el vendedor
Publicado en Jul 29, 2009
El vendedor Como todos los sábados a la mañana, las ferreterías rebosaban de gente ávida de hacer las cosas de su casa, todos al mismo tiempo e incluso la gran mayoría sin saber hacer, ni tener oficio para hacerlas. La ferretería de acá a la vuelta, no escapaba a las generales de la ley. Los tres empleados y el dueño casi no daban abasto para atender al numeroso publico que ansioso esperaba ser atendido y porque no asesorado. Y para bien asesorar estaba el vendedor estrella llamado Ernesto Campos. Este era muy atento, pero también inflexible con los clientes, en el sentido de que él pretendía que debían llevar justo lo que necesitaban y no otra cosa. - •- -25, 26, 27 - casi sentencio la voz de Ernesto •- -Yo, yo tengo el 25 - dijo alguien surgiendo de entre la masa de gente •- -Ya, llame al 27, señor - replico el vendedor.0 •- -¡ Si, pero yo tengo el 25, y aun no me atendieron ¡ - casi suplico el cliente¡ •- -Bueno, señor, hay que estar atento, en que puedo ayudarle? •- -Mire, yo estaba buscando una cortina de baño... •- -Ud, se refiere a una cortina PARA el baño, no de baño, es así? - Corrigió el vendedor estrella. •- -Bueno, si, eso quiero una cortina para el baño. •- -Bien, ahora si, dígame que color quiere la cortina, porque debería hacer juego con las piezas del baño, o al menos con los cerámicos, no es cuestión de llevar cualquier cosa.- y acto seguido pregunto sin dar tiempo a la primer respuesta. •- -¿Por qué quiere cambiar la cortina? se rompió la que tiene, o no tiene ninguna? •- El cliente entre sorprendido y alterado respondió •- -Ehhh, si tengo, pero la quiero cambiar porque esta vieja y un poco manchada. •- -Bien, pero no me dijo que color la quería.- dijo el vendedor en una actitud de dominio de la situación •- Mientras que el cliente estaba casi amilanado •- -Bueno... las piezas del baño son blancas y los cerámicos también, yo había visto una que me gusto... - dijo el cliente señalando hacia algún lugar del local. •- -¡¡ Todo blanco ¡! Que monótono ¡- exclamo casi en voz alta el vendedor, provocando que las miradas apuntaran al desprevenido cliente. •- Este se empezó a sentir incomodo por la situación, pero de todos modos siguió adelante. •- -Bueno, pero no es cuestión de poner cualquier color, se debe mantener una coherencia, yo no le puedo vender cualquier cosa, a todo esto sabe la medida? •- -Pero, no son todas standard? •- -Si, señor, pero como se yo que su baño es tamaño standard, si yo le vendo algo que después no le va, Ud va a venir a cambiar y va a decir que yo le vendí cualquier cosa, me entiende.- dijo esto sin esperar respuesta. •- Los demás clientes asentían con la cabeza como dando la razón al vendedor. El cliente que ya a esta altura se sentía culpable por el solo hecho de querer cambiar la cortina de su baño, dijo: •- -Mire, yo lo único que quiero es llevar esa cortina de baño, para el baño, esa que esta allí, y nada más. Fue como si un detonante estallara en la personalidad del vendedor •- -Ud pretende arruinar mi reputación, para después decir que no asesore como corresponde y le vendí una cortina que no hace juego con su baño, no Sr., no es cuestión de comprar cualquier cosa porque sí. El resto de la gente casi aplaudía al vendedor. El atribulado cliente finalmente y viendo el cariz que tomaba la situación, opto por una retirada elegante •- -Bueno, me voy a fijar bien en mi baño y después vuelvo. •- -28 - dijo el vendedor. •- -Yo llame al 31 - dijo uno de sus compañeros. •- -Tengo que seguir el orden, 29, 30, 31, 32 . Insistió Ernesto. •- -Acá, yo, el 32 - mientras se veía una mano alzada desesperadamente entre la muchedumbre •- -Estaba buscando un destornillador - dijo mientras se abría paso. •- - ¿De que tipo? - dijo fríamente •- - Uno de esos comunes - aclaro el hombre. •- - Dígame que uso le va a dar, Sr., no le puedo vender cualquier cosa. •- - Un destornillador común y corriente, solo eso- aclaro nuevamente el cliente. •- - A ver si nos entendemos, Ud. quiere uno nacional o importado, punta reforzada, mango anatómico, corto o largo, para fuerza o precisión, plano o phillips? - casi parecía un interrogatorio •- - Bueno vea, yo solo quiero un destornillador para poner tornillos comunes. •- -Sí, señor, pero para tornillos de chapa, madera u otra superficie. •- - Bueno, la verdad es que no sabia que había tantas diferencias, deme uno cualquiera.