Impúdicos pezones que escupen decadencia  

en un sufrir de insomnio en la memoria,
 
temores que impregnan los peñascos con fatiga
 
entre escuetas narices de una vida hipócrita 

que va sembrando su orín en mis omóplatos,
 
 
entre sonrisas de alfileres
 
y moluscos sin sexo,
 
entre basura vestida de cordura
 
y bandoneones que contradicen las notas de mis hombros
 
 en esta puta entremuerte...
 
 
¡locura tan loca que hoy bosteza excelencia! 

ante mezquindades que babean su asfixia

sometiendo aquella estrofa a mis garrones...
 
 
beoda apariencia de estar viva
 
 
que va tallando a lengüetadas mi tumba.