Te padezco, te escribo
Publicado en Oct 23, 2012
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 Julio 2011
Me atrapaste. Sí, vos me atrapaste y no me dejas salir. Ahora me encuentro llorando y te escribo para que sepas todo lo que hiciste conmigo. Está bien, yo te lo permití. Yo permití que decidas y dictes todo, y que tus pensamientos y los míos se conviertan en uno solo. Pero eso fue cuando creí que conocía mis límites. Cuando creí que conocía tus límites y que muy lejos no podía llegar. Me equivoqué.
Me siento mal y vos tenés toda la culpa. O tal vez, la gran parte. Sos la voz que habita en mi cabeza, la voz que ya no me deja actuar por mí misma. Te apoderaste de mí e invadiste mis pensamientos. Soy tuya. Soy toda tuya, tal cual como lo querías. ¿No te cansas de controlarme? ¿No te cansas de hacerme daño y joderme la vida? ¡Qué pregunta la mía! Claro que no, es tu trabajo.
Hoy, como tantas veces, me resigno una vez más. Estoy rendida. No quiero seguir con nada más. La angustia, la rabia, la tristeza, y la desesperación me invaden. Esto es lo que soy por vos. Me llenaste de pensamientos negativos y  autodestructivos. Hiciste que me odie como nunca odié a nadie. Gracias a vos, hoy me siento encerrada. Es como si estuviera entre cuatro paredes impenetrables, reforzadas por vos, que no me permiten de ninguna manera salir. Porque la cubierta que me pusiste encima, no se puede desarmar. Me dan miedo las personas, me da miedo vivir. Gracias a vos, fui consumiendo infiernos en mi adolescencia, y lo sigo haciendo. No disfruto de nada. No me gusta salir como a cualquiera de mi edad. No le encuentro sentido a nada. Hiciste que cambie a mis amigas, por vomitar. Hiciste que cambie a mi familia, por no comer. Hiciste que cambie mis estudios, por el conteo de calorías. No me diste a elegir entre otras cosas mejores. Simplemente me cambiaste. Potenciaste mis defectos al máximo y me alejaste de todo mi alrededor.
En ocasiones, no sólo pretendes mis vómitos, mi fuerza de voluntad para no comer, y mis grandes culpas después de un atracón.  También querés ver mi sangre. Sí, te encanta ver mis cicatrices después. Te gusta verme sufrir. Sabes que cualquier dolor que vos me desees, lo merezco realmente, sólo por ser gorda. Amas apoderarte de mí y hacerme perder el control. Sé que te gusta llenarme de culpas y gritarme "Vaca enorme", "No tenés autocontrol", "Vas a engordar".
Me siento deprimida y herida. Pero ¿a quién puedo pedirle ayuda? No me dejas, yo me busqué todo esto.
Me obligas a sonreír, sólo para no preocupar a terceros, cuando en realidad me estoy muriendo por dentro. No quiero comer, porque no está permitido, no está permitido dentro de tus reglas estúpidas. Tengo que bajar, tengo que ayunar, tengo que vomitar. Ni siquiera me permitís pensar en todas las cosas que perdí, que estoy perdiendo, y que puedo perder. Mis papás, ya están hartos y hoy me lo dijeron. Mis hermanas también se cansaron. Ya hace cuatro años y medio  que estoy con vos. Ellos se cansaron completamente. Principalmente mis papás, que me dicen que están hartos, que estoy desperdiciando, hace un año, tiempo en el tratamiento y sigo igual. Creo que tienen razón. Estoy en tratamiento y aún así no puedo salir, no puedo dejarte. También me dicen que no pongo de mi voluntad para curarme y estar bien. ¡Si supieran el infierno que es esto! Si supieran que vos me atrapaste casi para siempre y que no me vas a soltar hasta que no sea perfecta. Juro que intento pelear en contra tuya todos los días y se me hace tan difícil. Sos la voz que resuena permanentemente en mi conciencia. No quiero perder el control, no quiero seguir siendo una vaca, no quiero engordar. Siempre termino aliada con vos. A estas alturas, ya estás dentro de mí y no querés salir.
Me haces observar detenidamente a las modelos que están por todos lados. Sus cuerpos extremadamente delgados, esculturales, ejemplos de perfección. Pero nunca voy a ser como ellas. Es todo mentira. No soy perfecta, nunca va a ser suficiente. No lo voy a lograr. Nunca voy a poder ser así. Siempre voy a ser gorda. Siempre me vas a mostrar en el espejo a la obesidad y a la vergüenza, porque eso es lo que soy.
Cuando mi mente está distraída seguís molestándome. Apareces automáticamente vos y tu jodido conteo de calorías, y todas las estupideces que puedas relacionar con la comida, no comida, vómitos, peso, ejercicio, etc.
    ¿Por qué tengo tanto miedo? ¿Por qué no puedo dejar de sentirme culpable después de comer? ¿Por qué no me dejas disfrutar? Me mentiste. Cuando te conocí, dijiste que tendría muchos beneficios. Me hiciste creer que iba a ser feliz. Me hiciste creer que la felicidad iba a encontrarla cuando baje de peso. Que con unos kilos menos, iba a contentarme y acercarme al éxito. Te cuento, aunque ya lo sepas, que bajé 19 kilos y hoy estoy peor que nunca. No me siento bien ni mejor como me dijiste. Porque sé que no es suficiente. Sigo gorda. Sigo siendo obesa y eso no me deja ser feliz. Bajé, y no me dejas ser feliz.
     Ya me lo advirtieron mis papás: si sigo sin comer y vomito una vez más, me van a sacar muchas cosas, como por ejemplo patín artístico. ¿Cómo haría sin las cosas que más amo? ¿También las tengo que dejar por vos? Me veo obligada a estar bien y no puedo. Soy consciente de todo lo que puedo perder, sin embargo no quiero comer, y si como quiero vomitar. ¿Cómo hago? Soy esto y poco entiendo. Esto hiciste conmigo. No me permitís ser libre. Me resigno. No puedo contra vos, sos más fuerte. Me volví una persona insoportable y, a pesar de que bajaste mi autoestima, me convertiste en una persona arrogante también. Odiosa, aislada, malhumorada, e intolerante. Soy una persona temeraria. Me maltrataste e hiciste lo que quisiste conmigo. ¡Soy tu creación! Una enferma más de tu colección.
Sé que no puedo salir todavía porque sigo siendo lo que vos no querés: gorda. Yo tampoco lo quiero. Me da miedo comer. Sé que si decido luchar de vuelta, todo se va a venir abajo, y nunca más me vas a ayudar.
Estoy vulnerable. Lo sé, así te apoderas y aprovechas más de mí.
Me haces pensar que sin vos no soy nada, pero lo único que espero es que algún día me sueltes. Estoy realmente cansada y sin ánimos de nada. Pero no me resisto, no me opongo. No sé hasta cuándo pretendes seguir siendo mi más grande apoyo. Me derrotaste una vez más ¡Felicitaciones! Ganaste. De ahora en más sólo me queda fingir estar bien.
Me despido, sigo siendo tuya hasta que me liberes. Te amo, te odio. Sinceramente: Belén.
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Textos Publicados: 9
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Descripción

Carta que escrib para mi enfermedad.

Palabras Clave: Bulimia Trastornos Alimentarios Carta Enfermedad Obsesin Derrota Resignacin

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Pensamientos



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