Rechazo.
Mueves tus pies golpeando el suelo intentando articular una sola palabra trabada en un suspiro, sin poder callar aquel sentimiento.
Nervioso, juegas con tus manos,  tus ojos no me miran y al momento de decirlo, te quedas callado, comenzando una vez más a darle vueltas al asunto.
Miras distraídamente hacia otro lugar siguiendo a los autos que van al lugar contrario de donde estoy yo, frente tuyo.
Te armas de valor una vez más, pero nuevamente te detienes y no sabes que decir.
Constantemente cambias de tema y cuando estoy a punto de irme, me lo dices.
Con un grito ahogado, un movimiento leve y una mirada de ruego.
-          ¿quieres ser mi novia?
Me quedo callada, no sé qué decir, la acción y las palabras no me las esperaba a pesar de conocer bien el ritual de declaración. Suspiro, intento no ser cruel ni dura, pero sé que si no te digo la verdad las alas de la ilusión y la esperanza te llevaran a volar a donde no creo que se deba llegar.
Buscando las palabras solo me arremolino el cabello enredándolo, el sol comienza a ponerse y tras el color de la tibieza de la tarde menciono un:
-          Lo siento, ya hay alguien…. Perdón.
Acentuó la última palabra con soslayo intentando no provocar  un daño más.
Una, dos, tres, las lagrimas caen por tus ojos hasta estrellarse contra el piso mientras ya no puedes decir nada, al igual que yo. Sin más que decir, me marcho, dejándote ahogar con tus sentimientos.