Me encontré por la calle, a Juan Amor Pérez, no lo recordaba, su rostro se veía un poco borroso, lo cual me hacía más complicada la tarea de reconocerlo cuando me intercepto a media calle, su voz también había cambiado, su forma de hablar, de expresarse. Los recuerdos fueron llegando pausadamente, en abonos, pero de manera muy detallada, su rostro seguía borroso, los recuerdos, no; lo abrace efusivamente, cuando los recuerdos llegaron de golpe, no tuvo más remedio que hacer lo mismo, me separe de él, ahora él me mira extrañado.
- Señor es un gran gusto verte de nuevo,
- Amor.
- Si eso lo entiendo pero ¿Como te va?
- Amor.
- Entiendo no tienes muchas ganas de hablar
Las palabras no eran fluidas de su parte, salían a cuenta gotas, como si en ello estuviera su vida de por medio y el hecho de contenerlas los salvaguardara de morir, o de desaparecer de este mundo, salir disparado, rehén de un destino incierto, pero aun así Amor quería seguir hablando, sobre lo que sabe, lo que conoce, lo que ha experimentado.....
- ¿Que ha sido de tu vida?
Solté la siguiente pregunta.
- Amor
- Solo amar ¿Qué has amado?
- Amor
- Has amado lo que se te ha permitido amar, lo que ha estado cerca de ti, y lo has recibido con amor. Te felicito amor, quizá algún podrás enseñarme algo de tu sapiencia
- Amor
- No creo que con solo abrir mi corazón
- Amor
- Pero eso es muy complicado, bueno es un modo de justificación, asumiendo que no he logrado dormir un tiempo estrecho durante el día, y mis ideas no funcionan de la mesma manera, no empleo palabras tal como se emplean en un universo paralelo, donde las adivinanzas constan de un principio un clímax y no tienen conclusión, se traducen de forma equivoca y eso es lo que más divierte, no emplean una sintaxis adecuada a su tiempo, a su contexto, a los acontecimientos políticos, mi obra entera esta regada por lugares que nunca he pisado, más sin embargo mi obra sí, no existo en un plano de dos dimensiones, en dos tiempos, yo, tu, otros, no necesitan una explicación obvia, para un favorable resultado políticamente correcto, a diferencia de Dostoievski, mis personajes no están atormentados, yo me atormento por ellos, yo vivo atormentado, le quito ese peso a mis personajes, aun así admiro sus personajes, curiosonamente siempre me reflejo en todos ellos, pero igual puedo ser más un Dimitri, o un Ivan sueño que también sueño y hablo con el diablo, no puedo pronunciar esos recuerdos, son como verbos sagrados, no tengo derecho, a pronunciar, a pensar, a conjugar, prendo un cigarro y veo como el humo sube poco a poco y cubre el espacio y se nubla mi mirada, se borra el paisaje lacustre, me parece feliz este encuentro, mis pensamientos son menos imparciales, proyectos ilegibles, el crepúsculo da testimonio de lo que digo y hago, presto atención a tantas cosas distintas al mismo tiempo, me permito libertades que en otros momentos me prohíbo, a mi mesmo, al principio temí, había prestado mis pensamientos a unos gloriosos abogados, no era muy soberbio en esos tiempos ni en los actuales, de cualquier modo no es lo que quería decirte, ni contarte, no me gusta divagar mucho, espero devolverte vuestras palabras intactas, gracias Amor
- Amor
- No quiero caer en tu juego de nuevo, voy a detener esto.
- Amor
 
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