Prosopopeya ligera
Publicado en Nov 05, 2012
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El viento choca contra la puerta, la golpea, intenta entrar, viene a buscarme, por no se cosas, por no se motivos. Golpea la puerta preguntando por mí, escucho mi nombre en cada susurro que pulula allá afuera, como si fuera otro universo, otro lugar, la puerta es la frontera, el miedo mi único refugio, mi último asidero.
La puerta está a punto de ceder, no soporta más los embates del viento, la golpea sin descanso, sin tregua, por cada golpe, de mi salen despavoridos, suspiros colapsados, aquí no hay nada con que defenderse, miro en rededor y esta vacio, no hay ni una fabula, onomatopeya, alegoría, solo una pequeña prosopopeya escondida detrás de una hoja en blanco, de mirada tímida, le llamo, empero no quiere venir, no puedo gritar, el viento se ha calmado, no lo quiero despertar, si acaso este dormido, ven prosopopeya, me dirijo a ella más tranquilo, la invito, baja la mirada, dubitativa da el primer paso, no voltea a verme, empieza a caminar con pesadez, le cuesta trabajo moverse, no está convencida de venir.
¿Cuántos pasos da una prosopopeya indecisa? No los he contado, han sido un centenar de ellos, los ha dado con toda la tranquilidad de la que ha podido echar mano, de la que se ha valido, no le puedo exigir mayor velocidad, al sentirse presionada, desistirá, dará media vuelta y no la volveré a ver, el tiempo esta de mi lado, el viento ha dejado de golpear, temo se despierte en cualquier momento y me llene de nuevo de angustia, que la puerta se derrumbe y al fin entre, arrase conmigo, se lleve entre los pies a la prosopopeya, y no quede nada de mí, ni un recuerdo, ni una palabra, un pensamiento, un muro pintado con mi persona, ¿Alguien en algún momento de la vida me recordara?
¡Prosopopeya apúrate!
Ha salido de mi un grito seco, la prosopopeya, me mira cada vez más incrédula, la distancia recorrida aun no es suficiente para que llegue a donde estoy, ahora entiendo lo que sentía Gregorio Samsa, al estar boca arriba y no poder moverse, eventualmente uno llega a pensar este tipo de cosas, "A mí eso no me puede suceder" Hasta que estas de espaldas paralizado, y recuerdas tus palabras. Maldita prosopopeya, está llegando al límite de mi paciencia. Siento los ojos del viento en la espalda, con su furia contenida. Aun no le puedo confesar a la prosopopeya que la necesito, dependo de ella para no morir en el olvido, pero si muestro mi juego ahora ella buscará más ventaja y no quiero que sea así, quiero que sepa que yo tengo el control. Esta cerca, "prosopopeya camina más rápido, esto es de vida o muerte". Me mira incrédula, pongo cara seria, la miro fijamente a los ojos y asiento, si, esto es de vida o muerte.
Habría sido de vida o muerte, empero llegó la hora y es de muerte, el viento a logrado entrar, ha sorprendido a la prosopopeya encima de mí, como si estuviéramos copulando, empero no, no porque no quisiera, porque no pude. Nada ha quedado en su lugar, la prosopopeya por su ligereza, fue la primera en volar, yo no he podido, he tenido que ver la furia impasible del viento, desde que entro hasta que salió. Vino, arrojo la pluma que me detenía a la mesa, ha leído las primeras palabras, de un cuento ni siquiera inconcluso, un cuento ni siquiera empezado, la primer idea de un gran cuento..................si es que con leer las primeras letras.......................... porque ni a la primer idea llegue................. para saber si podría ser un buen cuento. Quise echar mano de grandes ideas, de grandes autores. Solo pude escribir "Vine a" como aquella gran novela que empieza "Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre".
ANIMAS SAALIK
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Descripción

Palabras Clave: Prosopopeya ligera

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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