Donde gire la cabeza que me sostiene, mi visión amplia el todo y a todos, esa es la maravilla de los ojos limpios y la mente abierta, es curioso que un simple sombrero como yo diga tan verbales palabras, pero es que imposible obviar que pa´ que está la leña sino es pa´ hacer fuego, las cabezas suelen olvidar eso de que en la simpleza está el misterio, y he acá el hilo de la costura, donde la mula va, va el carro y hay una cabeza que me tira pa´ ese lado, es una cabeza rara, de esas raras que sombrero que pose sobre su mollera  le quepa bien, no le sobra ni le falta ni lo vuela ningún viento, de idea claras pero misteriosas, como agua de vertiente que aun no ha sido desvirgado por ninguna fuente, es una cabeza que me llama, la escucho desde el viento, ese mismo que trae las hojas doradas del otoño  y regocija como la brisa del verano, una cabeza que no olvida, que da vueltas por el cafetal trayendo minutos a las horas dormidas, me pregunto ¿si no es ahora esa misma cabeza quién me carga?, no hay aventuras en la vida, la vida es una aventura, los kilómetros no son más que pasos y los lugares son todos cafetales, ¿entonces porque no?, ¿Por qué no ser cargado por una cabeza que vuela por libres albedríos?, ¿Qué nuevas experiencias me deparan?, no todas las cabezas son iguales, no todas , no señor, hay como dije anteriormente, cabezas que piensan con la cabeza, otras con ese órgano que llaman corazón y otras con ambas, son escasas, sí señor, pero les aseguro, las mejores. Yo, sombrero de paja  deshilachado y viejo os digo, la última palabra la tiene el tiempo…