OLVIDO
Publicado en Oct 05, 2012
Siento necesidad de abandonar, por completo, la percepción de estar separado o inmerso en el entorno inmediato. Pienso en la naturaleza de las cosas, en la ilusión escondida en apariencias, en necesidades, en sueños cuando causan estados compulsivos, serenidad o éxtasis. Reparo en el comportamiento de los seres vivos que me rodean. Juzgo, censuro, critico y reacciono con carga emocional y otra sensación sobreviene y modifica actitudes. Siento, entonces, alegría por ser libre y en indescriptible plenitud. El renunciante enseña el desapego y la ruptura con las ataduras de férulas impuestas por la mente. Vuelo con las alas del ave, floto en uno de los cuatro elementos y me siento emergiendo de los otros en convergente unidad e inconmensurable amor divino, presente continuo como en el gerundio.
Nada extraño por la amplitud sobreviniente de quien todo lo tiene. En casa desaparece la ambición, el deseo, los apegos o las necesidades. La plenitud de la nada absoluta y de su contemplación. No se mira en el territorio de la vecindad en donde los florecimientos son frágiles y pasajeros. Se mira, adentro, donde mora la esencia del origen, imperecedera en su naturaleza. Llamo desde el estado al que accedo. No veo diferencias por lo que a la forma corresponde o a los reinos pertenece o a los credos o cosmogonías. Expresar no es lo mismo que pedir o suplicar. La expresión es un estado de consciencia irreversible. Se vive. Se es. Se esta. Se elige. Se actúa. Se tiene. Ahí no se conoce o no se sabe. El olvido de uno mismo se abrió paso por entre el atractivo de lo de afuera. La paz es conclusiva por la consciencia misma de la inofensiva actitud en contra de los demás. La palabra precisa y correcta es creativa o determinativa como la sentencia de un juez. El verbo escrito es contundente como la expresión de los poderes del sonido en cada uno de los idiomas o las lenguas. La cultura de los Vedas, las expresiones o manifestaciones de los Mayas, las culturas ancestrales, los mantras, la carga emocional de las mismas como las expresiones de un animal, el gorjeo de un pájaro, el rugido de un león, el canto de un ave, el estallido de un volcán en erupción. Toda vibración del universo en la elocuencia del silencio. En síntesis, la omnipotente fuerza cósmica vibratoria disuelta en la totalidad, en uno mismo y en la iluminada comprensión. Este aquí y este ahora han pasado como una instancia fluyendo sin solución de continuidad. Son un juego. Son una ducha tibia. Son expresiones fruto de la amorosa actitud hacia toda creación. O pueden ser expresiones de poeta, un ser con emociones y plenitud de la grandeza de si mismo o de alguien responsivo a sus preguntas sobre el ser cuando indaga sobre su procedencia, su existencia o su destino. He aquí, pues, el silencioso recorrido de un delicado manantial mañanero o vespertino, de un arroyo o la sentida expresión de un ser humano de buena voluntad.
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Battaglia
Una magnífica catarsis, una experiencia espiritual que contagia y anima a volar al encuentro de nosotros mismos, la invitación a ser parte del universo, la maravilla de aventurarnos a nuestro centro.
Magistral regreso, reflexiones como éstas valen oro….
I like it y mucho,
Saludos cordiales, no te pierdas amigo!!!
Oscar Zapata Gutirrez
Battaglia