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UNO DE los dos está equivocado: Dios al crear al hombre o el hombre al crear a Dios. Las complicaciones teológicas y filosóficas surgen cuando consideramos ambas posiciones y las enfrentamos. ¿Quién se encuentra más triste? ¿Dios, al pensar en el hombre, producto fallido de su creación? ¿O el hombre, al cavilar en Dios como producto desesperante de su imaginación y soledad? La tristeza de ambos le da cuerda al universo.
 
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DURANTE LA noche, despertar cuantas veces sea necesario y prender el bombillo. Encender un fósforo o una vela. Accionar el interruptor de la luz. Esto puede convertirse en argumento filosófico. Es su manera de verificar que continúa vivo. Seguir con su mirada a la ágil cucaracha que anda por la pared: esta es prueba de supervivencia más sólida que cualquier disquisición metafísica, biológica o antropológica.

Leer bajo esa luz los títulos de libros en la biblioteca y comprobar la insustancial vida del lector, lo inútil de sus lecturas frente al paso del tiempo. Palabras en el olvido. Libros que nadie lee, con los cuales no volverá a intimar, donde quedan solo subrayados que con emoción hizo.  Un fósforo que se enciende y la vida adquiere importancia por un momento. Cuando regresa a la cama, comienza a amanecer. Mi alcoba se llena de luz.
 
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ESCAPAR DE los círculos sociales que encuentran los seres humanos, no es ningún tipo de escapismo. Es protección de la individualidad que pueda quedarnos en esta época de incontrolable masificación. Sociedad de los hormigueros mediáticos. Derecho a la intimidad, a los recursos de nuestro cuerpo y mente, al monólogo con nosotros mismos. Tal escapismo, para así nombrarlo, es necesario y placentero.
 
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 EL NOVELISTA y ensayista colombiano Orlando Mejía Rivera cita en uno de sus libros: “Los gobiernos llegan y se van pero McDonals está siempre”, de la película El arte de la guerra. No sólo gobiernos, creo yo. También los sistemas políticos llegan y se van pero Cocacola está siempre ahí, a tu lado, convenciéndote de cuanto sea necesario para que la consumas desde tu nacimiento hasta tu muerte.

Las religiones se fragmentan en creencias paralelas, en millares de sectas desacreditándose entre ellas, pero Kodak siempre está ahí, más coherente en sus proyectos, firme y monolítica, agresiva con su publicidad. Los credos estéticos llegan y se van, pero la propaganda y mensajes de Sony están siempre a tu lado, ordenándote qué debes consumir. Diciéndole al individuo y a la masa que son lo único en lo cual pueden confiar.

Las filosofías llegan y se van, se pierden entre los intereses de las multinacionales que siempre estarán y que son las únicas estructuras de confianza para las masas. Los lemas publicitarios son tu única ideología. El pensamiento crítico y analítico desaparece para darle cabida a los argumentos de las multinacionales y las corporaciones. La mutación de la vida por cuanto ellos ofrecen.