Luz Celeste (Novela - Cmic - Guin Cine) -78-
Publicado en Nov 19, 2012
Población de Coca... Leda Melo de Carvalho recibe una llamada telefónica y se levanta rápidamente de la cama, vestida únicamente con un batín transperente dejando visibles sus ropas interiores de mujer muy atractiva y sexy. - ¡Posiblemente sea él! Descuelga el auricular del teléfono y escucha una voz femenina. - Señorita... le llaman desde el estranjero. Leda se queda extrañada y sin poder constestar... - Señorita... ¡le llaman desde el extranjero! ¿Quiere atender la llamada o digo que no está usted aquí? - No... sólo quiero saber de qué parte del extranjero me están llamando. - De un lugar lejano. - ¿No puede especificarme de qué lugar? Leda quiere saber desde qué país le está llamando Jota Jota. - No puedo especificarlo. Sólo sé que llaman desde un lugar lejano nada más. - ¡Páseme la llamada! ¡Rápido! - Ya puede usted hablar... - ¡¡Hola, Jota Jota!! Una voz de hombre muy maduro se oye desde el otro lado de la línea telefónica... - Pero... ¿qué es eso de Jota Jota, Leda? ¿Te has vuelto loca? ¡Yo soy Jota Erre y no Jota Jota! - ¡Maldita sea! ¡Qué mala suerte tengo! ¡Perdone usted, Señor Director del "New YHork Times", pero es que estoy muy nerviosa. - Acabo de leer tu mensaje. ¿Cuánto tiempo necesitas? - ¿Para enviar mi artículo sobre la Convención de Madrid o para enviar el reportaje que le he prometido enviar? - ¡Bájate de las nubes, Leda! ¿Qué es eso de un reportaje que va a sorprender al mundo entero? ¡Siempre has tenido los pies muy firmes sobre la tierra! ¿Qué es lo que te está sucediendo? - Está bien. Quizás me he vuelto la periodista más rara de la Tierra por primera vez en mi vida, pero le afirmo que le enviaré un reportaje único y original y no una simple crónica, nada interesante ni emocionante para los lectores, sobre una Convención donde no se habló de nada nuevo porque todo lo que se dijo lo sabemos todos ya hasta de memoria. - ¿Por qué no te limias a enviarme esa crónica y dejas de soñar con reportajes fantásticos? ¡Yo soy quien dirije el "New York Times" y decido si una crónica tiene interés para ser publicada o no tiene interés y debe ser arrojada a la basura! - ¿Ha leído, de verdad, mi mensaje? - Todo entero. - Pues no me plantee dudas sobre cosas que afirmo en ese mensaje. - Escucha, Leda. Eres una gran periodista y pienso que conseguirás por terminar siendo parte de mi plantilla de reporteros y reporteras más sobresalientes. ¡Estás a punto ya de entrar a formar parte de uno de los más prestigiosos diarios del mundo! ¿Puedes decirme por qué pones en peligro el gran futuro de tu carrera periodística por culpa de un reportaje del cuál no me dices ni de qué se trata? ¿Qué te está sucediendo? - ¡Es una incógnita, Mister Donaldson! - Sabes que me gusta que mis amistades me llamen por mi verdadero nombre que es Jim Richardson porque lo de Mïster Donaldson es sólo mi pseudónimo desde que me enamoré del Pato Donald, pero prefiero que me llames con total y plan confianza... así que dime Jota Erre... - Está bien, Jota Erre. - ¡Leda! ¡El tiempo pasa y no puedo seguir esperando la llegada de un reportaje que es una incógnita hasta para tí misma según me estás diciendo! ¿Qué te ocurre? El tiempo pasa también para una periodista como tú. Las noticias y las crónicas tienen un plazo de caducidad a partir del cual ya no interesan a nadie. ¿Por qué te estás convirtiendo hasta tú misma en una incógnita cuando estás a un sólo paso de alcanzar la cima del periodismo mundial con tan sólo veinticuatro años de edad? - ¿Confía en mí o no confía en mi, Jota Erre? - Supongo que tengo que confiar pero... - ¡Pero