- pidió el hombre queriendo terminar de una vez la compre e irse de una vez. •- -No. , No señor, si Ud. lo lleva y no le sirve, lo va a querer cambiar después de haberlo usado. •- - Mire yo solo quiero un destornillador común y listo, es tan difícil eso? - Dijo el hombre ya ofuscado. •- - De ninguna manera, 34, 35 - siguió el vendedor como si no hubiera escuchado nada. •- -36 ¡ •- - Yo acá ¡ - mostró una señora él numero correspondiente al llamado. •- El hombre del destornillador se volvió hacia la señora con el rostro rojo y la mirada iracunda, y en un tono no muy amable le dijo: •- - Señora, aun no me terminaron de atender a mí ¡ •- - Ah, no sé, señor. Llamaron mi numero. - Dijo la señora sin miralo y abriéndose un hueco entre la gente y se acomodo en el mostrador, al tiempo que entregaba el numero al vendedor. •- - UN MOMENTO, ME ESTABA ATENDIENDO A MI ¡!!! - dijo sin saber si mirar a la mujer o al vendedor •- Desde atrás se escucho una voz gutural que se podía haber deducido que era de un hombre que pretendía defender a la mujer. •- - Si yo escuche que llamaron a la señora!! - Dijo tomando partido aunque sin saber bien porque. •- - Ud. que se mete, si me estaba atendiendo a mi!! - dijo el hombre del destornillador •- La señora que había conseguido un apoyo en el mostrador no se quedo atrás. •- - Me llamo a mi ahora!! - Dijo mientras se terminaba de acomodar.- Yo quería un mantel. Dijo sin parar ni esperar respuesta de nadie. •- - No me voy a ir sin mi destornillador - se cuadro el hombre dejado de lado. •- - Pero déjate de joder y dejale el lugar a otro - dijo como amenaza el hombre que defendía a la mujer del mantel. •- - A quien le decis ¿ - las cosas empezaban a desbordarse •- La mujer como si nada pasara volvió a insistir con su pedido, tal vez porque veía que las cosas se estaban poniendo algo tumultuosas. •- A todo esto los tres vendedores, en realidad los otros dos que no estaban involucrados, se separaron hacia atrás del mostrador, en cambio Ernesto seguía como si nada. •- Un señor bajito que hasta ahora no había intervenido, no tuvo mejor idea que aportar su voz al ya caldeado ambiente. •- - A ver si terminan de una vez, que quiero hacer mi compra, que mi señora me espera en cas... •- No llego a terminar la frase, puesto que algo así como una mano paso rozando su cara en dirección al defensor de la mujer del mantel. •- Una señora que estaba con su perrito en brazos, se hizo atrás mas en defensa de su perro que otra cosa, este a su vez asustado intento morder a la persona que tenia mas cerca, a la que la señora vio como un acto de agresión hacia su mascota •- - ¡ Que le hace a mi perrito ¡¡ - dijo indignada. •- - Pero señora, si fue él, el que me quiso morder. •- - No sea atrevido, quiere, que mi perro no le haría nada si Ud. no lo molesta. •- A todo esto se sucedían empujones y amenazas entre el resto de los concurrentes. •- Los empleados optaron por retirarse definitivamente del mostrador, salvo como es de suponer, el vendedor estrella seguía en su puesto como si nada, y llamo a otro numero. •- - 37, 38. •- -Me toca a mi - dijo alguien que pretendía surgir de entre la incontrolable masa de gente. •- Alguien arrebato el numero de la mano que se alzaba, y esto fue el acabose. Todo se transformo en una batalla generalizada, donde empezaron a volar objetos varios. También se veían por el aire objetos personales y alguno aseguraría después que hasta el perrito de la señora fue lanzado al aire. •- Fue desde afuera y cuando la gresca era generalizada alguien grito: •- - Viene la policía ¡!! •- Era cierto, por la calle se veía avanzar a la división halcón, y algunos chimangos también, junto a ellos se veía agrupados a la división perros, a la policía montada, y más atrás los carros hidrates, y un numero no determinado de infantería con sus escudos cascos y garrotes. •- De la ferretería algunos salieron disparados en direcciones varias, otros pararon de pelear y parecían escolares de primer grado. •- La formación policial avanzaba de todas formas con decisión. Poco a poco la ferretería se fue volviendo un lugar vacío y desértico, casi triste. •- Los policiales, sin romper la formación continuaron su paso seguro hacia la plaza de acá a la vuelta, rumbo al acto patriótico que se desarrollaría en esa mañana. •- En la ahora desolada ferretería el vendedor estrella dijo a sus compañeros •- -Sería mejor cerrar, los feriados nunca viene nadie.
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