"no busco amor que inspire mi poema,
escribo un poema para inspirar amor"...
 
Es interesante el análisis de la motivación de escribir,  la escritura es sin duda un medio de comunicación, una herramienta para trasmitir una idea de un lugar a otro aunque estos sitios sean el sí mismo para el sí mismo, una comunicación interna con tu yo interior.

Pero si la obra es un mensaje y tiene un emisor,  éste la arroja al espacio a veces con dirección hacia la amada, los amigos, los lectores, cuando no lleva un destino es más difícil que este sea captado, mensaje que no es captado es como la carta en la botella que se pierde entre las olas y que nunca trasmite el lugar en donde estás varado náufrago...
Los poemas amorosos directos a la amada que llegan a sus manos son flechazos de cupido a medio corazón, eso aunque te desdeñen por terceros motivos habla de precisión, de sentido, de intencionalidad franca, sinceridad...
Los poemas amorosos que jamás son entregados a la musa podrán ser arte pero no cumplieron su esencial función: la de mensaje.
El arte de escribir requiere interacción, correspondencia, respuesta, de lo contrario no estaríamos aquí redactando, nuestros versos "solo por escribir" estarían en una libreta olvidada en el buró de casa.
Si el Quijote no hubiese sido impreso y leído no sabríamos de Cervantes, ni le tendríamos afecto, menos lo guardaríamos en corazón a cientos de años de muerto. Cervantes vive por la conjunción de la calidad de su obra y porque el mensaje llegó a su destino: otros seres humanos.

Por lo tanto concluyo: escribo para comunicarme conmigo mismo, con mis seres amados, con mis semejantes, como catarsis, incluso como portavoz de otros corazones que han expresado confidencias que son lugares comunes del vivir y que resuenan en nuestros patrones de conducta...

"no busco amor que inspire mi poema,
escribo un poema para inspirar amor"...