Para: Camilo Henao, textalero amigo
 
 Lo principal, no es fantasma aunque en el pueblo rezamos para que algún día se convierta en el espectro de la niña que a las dos de la tarde, siempre a esa misma hora bajo el candente sol,  recorre las callecitas del pueblo tocando sin parar su tambor de hojalata.

Nadie sabe dònde vive. Ninguno se atreve a sugerirle cambiar su monótona música. Siempre igual. Esto empuja la gente a marcharse del pueblo, hacia aldeas vecinas.  Casi siempre hacia el desierto, porque esto es mejor que verla descalza, con su transparente bata blanca,  limpia como si acabara de lavarla. Por donde pasa, deja gotas de agua en el andén, sobre las piedras, junto a las sombras de los árboles. Esta ofensiva humedad donde hay  poca agua y están secos los arroyos, pocos la soportamos.
Claro, no es un fantasma ni podrá serlo nunca.