nada, Jefe! ¡No me dé más consejos paternalistas! Toda incógnita puede ser resuelta y, para ello, necesito solamente un tiempo llamado T. La noticia es X, el plan es Y y la respuesta es Z. Para resolver este problema sólo podemos esperar datos para conocer cuál es la noticia X, desarrollar luego el plan Y y terminar el reportaje despejando la incógnita Z. - ¡¡Jajajajaja, Leda!! ¡Me acabas de quitar el mal humor! - Pues será cierto, Jota Erre, si usted lo dice... pero yo no tengo muy buen humor que digamos en estos momentos. - ¿Por culpa de un reportaje más o un reprotaje menos? - ¡Por culpa de un jovencito que me está haciendo pasar las de Caín poniendo en juego mi futuro como periodista profesional! - Pero recuerda que Caín mató a Abel.. así que mata ya el recuerdo de ese jovencito si es que has tenido algún idilio con él. Los idilios no son buenos cuando estamos metidos de lleno en el trabajo de la comunicación de masas. Siempee sale perdiendo alguien. Asi que mata el recuerdo de ese Abel y concéntrate en tus crónicas y páginas de opinión donde de verdad eres excelente y hasta excelsa; así que olvida ya a ese jovencito y cuando quieras idilios pasajeros búscate a alguien maduro. Concéntrate en tu trabajo y olvida, de momento, los amoríos proque gracias a tu belleza tendrás muchísimas oportunidades de vivirlos... sobre todo cuando saltes definitivamente a la fama... - Y, sin embargo, yo sé que tendré el reportaje completamente terminado y a tiempo de que no acude su interés. - ¿Otra vez quiere que hablemos del tiempo? - Sí. ¿Cuánto tiempo me sigue dando usted como para no perder mi oportunidad de ser periodista de la plantilla fija del "New York Times" y dejar de ser una simple colaboradora? - ¿Cuánto tiempo necesitas, Leda? - Necesito el tiempo que sea necesario. Ni más ni menos. Y si usted considera que ese tiempo ya se ha agotado entonces tendré que abandonar este empleo y buscarme la vida de otra manera. - Leda... Leda... Leda... - ¿Qué pasa... qué pasa... qué pasa...? - Que no sé qué hacer contigo. - Pero... ¿confía usted en mí o no confía usted en mí? - Te doy otro breve plazo de confianza pero no abuses demasiado. - Si usted cree que yo abuso demasiado de su confianza es mejor que no me dé más tiempo y así no seré ningún fraude ni para usted ni para todo el "New York Times". - No te enfades, Leda... - Si no tiene otra cosa que aconsejarme... ¡adios, señor Jota Erre! - Adiós, Leda. Espero que llegues a ser parte de mi plantilla fija de periodistas y, además, la más importante de mi plantilla... pero envíame, por favor, una buena crónica sobre la Convención de Madrid. Vuelve a la realidad, por favor. Tú eres perfecta escribiendoc crónicas, así que hazla interesante y ya está. Aunque tengas que inventarte cosas que no sucedieron en dicha Covención pero que pueden despertar enorme interés entre los lectores porque para eso tienes una imaginación perfecta. - Míster Ronaldson, no puedo escribir una cróncia contando mentiras para hacerla muy emocionante o muy fantásica o hasta muy literaria... aunque puedo fácilmente hacerlo... pero para ser una periodista increíble pero no creíble prefiero dedicarme a otro oficio. - ¿Cuánto tiempo necesitas, Leda? De verdad. - Qizás sólo un par de horas o quizás sólo un par de días. - ¡Perfecto! Espero el reportaje en el plazo que hay entre un par de horas y un par de días. Pero recuerda que te estás jugando tu futuro de llegar a alcanzar la fama. - Gracias, Míster Ronaldson. Y Leda corta la comunciación, se dirige al mueble bar y se sirve un cuba libre de ginebra para seguir con su espera...
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