Las Sombras
Publicado en Oct 13, 2012
Tom bajó el cuchillo, que relució bajo el trasluz de luna que entraba por la ventana. Ésa noche había luna llena, recordó lo que sus padres decían de ella: es la noche en que algunos demonios consiguen pleno apogeo de su poder, mientras que otros se debilitan, lo mismo sucede en las lunas nuevas, las noches sin luna.
Una rama de retama se sacudió contra la ventana por donde se filtraba la luz, produciendo el sonido de un alma en pena, de lo cual probablemente se trataba. Quizá eran dos almas las que aullaban, reclamando justicia por el mismo crimen. Tom observaba la ecena impasible, respirando acompasadamente. -¿Qué has hecho? -susurró una voz. El corazón le saltó de un golpe y la sangre comenzó a fluír apresiitada por todas sus venas, llenando a su cuerpo de adrelina contenida. Inspeccionó con la mirada la habitación oscura, buscando la fuente proveniente de aquella voz. El cuarto estaba lleno se sombras, unas estables, que permanecían quietas, y otras silenciosas, se movían al vaivén de algún compás inaudible, la única luz que le permitía ver donde se hallaba era la que se filtraba por la ventana, con las cortinas corridas de par en par. Aquella luz también se movía, caía de la ventana, proyectando la sombra de la retama en el suelo, y llegaba hasta donde él se encontraba parado. En aquella oscuridad, sólo lúgubres figuras se lograban distinguir: El filo del cuchillo y la silueta de un niño, que se sumaba, silencioso, como otra sombra a la oscuridad. La luz iluminaba el destello del filo del cuchillo, por el que unas pocas y gruesas gotas de sangre rebalaban para caer en la alfombra. Ésta, antes blanca, se había teñido de un color escarlata, y debajo de ella se podía distiguir la mano de un cadáver, mal escondido, debajo de la cama. -Estás condenado. - replicó la misma voz de antes. Tom repasó de nuevo la habitación, buscando, desesperado, la sombra que había hablado. Era imposible, habían millones de ellas allí... -Atado al infierno. -contestó otra. A Tom se le heló la sangre:-¿El infierno? -preguntó temeroso. Sus padres también le habían hablado de él, así como de las voces, y esperaba haberse equivocado, haber oído mal... -Donde moran los crueles, asesinos, pecadores.... -gruñó la primera. -Las almas en pena, torturadas, alejadas... -Hombres de alma tan podrida como la tuya, muchacho- le susurró otra voz, distinta a las demás. Le recordaba haberla oído antes... "-¿Infierno? ¿Quiénes están allí? - una voz inocente de niño, atemorizada, se cuestionaba sobre los pecados y sus consecuencias. -Hombres de alma tan podrida como la tuya, muchacho, o por lo menos así estará si me sigues agotando la paciencia. El niño no replicó nada, sabía las concecuencias que acaerría cuestionar a sus padres... " Se imaginaba el infierno como un amplio desierto hacia la nada, de suelos con tonos rojizos y el cielo negro, tan negro como las almas condenadas a pasar allí la eternidad. A cada paso brotaba un halo de fuego de alguna parte, iluminando a quienes seguían, perdidos, aquellos caminos, en busca del perdón... Pero sus padres le habían hablado de otras cosas, cosas terribles... Torturas día y noche, suplicas piedad, la muerte, pero las almas no mueren ni se lastiman, si no que son inmortales, pero capaces de sentir dolor, un dolor que te recorre todo el cuerpo, pero que no te paraliza la mente, lo que te deja espacio para imaginarte toda clase de cosas tenebrosas. No hay lugar para la redención en aquél infierno, sólo una tortura continua. No muerte y descanzo, si no dolor y ansiedad. -Vendrán por tí. -No vivirás. -Tampoco morirás. -Dolor, dolor, ¡dolor!- agonizó una de las voces. -Suplicarás piedad.. -¡NO! Sólo obtendrá dolor, no habrá tiempo para pensar, es el premio que obtiene por el acto que comete- chilló de nuevo la cuarta voz. -¡Dolor y piedad! Tiempo para pensar, pensar y agonizar...- concordó la quinta. -¡Silencio! -chilló Tom. -Dolor, piedad, muerte, infierno, asesino, asesino...- repitieron todas las voces, moviendoce al mismo compás; el compás con el cual se movían las sombras, al ritmo de voces agonizantes... -¡Silencio, por favor! - volvió a gritar Tom. Las voces continuaron, cada vez más alto, las sombras se hacercaban junto a él,venían a buscarlo, pagarí por sus crímenes. Él no quería... él no lo había planeado, no había sido su intención... El cuchillo resbaló de su mano, y fua a clavarse en la moqueta. Cayó de rodillas, sujetando su pequeño rostro entre sus manos, manchando sus rodillas de sangre y salpicándola aún más lejos. -¡Perdón!- gritó en medio de sollozos. -No lo obtendrás- le respondió severa otra voz. Las otras la siguieron, entornando el mismo compás de antes, moviendose silenciosamente, estaban frente a él, lo rodeaban... Agonizaban, chillaban, gritaban cruelmente, exprimiendo su pequeño cerebro de palabras crueles, le llanaban la cabeza con un sufrimiento que cargaba como castiigo. No, este no era su castigo. El castigo ni siquiera habría empezado, aún no estaba en el infierno, ¿o sí? Un castigo que no tenía perdón de Dios, e inflingido por el mismo Demonio, ¿podría limitarce a aquello? No era ni como mucho infame de lo que lo esperaba.. ¿pero quién no aseguraba que ya estaba en el infierno? ¿que aquellas sombras eran su pobladoras? ¿sus amos? -¡Por favor, por favor...! -lloriquéo- ¡Callaos, por favor! La oscuridad se hizo absoluta, la luz de la luna había desaparecido de la ventana. Eran demasiadas las sombras para tan lúgubre luz, no lograba protegerlo. Estaba a merced de sus carceleras, sus miedos, sus sombras... Con un sonido hueco las sombras desaparecieron. La luz repentina cegó momentáneamente a Tom, apartó su visión del cadáver, con sus manos aún cubriendo su rostro, el ritmo de su respiración desaseleró, y su corazón dejó de dar galopes. Algó tocó su espalda, y soltó un gritó, la sangre hirbió en sus venas y la adrenalina volvió a recorrer su cuerpo. No tuvo tiempo de volver a tomar su cuchillo, volteó y sólo llegó a ver un rostro. El rostro de quién para él era el demonio...
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|