La fuga de Salmones (Diario)
Publicado en Nov 12, 2012
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Época de la calle Alcalá y Caballero de Gracia. En el sótano del edificio, con las luces de neón "azotando" nuestra vista y las apariencias cadavéricas de quienes nos tenían allí encerrados... Salmones no podía tragar a Bellón ni Bellón podía tragar a Salmones; lo mismo que Magro no podía tragar a Lorenzo ni Lorenzo podía tragar a Magro.

La fuga de Salmones fue algo muy curioso que me contó mi amiga Elena. Resulta que, día tras día, Salmones acudía a aquel sótano (donde nos tenían como a presidiarios), en su moto, se quitaba el casco y, entrando en la espectral estancia, lo dejaba sobre su taquilla. Bellón se encorajinaba viendo el lustroso y brillante casco de motorista y se acordaba de todos los "mengues": ¡me cachis en los mengues! era su frase más favorita cuando se cabreaba bastante y bastante se cabreaba Bellón con aquella sana costumbre de Salmones.

Un día Salmones ya no lo dudó ni un momento más y, harto de soportar la "persecución" de Bellón se largó del Banco y con lo que le dieron de indemnización más su propios ahorros, se compró un barco de turismo junto con su chavala y, los dos juntos, pusieron un negocio de viajes desde la costa levantina (quizás Alicante tal vez) hasta la isla de Ibiza. Había conseguido escapar. No fue el único que logró fugarse y librarse de aquella especie de "galera de esclavos" antes de que yo también lo hiciera: recuerdo los casos de María Jesús, Julián, Guadalupe, Isabel, la chica que soñaba con una tienda de artesanía... pero fue el más imaginativo caso masculino que conocí. Salmones me dio la solución: ¡era mejor decir algún día adiós a Bellón, Magro, Florentino... etcétera, etcétera y etcétera... y fugarse con tu chica de aquellas mazmorras donde nos hacían trabajar como galeotes!.

Recuerdo que cuando Salmones se fugó, Bellón quiso comprobar si yo aguantaba o no aguantaba sus presiones "despóticas". Así que hicimos un "mano a mano", un "pulso laboral" a ver quien tenía más resistencia leyendo aquellas listas interminables de numerajos aborrecibles. Sólo sé que Bellón terminó por tirar la toalla y pedir un descanso porque le dejé completamente agotado. Otro "escribano palustre" menos en mi camino hacia la Liberación fue lo que pensé yo mientras había sido testigo de las fugas inolvidables de aquellas compañeras que eligieron la Liberación y de aquel tal Salmones (incluyo también la anterior fuga de Julián en los primeros años de calvario bancario) que fue no sólo espontánea sino, sobre todo, espectacular por la gran imaginación que le puso al asunto de los cruceros de placer hacia Ibiza y que hizo que mi imaginación ya estuviese empezando a formular mi Conquista de las Américas como buen nacido extremeño que soy pero siempre criado en Madrid capital.

Bellón no podía tragar a Salmones pero Salmones no podía tragar a Bellón así como tampoco Magro podía tragar a Lorenzo ni Lorenzo podía tragar a Magro... y yo sólo guardaba silencio hasta que encontrara a mi Princesa con la que poder fugarme de aquellos calabozos "dorados"... pero calabozos al fin y al cabo... que ni eran parte de mis sueños ni jamás podrían ser parte de mis sueños... porque mis sueños, como los de Salmones, eran surcar más allá del mar para conquistar emociones. Y, la verdad sea dicha, entre aquellas máquinas infernales de numerajos que me hicieron manejar desde que entré en el BHA, ninguna clase de emoción podía yo sentir salvo tener la conciencia tranquila de ser un trabajador honesto, honrado y sobre todo esforzado. Aquello era lo más parecido a lo que tuvo que soportar Conan de Cimeria que, cuanto más le castigaban con trabajos forzosos, más fuerte y sano crecía... hasta que logró escapar de la esclavitud, rebelarse contra el tirano que había cortado la cabeza de su madre de un solo tajazo de espada y cumplir la venganza de hacer lo mismo con la cabeza de éste, cortándosela también de un tajazo como él había hecho con su madre pero, además, agarrándola por los cabellos de brujo pirujo que tenía el malo hechicero Thulsa Doom, izándola en alto ante la admiración de todo el pueblo y tirándola a rodar por una enorme escalera de decenas y decenas de peldaños. Cada peldaño en donde rebotó la cabeza cortada del malvado Thulsa Doom (en la película que vi yo en 1982 acompañado de mi amigo Andrés Castillo) era para mi un año de aquel largo calvario que me duró 27 años de edad pero que, al final, merecieron la pena haberlos sufrido porque me sirvieron para hacerme lo suficientemente hombre para, siendo solamente un chaval, ganarme el corazón de mi Princesa Lina (Liliana es su primer nombre completo) que trajo los ángeles de Dios a mi vida (De los Ángeles es su segundo nombre completo) y, ya dueño yo Del Castillo, las puestas del Sol se me hicieron siempre Rojas como la sangre que gira por todo mi cuerpo y bulle dentro de mi corazón que sólo le pertenecen a Ella.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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