Circulare Philosophae: 10 Cartas No Magnas (El Chivatazo).
Publicado en Sep 28, 2012
Carta Número 1: Las pretensiones de la Metafísica.- Dejando aparte al primer tío más talentoso de la historia; que era tan talentoso que le llamaban Tales de Mamiloto (allá por donde Las Grecas dieron sus últimos cantes) entremos en la cuestión. La Metafísica, en resumen muy reducido para que me admitan este texto en Vorem, consiste en meter la física en una probeta, añadirle un poco de líquido ligth y probar a ver a qué sabe. En este sentido las pretensiones de la Metafísica son mucho más elevadas de lo que pensábamos hasta hace un par de meses nada más; porque resulta que se nos sube mucho a la cabeza y nos mareamos. Una posible solución contra "el mareo de la Metafísica" consiste en coger un objeto romo y pasar a pensar en cómo Romo se deshizo de Rómulo (porque no se sabe qué fue en realidad lo que pasó entre los dos gemelos amamantados por una loba). Si no acertamos a respondernos a nosotros mismos cuáles son las pretensiones de la Metafísica mal lo llevamos entonces; porque como dijo un metafísico en estado de éxtasis: Conócete a ti mismo antes de conocer a una chavala que te guste. Lo cual, más o menos exacto a lo que dijo ese metafísico, nos demuestra que si no sabes responderte a ti mismo (cuestión de pura Metafísica) ¿cómo vas a saber responderle a la chavala que más te gusta cuando te dice que te invita a estudiar la Metafísica en la cocina de su casa porque su madre te quiere conocer lo guripa que eres? Claro que queda una opción evaluando las experiencias de Hache Gé Wells, otro tipo muy talentoso pero no de cuando Las Grecas sino de cuando Wellington y por eso le llamaban cariñosamente Wells. Ahora bien, hay que aprenderse muy bien, metafísicamente hablando, "El País de los Ciegos" de este tal Wells para no andar con citas a ciegas porque puede que esté entre ellas la que más te gusta pero puede ser que por no acudir a estudiar Metafísica con ella a la cocina de su casa porque te entra canguelo que te conozca lo guripa que eres tu futurible suegra la pierdas para siempre y te entra, para el resto de tu vida, la nostalgia metafísica de la que tanto estudiaron y escribieron, para amargarnos la existencia, Descartes (al cual le debemos descartar ipso facto), Spinoza (que nos da mala espina) y Leibniz (que tampoco nos vale para ligar con la chavala que más nos gusta porque su Metafísica es más difícil de aprender de cómo se tira, con un cien por cien de posibilidades de meterlo, un penalty al platónico de tu primo que se la quiere ligar antes que tú porque se cree que el primo eres tú y no él). Solución: Darle una metafísica serenata kantiana a la chavala que más te gusta antes de que te la quite tu primo o el primo de tu primo (que de las dos maneras nos referimos al mismo tiparraco). Por cierto, la pregunta metafísica que debemos aprender bien para ligarla a ella es ¿kantaba o no kantaba Kant? Si descubrimos que Kant estaba demasiado ocupado criticando a la razón pura del panadero cuando le vende el pan duro (que es cuestión muy metafísica por cierto porque el hombre no vive solo de pan pero no se sabe nada de eso sobre la mujer) deducimos que kantaba muy mal y por eso tampoco nos sirve. ¿Cuáles son, entonces, las pretensiones de la Metafísica? Hay que estudiar muy bien el tiempo que hace que tu primo o el primo de tu primo (que es siempre el mismo de siempre y por eso no evoluciona metafísicamente hablando) lleva rondando con mariachis a tu chavala preferida y qué movimiento debes hacer tú (dentro de los límites legales de la Metafísica) para que ella se fije en ti y no en Arnold Schwarzeneger. En definitiva, las pretensiones de la Metafísica es que debes estudiar mucho tu situación económica para poder dejar de acudir a estudiar esta materia filosófica con ella en la cocina donde te espera conocer tu probable futura suegra y ver la manera filosófico-metafísica de poder invitarla a ella sola (sin que se entere tu primo o el primo de tu primo)a un helado Frigo que es una buena marca de helados. Pero si la quieres ligar metafísicamente del todo... mejor invítala a un helado Camy que es mucho más moderno.
