UNA BRJULA PARA DESVIAR
Publicado en Oct 20, 2012
No hay cerebro. No hay espíritu, mente ni conciencia capaces de abarcar el más pequeño fragmento de esta inmensidad. Ni la palabra ni el silencio. Ni el arte. Tampoco sirven la ciencia o la religión porque ambas están circunscritas por conjeturas. Con nada puedes acercarte a lo total. Ni tiempo ni espacio. Ni materia ni energía. Nada más limitado que el palabrerío de la filosofía o la vana esperanza de la teología, caminos que no conducen a ninguna parte y te alejan cada vez más de ti mismo. Dios es pequeño. Sin embargo, ¿qué me permite pensarlo, hablarlo, escribirlo, abarcarlo o rechazarlo? ¿Hacia dónde queda hoy la eternidad? ¿Quién soy y dónde estoy? ¿Dónde residí y dónde quedaré? En cualquier espacio elegido siempre continuaré desorientado sin remedio. La poesía es brújula para desviarte gratamente. Nunca llegaremos a ningún sitio. No tenemos de dónde partir. Los iluminados están en una habitación y los alucinados en la alcoba contigua del mismo subterráneo.
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