AUTODOMINIO EN AGONÍA

¡Ah, desgraciada y oblicua palabra
que envenenas la iusión en mis sentidos
desatando las pasiones de una rata
adormecida en mi autoestima!

No quiero seguir el raspar de mi madera
en la hiel de una ruidad que se me ocurre
hundo oscura esa veta de amargura
no merece la luz ni mi atención.

¿Por qué vuelve entre gritos sus demandas,
no era mi "ego" un mensajero del cual cuidarme?
Y aquí estoy en el desprendimiento
de esta larga cadena envenenada
buscando ordenar mis emociones
que se agitan en este extraño vendaval.

Ah, desgraciada palabra,
vuelve a la caja de Pandora
y no insitas en ensuciar mi entendimiento
¡Cómo quisiera disipar en mis oídos
las palabras que me hieren desde dentro
y dejar que se extingan al olvido.
 
 
VULNERABLE

La noche cayó muy negra
mi vista se perdió en la sombra
sentí en mis huesos la caracajada del frío
pero esa risa no venía de mi mismo
sino de un terror abrupto.
 
Sólo, en esta extraña soledad del abismo
sólo, como la piedra en caída libre
sobrepasado en mis controles
imaginando la silenciosa picada del alacrán
para caer después desfallecido.

Algunos aleteos repentinos
rozando sobre mi cabeza
y el lejano aullido de unos perros
acercándose en la distancia.

En cualquier momento,
sin que puede evitarlo
seré blanco de un ataque eficaz
presa fácil de otra criatura.
 
Mientras espero cualquier desenlace
reviso mis experiencias en el susto
y mi pensamiento se detiene.

¿Por qué no avanzar y correr gritando?
No estoy en mi ciudad,
no hay hogar que a esta hora me pueda acoger
hay temor en las calles y gente armada,
sólo yo permanezco aquí, aterrorizado.

El frío me invade, estoy cansado
¿por qué no puedo ahora estar durmiendo,
seguro en mi casa?
¿Por qué tuve que arrancar de mí mismo?
 

 
 
 
CASTILLO PERDIDO

Es un castillo abierto
oculto a la luz de las estrellas
sin puentes levadizos
sólo unos árboles de ramas negras.
Una bruja de ojos rojos descansa
bajo sus ramas.
Su rostro sabe a piedra
o cáscara de nuez quebrada.

Por todos sus rincones
se siente la hojarasca
y el humo amenazante
de un incendio simultáneo.

Adentrarse en sus laberintos
como haciéndose el valiente
es cosa vana, grotesca y delirante
De las piedras brotan carcajadas
enredándose en hojas malcriadas
las arañas corren por mis piernas
alacranes las persiguen al instante.

Es un castillo con luces negras
sus destellos se parecen a las sombras
atrapadas en las brasas
de un carbón ardiente.

Los demonios circulan con medallas
y revientan en fatuos alaridos
se recriminan el derecho de atormentar
en cada uno de mis terrores,

Es un castillo en ruinas
un tanto salpicado de emociones
ahora congeladas en volcán imaginario
la bruja se entretiene maquinando
unas pócimas secretas y certeras.
No son para los enamorados
sino para los que esperan
el día de la venganza.