Carta Número 2: Significado y sentido común.- Dejémonos de pamplinas y olvidemos eso de que el sentido común es el menos común de los sentidos cuando estamos enamorados de la chavala más guapa de nuestras múltiples existencias ya que lo que molaba, antes de conocerla a ella, era ser camaleónico y cambiar de color según las chavalas que te gustaban pero ahora... usando el sentido más raro que tengamos sobre las cuestiones de la Filosofía en general y de su Filosofía en particular, debemos intentar enrollarnos con algo de Wittgenstein que el muy locuaz (porque hablaba muy lindo por cierto) aspiraba, nada más y nada menos, a la aclaración lógica de los pensamientos. Pero sucede que ahora estamos de verdad enamorados y el tal Wittgenstein no nos sirve porque al enamorarse de la que más nos gusta en todos los sentidos dejamos de usar el sentido común y su significado. ¿Podemos, entonces, echar mano de algo de Sócrates? No os lo recomiendo porque el chiflado de Sócrates (y no me refiero al futbolista brasileño sino al de los pensamientos socráticos) me parece que enloqueció porque no conseguía ligar con Julia Graco, la hija de Julio Graco, que era la que mejor estaba por aquellos tiempos en Roma y por eso dijo que sólo sabía que no sabía nada de ligar con las más guapas. Pero como resulta que estamos en Madrid y no en Roma y no debemos enloquecer salvo que ella nos lo pida y, seguro seguro seguro, que nos va a pedir un beso en la cara, pues adelante con el siguiente consejo filosófico: esto es como las lentejas si la quieres te la comes y si no la dejas (buena filosofía de mi abuelita materna por cierto) pero cometerías el error de dejarla en el brazo de gitano de tu primo o el primo de tu primo; que no es un gitano por cierto sino que quiero decir que aprovecha tu abandono para invitarla a un brazo de gitano con tal de ligársela. Es mejor tomar otra alternativa sobre el significado y sentido común cuando estamos enamorados de verdad. Puedes estudiar, por ejemplo, todo el tomo completo de "Treatise of Human Nature" (Tratado de la Naturaleza Humana) de David Hume que, la verdad sea dicha, sólo sirve para hacer humo con él después de haberlo tirado a la chimenea encendida. En realidad; la solución idónea para encontrar el significado del sentido común es no enamorarnos nunca de ninguna pero entonces caeríamos en brazos de los misóginos a lo Schopenhauer y no mola ese asunto. Quizás el significado y sentido común, cuando estamos enamorados de verdad, sea buscar el principio de verificación, el criterio de falsabilidad y el uso que podemos darle a todo este cóctel filosófico formado por el hat-trick de Bertrand Russell, Ramsey y Moore y que Dios reparta suerte. Carta Número 3: El análisis filosófico.- Analizar a la chavala que más nos gusta de todas nuestras existencias tiene un mogollón de filosofía femenina que, como debéis saber, debe partir, en un principio, de un análisis formal para presentarnos ante ella, en la cocina de su casa y vigilados por nuestra futurible suegra, de manera lo más formal posible. En ese caso, si eres capaz de hacer eso, habla de gramática parda con el padre de ella, con el tío de ella que es un escritor famosísimo en todo el Continente donde te encuentres en esos momentos y con su hermano (éste último es el más peligroso porque se carga a guantazos a todos los aspirantes a ser novios de ella). En ese caso, coges a su hermano por banda, en un aparte, y le hablas de que tú no eres de esos del análisis del uso ordinario al estilo de Joe Louis Austin sino que has llegado a pie porque tu Austin está averiado (aunque no exista tal automóvil nada más que en tu imaginación) y así, como el hermano de ella es un adorador de automóviles lujosos te lo metes en el bolsillo y le mandas a dar un paseo por las filas de jacarandás del parque colindante a su vivienda y tienes ya el campo abierto para hacer un examen de los hechos. No te entretengas demasiado con el examen de conciencia porque entonces no acabarías jamás y ella se iría al cine con tu primo o el primo de tu primo; así que abrevia la cuestión filosófica con la teoría del conocimiento que sabes usar en casos de extrema urgencia. Date prisa en el examen y si apruebas con un notable alto date por satisfecho y lee mi cuarta carta. Carta Número 4: El problema de la percepción.