El verano de 1942 fue algo más que vientos de guerra esparcidos por todo el mundo,puta semilla negra. En aquellos meses tórridos en todo el país, el centro de estudios potéticos "Téstale" (letras hispanoamericanas) sufrió una importante reconversión. Fue necesario el que pasara a ser un centro de salud mental tras observarse muchos problemas de este cariz en los ciudadanos residentes a 60 kilómetros a la redonda. Todos ellos miembros del foro literario, y todos ellos que confesaron haber consumido unas tabletas de chocolate llamadas "Paratoxinos" y que después se pudo demostrar habían sido enviadas por el régimen nazi a través de mercantes con bandera de Liberia que habían dejado su carga en la costa este, en puertos de las cercanías de Atlanta.
Las autoridades de la época consideraron que para no alarmar aún más a la ciudadanía (ya muy de los nervios por los continuados rumores de invasiones enemigas en nuestras costas) lo mejor era solucionar la problemática desde dentro y, aceptando que el centro cultural pasara a los menesteres citados en un principio, tenían que ser los propios internos quienes se hicieran cargo de él. En la noche del 22 de julio, tras una corta reunión pues el acuerdo fue casi inmediato, fue elegida directora del a partir de entonces Centro de Salud Mental Téstale, la señora Letizia Salazar Arrumba, titulada en psicología aplicada y que además había presentado otros papelotes donde constaban estudios posgrado acerca de disfunciones de la mente y problemas de personalidad. Por ello, tal señora, de unos 50 años, era la persona idónea para arrancar el proyecto en primer lugar y darle continuidad después. Ella aceptó encantada. 
La señora Salazar procedió a reunir a los miembros del foro el día siguiente tras la merienda y les hizo la siguiente alocución, la cual podemos reescribir en su integridad gracias a los propios diarios de la directora, muy minuciosos. Les dijo así:
"Estimados amigos. Les quiero mucho. Ya lo saben. Y deseo que en estos tiempos de guerra y confusión, el Señor les bendiga. Pero ustedes ahora están solos, se hallan en peligro pues su alma de poetas, gente sensible y enamorada de la vida, no sabe percibir el peligro real que nos acecha, lo tremendo de la situación a nivel mundial. Es por esto que yo, Letizia Salazar Mandarruba,voy a ser su directora. Directora si! Pero en realidad voy a convertirme en su guía espiritual, en la luz de ustedes en en estos momentos de oscuro tránsito. Sé que sufriré por ello, que me costará grandes esfuerzos tamaña empresa y ya no estoy en edad. Tengan en cuenta que aunque me ven ustedes hermosa y lozana, una ya cuenta con preciosos nietecitos que son la alegría de mi vida y a los que quiero más que a nadie. Pero, abnegada como soy, daré hasta mi última gota de sudor de esfuerzo y dedicación a que ninguno de ustedes quede desvalido en esta hora cruel y decisiva que nos toca vivir. Ánimo pues y que viva Méjico!!!"
Tras el discurso y recibir las felicitaciones pertinentes Letizia Salazar se encerró en su celda (que ella consideraba que era su despacho de directora) y procedió a armar un organigrama general de lo que iba a ser la dirección del centro a todos los niveles. La señora Salazar Mandaburra consideraba que su número dos debía ser Libardo Bernal, hombre muy activo, acomodaticio ante órdenes superiores y capacitado para llevarlas a cabo con una sonrisa. Libardo había entrado un año antes en el foro como procesador de "Ideas creativas" y aunque en este sentido había resultado un fiasco no se le podía negar el mérito de haber redecorado las paredes del centro, una por una, con sus poemas tocalindos y reflexiones al alcance de los bobos (y éste era su mérito) como: "Yo no soy tú, pero tú tampoco eres yo". Letizia estaba tan segura de que su hombre daría el si que ni siquiera se planteó el tener en mente otro nombre como sustituto.
Mientras, entre los miembros del foro reinaba una especie de confusión: ¿Que eran en realidad? Lo suyo era escribir. Entonces, ¿por qué habían instalado barrotes en ventanas y puertas de sus escritorios? Lo que más les alarmó fue el ir dándose cuenta que tales barrotes se habían instalado incluso en sus procesos mentales. Uno de ellos, lúcido y veterano, el señor Enrique Dintrans, calificó la situación con la siguiente frase, muy conseguida por cierto: "Han militarizado a los poetas".
Pero, ¿era esto cierto?... Vaya! han cortado la luz. A las ocho de la noche apagan todas las luces en el centro por temor a unos bombardeos que nunca se producirán (pues ya nos encontramos en 2012 y se dice que la guerra con los alemanes acabó poco después de la reconversión de este centro). Mañana seguirá relatando la vida diaria y el destino al que llevó al centro Téstale a partir de unas suposiciones erróneas. Alguna de mis compañeras lo hará. Porque si algo no nos falta, son ganas de escribir;)