SAN ANTONIO: MONSTRUO
Publicado en Oct 15, 2012
Los habitantes de la ciudadela miraron asombrados el dantesco paisaje frente a ellos. Sus miradas aturdidas se clavaban sobre el extenso valle. Cada centímetro de la superficie estaba cubierto con sus peores pesadillas. Kilómetros y kilómetros de ganado brutalmente mutilado y muerto. ¿Qué clase de infame criatura había hecho aquello? Indagando entre los cadáveres no dieron con muchas pistas. Sin duda lo había realizado una criatura feroz pero también inteligente. El ganado había sido emboscado con precisión, como si la bestia fuese capaz de razonar como los habitantes. Como supersticiosos, los pobladores no tardaron en mencionar antiguas leyendas hasta aquel día olvidadas. Por otro lado, los más sofisticados urdieron teorías más o menos intrincadas. Sin embargo, la mayoría de las versiones tenía un punto en común. Sólo una bestia pudo realizar aquel desastre. Con tiempo y esfuerzo, los pobladores repusieron sus cabezas de ganado. Las vigilaban con recelo mientras pastaban, alertas ante la posible aparición de la criatura. Por un tiempo, ninguna tragedia similar asoló la región. Los ganaderos no se confiaron demasiado, pero el resto de sus compañeros, entregados a otras tareas, pronto se mostraron escépticos. La fe en la existencia de un predador fue desapareciendo. Una noche, un joven desde su puesto de vigilancia en una finca, llegó espantado a la colonia. Sus ojos desencajados revelaban una enajenación profunda. Una visión sombría lo había horrorizado. Incapaz de pronunciar palabra, lo llevaron al área de descanso, mientras los ganaderos regresaban a averiguar el motivo de aquella reacción. Al llegar al valle se sorprendieron una vez más. Una inmensa vaquita de San Antonio caía sobre sus posesiones, destrozando a sus víctimas a mordiscos sin ton ni son. Los ganaderos apelaron a su sangre fría y, cómo iban armados, no dudaron en descargar sus rifles repetidas veces sobre la criatura. La bestia murió, sin chance de escape. Los cazadores vieron una vez más la matanza producida por el monstruo y sabían que su colonia estaba acabada. Deberían buscar nuevas tierras. Sólo habían sobrevivido media docena de pulgones, y eso no era suficiente para sustentar al hormiguero completo.
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