- ¿Qué percibes cuando ella, sentados los dos en la cocina tomando el café que te ha brindado tu futurible suegra, te mira de arriba a abajo para saber qué clase de galán eres tú? Para saber algo de ello, deja momentáneamente el problema de la percepción y recítala un poema tuyo diciendo que es de Gabriel y Galán y quedas como todo un galán conocedor de Alta Poesía y no como tu pirmo o el primo de tu primo que es un zoquete que no sabe hacer ni un pésimo pareado mientra tú paras un momento de versificar para estudiar la percepción que has despertado en la mirada de ella. Háblale del argumento de la ilusión y de que su percepción de las cosas (porque ve el mundo de forma opuesta a como lo ves tú) es sólo una teoría casual y no causal como está creyendo ella. Que tengas suerte, chaval. Carta Número 5: La construcción del mundo físico.- ¡Aquí ya empezamos a entrar en terrenos peligrosos pero a estas alturas del enamoramiento cuando ya has logrado superar el miedo a tu futurible suegra que sonríe desde la esquina de la cocina no puedes echarte para atrás!. Puedes intentar dártelas de Gran Filósofo diciendo que el color A no es el color B y que el color B no es el color C y te quedas más pancho que López que es como se apellida tu primo o el primo de tu primo. Si la respuesta de ella es afirmativa (o sea que te ha comprendido bien lo que has demostrado al decir que el color A no es el color B y el color B no es el color C) puedes empezar a sonreir y, olvidando por unos segundos los problemas centrales de la filosofía (de Ayer y no es que sea de ayer sino de un autor llamado Ayer), le pones el ejemplo del fútbol diciendo que el color A es el Amarillo de Las Palmas (y juntas las palmas para pedir perdón por el atrevimiento pero si no pasa nada sigue), que el color B es del Blanco del Real Madrid (y aquí pones los ojos en blanco y te muestras más blando que un merengue porque es mejor eso que mostrarse duro como el pedernal) y si no pasa todavía nada pues terminas diciendo que el color C es el Colorado del Río Colorado (para no abusar demasiado con lo del fútbol). Si se acerca el padre de ella para pedirte que lo expliques mejor le dices que vuelva a la reunión, en el salón, con el tío escritor de la familia que es el más famoso del Continente en donde estés y que ya mañana, si Dios quiere, le invitarás al cine (antes te has cerciorado bien de que ama el cine) para ver la película "Los cañones de Navarone" por ver si se duerme con el primer cañonazo de la película y se le olvida que no tienes ni idea de el problema de la privacidad de Peirce y de William James porque no eres tan cotilla como tu primo o el primo de tu primo que, como ya sabemos, es la misma persona que a veces es tu primo y otras veces es tu primo haciendo el primo. En cuanto al esquema de la construcción le dices que no te dio tiempo de estudiar Arquitectura pero que para eso, en el futuro, si te casas con ella no habrá problemas porque la chavala de la que estás locamente enamorado (ella por supuesto y no otra ella ni otra ella ni otra ella ni etcéteras de ellas) sabe dibujar hasta edificios completos y por eso no vas a estudiar Arquitectura y así disimulas y no descubren todos los familiares de ella que no sabes diferenciar entra la regla y el cartabón, ni por qué hay que medir la carga para no descargar el eje central de la línea vertical y, para demostrar que sabes lo que dices, les explicas ya a toda la familia reunida que la Torre de Pisa se va a caer un día de estos precisamente porque los obreros que la construyeron no supieron usar la plomada y así se levantan todos, por lo plomo que te has peusto con las explicaciones, y te dejan, por unos momentos, a solas con ella en la cocina. ¡Entonces sí! ¡Entonces deslúmbrala diciendo que sabes de Fenomenalismo (citas solamente a Mill pero le dices que conoces a miles de fenomenolistas) y quedas como un fenómeno ante sus ojazos! Carta Número 6: El cuerpo y la mente.