‘’Dios se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. ’’ Jeremías 31:3
Todos tenemos inseguridades y miedos. Hasta las personas más seguras de sí mismas a veces se sienten excluidas. Tenemos miedo al rechazo y nos sentimos ‘’no amados’’. Es el trágico miedo a la “No aceptación”,
Hay veces en que nos sentimos menos, nos menospreciamos; así que, antes que nada, debemos aceptarnos a nosotros mismos, es decir, debemos amarnos porque somos hechos a la imagen y semejanza de Dios. Difícilmente habrá alguien preparado para la difícil momento de ser rechazado; pero lo cierto, es que cuando alguien se empieza a acostumbrar al rechazo, es porque se siente menos.
Existen muchas cosas que causan este miedo al rechazo; puede ser por lo que pensamos de nosotros mismos,y por lo que la demás gente, aun nuestra propia familiar, que tiene tanta influencia en nosotros, nos ha dicho.
¿Te sientes no amado? ¿Tienes miedo al rechazo, o simplemente ya estás acostumbrado a sentirse de esa forma?
Quiero darte una noticia que tal vez ya la hayas escuchado miles de veces pero siempre que te pongas a reflexionarla tendrá mucho significado y será edificante: ¡Dios te ama! ¡Dios no te ha rechazado, ni te rechazaría jamás! Siempre buscamos la aceptación de todos, buscamos la aprobación de TODOS los demás ¿Te imaginas que pérdida de tiempo y de esfuerzo? Nunca vamos a poder agradarles a todos. Cuando tratamos de agradar a unos, a otros ya los caeremos bien.
Por otra parte, los que ya están acostumbradas al rechazo, han perdido la confianza en ellos mismos, tanto, que se sienten que no merecen ser amados. Si algo he aprendido es que, efectivamente, no debemos vivir para agradar a las personas sino a Dios, pero no por eso debemos cohibirnos ni acostumbrarnos al rechazo o a siempre escuchar palabras desalentadoras, ¿Por qué? Porque Dios nos ama; para Él somos importantes y valiosos. Él no quiere que uno de sus príncipes o una de sus princesas se sienta menos que los demás. Para Dios es importante que sus princesas y príncipes se sientan lo que realmente son. Para Él no existen personas que sean más o menos que otros.
A veces nos sentimos menos, nos sentimos no amados; sentimos un hueco que pensamos que sólo con sentirnos aceptados o disque ‘’amados’’ se va a llenar, pero la verdad es que nunca nos sentiremos satisfechos de esa manera. Ese hueco y esa necesidad de sentirse amado(a)o aceptado(a), solamente puede ser cubierta por Dios, ya que Él puede satisfacer nuestra alma.
“Ningún amor del corazón natural está seguro a menos que el corazón humano haya sido primeramente satisfecho por Dios”. Oswald Chambers.
No existe, ni existirá otro ser más hermoso al que podamos agradar y con el que podamos compartir ese amor mutuo, más que Dios. Él no se embaza en nuestros defectos o miedos, ¡pues Él nos ama! Su amor por nosotros es transparente, tierno y leal.
’’El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:8). Se refiere al amor inagotable que Dios, tiene hacia nosotros. Nunca dudemos del amor que Dios tiene para con nosotros, ni olvidemos lo importante que somos para Él… Nunca te menosprecies, ni dejes que otras personas te hagan sentir menos.
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable y yo te amé; Daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Isaías 43:4