Espera, Carmen... tengo en el bolsillo derecho de mi chaqueta algunas estrellas de repuesto por si se estropean las que llevo cosidas en las hombreras. ¡Te regalo una para que siempre me recuerdes a mí! - ¡No, gracias, capitán Atienza! ¡Guárdese usted esa estrella para su deslumbrante colección de admiradoras! ¡Cuando yo quiera ver una estrella miraré al cielo y me acordaré de él! Carmen sale de la Sala VIP del Aeropuerto de Tababela con dirección hacia la puerta de embarque con destino a Madrid; mientras el capitán Atienza intenta convencerla desde lejos. - ¡Carmen! ¡¡Puedes tener la oportunidad aquí!! ¿Te interesa El Comercio? - ¡No, capitán, nunca! ¡De Madrid al cielo! ¡Buscaré mi estrella en Madrid antes de llegar a Málaga! ¡No me interesa, para nada, ni El Comercio ni tampoco ninguna otra clase de comercio! ¡¡Sólo me interesa llegar a escribir como él, aunque sea un poco nada más!!. - ¡Aquí puedes llegar a ser una estrella! - ¡No me interesan las estrellas cosidas en una guerrera para mostrarlas a los demás por simple vanidad como hacen muchos famosos de las Artes y otros Oficios. Yo sólo buscaré a uno como él; de esos que llevan, desde que nacen, una estrella en el interior de sus almas. Y Carmen se pierde en dirección hacia la Sala de Espera para subir en el avión de Iberia con destino a Madrid.
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