Despertar I
Publicado en Oct 28, 2012
Despertar: los ojos buscan un hilo, alguna hebra que haya quedado del sueño. ¿Quién ha pintado sus uñas? la sensación aglutinada debajo del vientre, el roce impavido de las mantas. No es el aire quien aullaba mientras los caminos descendían hasta el territorio de Macha, no era su boca quien succionaba el vacío mientras las caracolas formaban el oleaje. El arrebato violento de la imagen surge desde el recuerdo, no hay un nombre, ni siquiera una silueta definida. Es algo que sabe a cobre, el gusto desahuciado de quienes han comprendido que la vida y la muerte son el péndulo ondulante de una sola acción. Frente al espejo espia las sombras, estan ahí esperando a que las velas sean encendidas. La criatura asoma cuando los claroscuros son creados a partir de la intermitencia de la luz, entre cada encender/apagarse su cabeza va destilandose hasta estar ahí, con esos huecos rojizos expectantes, entonces la lengua es un siseo capaz de expresar mil pensamientos en un solo murmullo. La criatura eres tu y yo antes de nacer nuestra esperanza asesinada en el vaiven de la vida lo infranqueable de las voces que habitan más allá de los reflejos el mudo extasis al que fueron condenados nuestros cuerpos La criatura es el mundo que nos quema con su estupidez el mundo que llaman realidad más allá del sueño eso que nunca es posible tocar la manifestación de la lógica empleada en la carne los discursos de Dios pronunciados en las bocas de los pederastas el niño solitario que corta su piel para saber si aún siente. Despertar: la muerte no escuchó la oración del que vive anhelando su presencia, no muere quien busca con desesperación ese final desconocido, el paso incognoscible a lo que aún no es nombrado en el lenguaje, la muerte sólo se enamora del miedo y quienes la perseguimos somos sus amantes olvidados. Frente al espejo cubierto la sombra, los huesos desnudos debajo de la sangre, esa mirada ciega que no alcanza a comprender para qué juega a estar viva, pues el iris manifiesta una miopía cuando intenta tocar lo que otros han llamado amor. Despertar: la vida sigue intacta en los confines de un cuerpo que funciona bajo el ciclo de la luna, nadie intuye que la movilización de los tejidos tiene que ver con la atrofia mental, el colapso de los circuitos que ordenan las sensaciones bajo ciertos nombres. Nadie esta ahí, el niño sigue acariciando las cicatrices, el padre continua sus caricias mientras admira el crucifijo. ¿Es un sueño el dolor lacerante del niño?, la criatura no sabe responder. Frente al espejo roto observa los fractales infinitos en que se ha convertido el fantasma que lleva dentro, anidado en la oscuridad que aún conecta su cerebro al corazón. Pintura: Maya Kulenovic. |
A veces veo Muertos
No sé si lo habré leído del modo correcto... Saludos.