Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) -65-
Publicado en Sep 30, 2012
- ¡Vamos, Luz Celeste, sólo nos queda el último esfuerzo nada más!
- Sí, Jota Jota, hemos conseguido subir la Montaña Verde. - ¿Sabes lo que más me gusta de haber subido hasta aquí? - Haber llegado a la cima. - No, Luz Celeste, haber llegado a la cima no es lo que más me ha gustado. - ¿Entonces? - Me agrada mucho el calor de tus manos, Luz Celeste. - A mí también me agrada mucho el calor de las tuyas, Jota Jota. Jota Jota termina de subir a la cima de La Montaña Verde, aupando por la cintura a su bellísima y escultural esposa para, una vez los dos arriba, darle un beso en la boca allí, en lo más alto de la cima de La Montaña Verde. - ¡Caramba, Jota Jota! ¡No pierdes ni una sola oportunidad! - Es que hay oportunidades que, por ser lo opuesto, es necesario besar. - ¡Qué tonto eres! - Ya lo sé. Soy tonto por hacerte caso. - Por eso te amo más... pero ahora vamos a ver qué descubrimos desde aquí. Ella se libra del abrazo de él y le hace girar sobre el eje de su cuerpo para que mire hacia abajo. - ¡¡Mira, Jota Jota!! ¡¡Mira bien!! ¡¡Mira lo que hay en el valle!! - ¡¡Ostras!! ¡¡Dios mío!! ¡¡Pero si es un palacio de oro macizo!! ¡¡O sea, como tú de maciza pero en forma de palacio de oro!! Ella, entre asombrada y asustada, suelta una espontánea carcajada antes de seguir hablando. - ¡¡Mira allí, Jota Jota!! ¡¡Es una pequeña montaña de cristal!! - ¡¡Ostras otra vez y eso que no me gusta, para nada, comer ostras al natural!! Las tuve que tomar a la fuerza en la costa gallega. Si no van acompañadas de algo de aliño no me gustan. - ¿En dónde? - En la costa gallega. Digamos que en Vigo. Y no me gustaron por estar demasiado crudas y sin aliño alguno, como si fueran chavalas todavía por hacer... y es que yo soy como los grandes toreros a los que les gustan las faenas de aliño cuando tienen que salir de un apuro. Luz Celeste vuelve a soltar otra alegre carcajada pero, de repente, se pone muy seria... aunque su rostro sigue siendo bellísimo incluso cuando está muy seria. Eso es lo que enloquece a Jota Jota. - Ahora no, Jota Jota. Esto es algo muy serio. - ¿Un palacio de oro y una pequeña montaña de cristal son algo muy serio? - Por supuesto que sí. ¡¡Acabamos de descubrir la guarida y residencia privada del llamado dios blanco!! Bajemos a ver qué encontramos. - Espera, Luz Celeste... ¡mira allí! - ¿Hacia dónde? - Hacia el terreno que se extiende por delante del palacio de oro. ¡Son chavalas guapísimas! - Que te digo que hablemos en serio. - Mira bien y verás que digo la verdad y que estoy hablando totalmente en serio. - Es cierto! ¡¡Son las Vírgenes del Sol desaparecidas misteriosamente en medio de la selva!! - Luego llevas la razón una vez más, Luz Celeste. ¡Es el refugio y la residencia privada de se tan mal llamado dios blanco! ¡A partir de aquí soy tu fiel escudero, chavalilla! - ¡Pues yo he oído en algún lugar que el fiel escudero siempre muere! - Puede ser posible excepto si el escudero está loco por la chavala a la que ama. - ¡Jajajajaja! Cierto. Un fiel escudero totalmente loco por mi culpa tiene tanta locura que siempre vive y no muere nunca. Sólo se mueren los que no están locos. - Quizás porque sean los únicos que lo están. La vida hay que definirla al revés para poder comprender su Verdad. Solamente mueren los que se creen normales y de tan normales como se creen buscan la muerte como un final. Los locos nunca morimos porque pasamos olímpicamente de la muerte. La muerte es para los que no viven una aventura sino un aburrimiento. - De verdad que tú y yo somos eternos, Jota Jota. - Eso ya está mucho mejor, Luz Celeste... y ahora que se ta quitado el miedo del cuerpo vamos a bajar en silencio.
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