- Entrado ya en materia filosófica de gran profundidad de carga, te cargas las aspiraciones de tu primo y del primo de tu primo (que además es atontado desde que nació) y le mandas a comprar cacahuetes y que se los coma en el Parque de La Carolina para ver si tu ya casi enamorada novia te pone atención del todo y entonces te levantas y cuentas todo lo que sabes sobre las personas y sus experiencias (las tuyas te las callas para que no se dé cuenta de que no has tenido ninguna porque eres virgen todavía) y te tiras el folio diciendo cómo se relacionan el cuerpo y la mente identificándote como una gran observador de las sustancias mentales y le dices que existen mogollones de dichas sustancias tal como Bradley afirmó. No te olvides citar a este tal Bradley porque le dará un toque de elegancia intelectual a tu rollo patatero filosófico que ella ya no se para de reír y tú sigues todo serio porque ha vuelto su padre para ver qué está pasando para que ella se rïa tanto. Cambias de tema y le explicas a tu futurible suegro que son cosas sin importancia... que sólo son los caprichos de la identidad de ella porque es muy caprichosa y se te ocurre decir que te acaba de pedir que la invites a un café pero no en la cocina de la casa familiar sino en la lujosa Avenida del Amazonas. Y te la llevas de la mano dejando cortados a su padre, a su tío el tan famoso escritor y al celoso de su hermano mayor. No te olvides de decirle a todos ellos que, cuando vuelvas, les hablarás del fisicalismo si la cosa ha ido bien entre ella y tú. Suerte. Carta Número 7: Los hechos y las explicaciones.- ¡Peligro a la vista! A la vuelta del paseo y del café tu futurible suegra te va a pedir que le cuentes sobre los hechos y las explicaciones. Se está refiriendo a lo que habéis hecho los dos paseando por el Parque de La Carolina y qué explicaciones le das a hora a ella. ¡Tú no te arrugues ni te eches para atrás! Citas un hipótesis simple y fácil de recordar. Por ejemplo puede valer la siguiente: si X vale 1 e Y vale 1 la suma de X más Y debe ser Z igual a 2. Y no pasa ná de ná. Carta Número 8: Orden y probabilidad.- Como ya tienes a toda su familia en el bote, te invitan a comer. Aquí debes de tener mucho orden en la forma cómo te sientas, no arrastres la silla, no sorbas al toma la sopa, maneja el cuchillo del pescado como si fueras mejor torero que José Mota (no te equivoques y digas José Tomás porque te descubren) y otras cuantas cosas más que has tenido la habilidad de estudiar en el Libro de Carreño titulado "Buenas Costumbres" aunque tú de buenas costumbres solo sepas lo buena persona que eres. En la comida no hables mientras masticas pero les cuentas, a todos, la uniformidad de la naturaleza (a la cual respetas tanto como a tu ya casi segura novia) y haces un cáculo de posibilidades de que ella te diga sí o te diga no. Como parece que está dudando no te achantes ahora y suelta el rollo de la teoría de la frecuencia y cuando llegues al límite de tus conocimientos filosóficos te inventas la Teoría de la Satisfacción según Thomas Hobbes que, como no existe tal teoría, quedas como un rey explicando lo que quieras y a su padre, rápidamente, le comentas la sinopsis del la película "En busca del arca perdida" y ya está. Carta Número 9: Lógica y existencia.- Ya con tu vitola de Gran Pensador conquistada a fuerza de contar rollo tras rollo, no te olvides de decir que conoces, personalmente a un tal Goodman que es un gran amigo desde tu más tierna infancia y que es descendiente directo del filósofo Nelson Goodman, que es el que mejor se te ha quedado en la memoria durante las clases en la Universidad y les dices a todos que no tienes tiempo de explicarles su obra titulada "La relatividad ontológica y otros ensayos" pero que... ¡mañana!. Carta Número 10: Las pretensiones de la Teología.- Miras el reloj, agradeces la comida, te excusas diciendo que se te acabó el tiempo porque tienes que ir a la peluquería para recortarte el pelo pero sin recortarte las orejas como si fueras una foto de futbolista, le das un beso en la cara a la chavala que te gusta tanto que te has enamorado demencialmente de ella y ella está locamente por ti y te despides con un... ¡mañana!. ESPERO QUE ESTAS DIEZ CARTAS OS SIRVAN PARA LIGAR CON LA CHICA QUE MÁS OS GUSTE.
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