Si bien las principales causas que llevan a la desaparición de jóvenes en la actualidad, son las crisis de identidad y los conflictos familiares, la trata de personas es un delito asociado a ellas. Les prometen a las víctimas salidas de una situación familiar complicada u otros tipos de problemas para llevarlas a lo que, sin dudas, será un infierno.
     Cuando se habla de trata de personas se hace referencia a una forma de esclavitud mediante el secuestro, engaño o violencia. Las víctimas son reclutadas por esos medios y trasladadas hasta el lugar donde serán explotadas. Éstas pueden sufrir abuso físico y emocional, violación, amenazas personales y familiares. Una vez atrapadas, son forzadas a trabajar largas horas, a vivir en condiciones infrahumanas, a practicar acciones sexuales riesgosas y a consumir drogas.

     Pensamos que somos inmunes a las situaciones dolorosas, hasta que nos toca vivirlas. Sin embargo, a todos puede sucederles, sin importar la raza, clase social, edad o sexo. Así pensaba Pía Belén Accardi de 14 años.
     Belén desapareció el 27 de diciembre de 2011 en Alejandro Korn, Buenos Aires.
     “Belén es una chica muy tranquila que no salía sola casi nunca a la calle. Su mamá siempre la acompañaba al colegio. Cuando oscurecía, prefería quedarse en su casa”, así describe Zulene a su sobrina de 14 años quien desapareció en diciembre del año pasado cuando salió del festejo de cumpleaños de una amiga a 7 cuadras.
     “Los papás le habían dado permiso hasta  las 17.30 horas. Al ver que ella no regresaba decidieron ir a buscarla. Cuando llegaron al cumpleaños les dijeron que ya había pasado un familiar a buscarla”, dijo Zulene.
     Aunque su desaparición está llena de dudas, los papás creen que el hermanastro de la madre puede estar involucrado. No se sabe nada de él desde el día en el que Belén desapareció. Además, tiene antecedentes de abuso sexual y de haber introducido a su ex esposa en una red de trata de personas. Los familiares de la víctima aseguran que Belén no se fue por voluntad propia, ya que los días previos a su desaparición no notaron ningún cambio en sus comportamientos y al cumpleaños no llevó nada que pudiera indicar que tenía planeado irse de su casa.
     Su familia ha hecho hasta lo imposible para encontrarla, pero todos los esfuerzos han sido en vano. Carteles, denuncias, reuniones con funcionarios, publicaciones en medios de comunicación, nada los ayudó a saber algo de ella.
     De acuerdo con Missing Children Argentina, de las 7380 personas reportadas como desaparecidas desde enero de 200, el 60% son adolescentes que tienen entre 13 y 18 años. La provincia de Buenos Aires es la zona en la que se realizan la mayor cantidad de denuncias.

     El menos esperado, también involucrado:
El enemigo de estas víctimas puede ser tanto un extraño como un familiar. Los involucrados pueden ser vecinos, reclutadores profesionales, agencias de viajes, de empleo, dueños de prostíbulos, gestores de documentos y funcionarios.
     Por eso, se siguen haciendo investigaciones para encontrar no sólo a Belén, sino también al hermanastro de su madre. Ya que hasta ahora es el único sospechoso.
     Lo único que les queda intacto a los familiares es la esperanza de poder volver a ver a Belén algún día.