El hombre no solo se sirve del lenguaje para expresar cualquier cosa. En esta época de moderna demencia, cualquier objeto se sirve del hombre para expresar su lenguaje, el arte de lo monstruoso, el arte de lo deforme y grotesco. Este es el fruto visible de lo creativas que se vuelven las cosas cuando ocurre tal intercambio.

Cuanto más bajo están los individuos, menos luz existe para ellos. Más distantes se encuentran de la información que puede ayudarles a subir en la escala social. Quítale información a la gente y la tendrás siempre abajo, en niveles de existencia y relaciones sociales desinteresadas de la realidad. Podrás inventar para ellos una realidad, otros valores, otras verdades e ilusiones desde las cuales manejarás a tu antojo una pequeña colectividad, un país o la enorme población mundial. Puedes hacerles consumir información errónea, adulterada, ilusoria y la aceptarán gustosos.

 David Icke nos abre los ojos y la mirada interior cuando previene:

“Si desea esconder algo a la gente, incúlquele una manera de pensar y ver la vida que sea lo más distintamente posible de lo que ocurre realmente. De esta forma, si la verdad llega a ser revelada, parecerá tan ridícula y fantástica que la mayoría no la acepta. Si hace suficientemente bien el trabajo, todos terminarán transformando la verdad en algo irrisorio, diciendo que es una locuray ridiculizando a quien intente promoverla”.