FELICES VACACIONES
Publicado en Oct 14, 2012
Mamá y Fernando El Hijo de Puta nos trajeron de vacaciones. A mí y a Zoe, la hijita de Fernando El Hijo de Puta.
Mamá nos tomó una foto juntos y dijo que parecíamos hermanitos. Pensé que lo había dicho en broma, porque no dejaba de sonreír. Pero en realidad, no me hizo gracia. Creo que está viviendo lo más parecido a su sueño de tener una familia normal. Real. Por la sonrisa que le veo todos los días desde que llegamos, diría que sí. Fernando El Hijo de Puta también debe estar igual de contento. Pero a mi no me gusta mirarlo a la cara. Por supuesto que no me agrada en lo más mínimo. Miro a Mamá sobre todo. Cómo mira o sonríe a Fernando, cómo se esfuerza por complacerlo en cuanto puede, cómo se peina y sale de shopping con Zoe, la hijita de Fernando El Hijo de Puta, intentando ocupar el vacío que dejó su madre verdadera. Y cada cosa que Mamá quiere, la obtiene. Porque Mamá es emprendedora, fuerte, luchadora… Porque Mamá es de Escorpio. ¡Ay! Pero yo soy de Tauro… Y hay muchas actitudes que me disgustan. Mucha ropa que viste, mucho maquillaje que la transforma en una oscura caricatura… Y discutimos. Hasta sus gritos o hasta mis lágrimas… Porque Mamá es emprendedora, fuerte, luchadora. Y está bien que obtenga lo que quiere si se sacrifica por ello. O, como dice ella, si se rompe el orto. En todo caso Fernando El Hijo de Puta parece ser lo que quiere, y no le importan mis objeciones. En realidad, parece ser que a nadie le interesan. Parece que nadie está dispuesto a considerar serios los puntos de vista de un chico de catorce años. Está bien. Que así sea. Que nadie me escuche. Anoche le hablé de estas cosas a Zoe. Elegí bien mis palabras, no me interesa que sepa quién es Fernando El Hijo de Puta, simplemente le hablo de mi Mamá. Ella me escucha, atenta. Supongo que me entiende, pero no dice gran cosa. La mayor parte del tiempo interrumpe con preguntas. Tiene siete años. Y me quedé hasta tarde murmurándole mis pensamientos, y yo le que yo pensaba de mi Mamá, y ella quedó en tal silencio que, en cierto momento, la creí dormida. Pero no lo estaba. Quedamos en silencio, en la penumbra de nuestro cuarto vi sus ojos abiertos. Y el silencio fue interrumpido. Quejidos, gemidos y gruñidos… Apenas sofocados por las paredes del hotel. Claro que yo me di cuenta de inmediato lo que estaban haciendo. Y me enojé todavía más. Con Mamá. Y con Fernando El Hijo de Puta. Zoe tenía los ojitos bien abiertos, escuchaba los ruidos, parecía aterrada. Salí de mi cama y me metí en la suya. Automáticamente, saltó hacia mi cuello, esperando protección. La abracé y le susurré lentamente: -No te asustes. No pasa nada.
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Gisela
Angel Martn