LA NANA
Publicado en Aug 01, 2009
No niegues que te adoro, no despertemos de la realidad, dime por un segundo si te quedaras o la dulces caricias morirán; tal vez fue una locura ir a tu casa y meterme como la brisa en tu interior, pero así como el sol que es libre de querer a la luz, te quiero yo, sin impedimento alguno estar en tu corazón.
Ante todos fingimos como viejos amigos, Pero lastima que los oídos de los demás no pueden saber la verdad, Si te quiero o te quise, si te dejo o me vistes, pero en la realidad de nuestro tiempo solo existe una cosa, la sinceridad de un te quiero y la inmensidad de nuestros besos. Ningún momento es distinto, ni en mi casa o en tus moradas, si la igualdad de tu corazón se asemeja a lo que sentimos por los demás, entonces es tan grande la soledad que vivimos sino recibimos esos abrazos fugaces y los minutos nos guían con una sonrisa despertando en la agonía de los días que no terminan. Apostemos todo al destino, se que él es nuestro fiel amigo y no nos defraudara, dime si el momento perdido es aquel en que no te veo o no nos sentimos unidos, en una promesa eterna de felicidad, aunque calle mis letras y mi mirada no te diga cuanto anhela volver a ver una sonrisa traviesa, de esas que me sueltas, y se aloja en mi boca con una dulzura loca, la hago mía en la sinfonía de mi alegría.
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