Carta para una amada reprimida
Publicado en Oct 07, 2012
Te amo porque para mi es fácil...
Porque hacerlo solo es expresión de mi voluntad, siempre consciente de mi necesidad de ese acto, el más vital, de la sed de pasión y de beberme a copas la luz de la luna, de ahí que mis lágrimas corren desesperadas hasta la punta de mis pies, pues aun quieren danzar esas melodías de vida cuyas notas se oyen cada vez más distantes en la pista de baile opaca, desierta, de mi rutina… y tú... que tienes como un ávaro un tesoro enterrado de besos ahorrados, presos en tus labios represores cerrados, como millones de pétalos suaves aglutinados unos contra otros y que se dejan marchitar indiferentes a la fuerza del sol, del viento y de la lluvia, simplemente no me los ofreces... y tu miedo se vuelve en una espada que corta en trozos los abrazos que aún no nos hemos dado, esos que no verán la luz cual caricias abortadas que mueren aún antes de vivir, que no dispondrán de la gloria de la resurrección de los que se reconcilian, ni del sueño de la reencarnación de los que se vuelven a enamorar… y cruzamos los ojos solo instantes, para luego solo desviar los pasos y me voy agradeciéndote tus fragmentos de amor que solo me das entre líneas, diminutos como oro en polvo brillante a mis ojos, sacados con esfuerzo de algún lugar de ti que aún le resta vida, de allá donde esa mujer que llevas dentro lanza el grito de auxilio del condenado perpetuo a permanecer en el fondo de un oscuro y profundo calabozo hasta la muerte… entonces, estremecido ante esa situación, maniatado de liberarte ante tu encierro y sentencia voluntaria… lloro, a poca distancia de ti y por ti… |
Eliza Escalante