El cachorro de hombre lobo-Relato
Publicado en Nov 19, 2012
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El cachorro de hombre lobo
V
agamos por el bosque maravillándonos de su belleza, estoy completamente concentrada en el, de modo que casi no miro hacia donde voy, siento las ramas y hojas crujir bajo mis gomas deportivas, estamos de vacaciones y no se nos ocurrió un mejor modo de pasarla bien que venir a acampar al bosque, pero antes nos dirigimos a un pueblo cercano por un gran sendero boscoso, es fácil sentir la humedad en el aire, somos solo un grupo de cinco personas, mi primo Rufus, un molesto sujeto de 20 años que desearía no tener conmigo ahora, es de altura media, ojos pardos y grandes, blanco, labios rosa, cabello marrón oscuro y de gran proporción en todos los sentidos. Mi hermano mayor Damián, que es al contrario una excelente compañía vacacional, con su gran estatura, brazos gruesos y firmes como todo el resto de su cuerpo y ese cabello ondulado de color cobre es todo un encanto además de su piel neutra y ojos casi negros.
Solo encajo a la perfección con dos de nosotros y esos son, mi prima celeste, una chica en sus dieciocho, no muy alta, ojos azules oscuros, piel clara, cabello largo y en rulos negros recorriendo toda su extensión, mandíbula fina y delicada, labios gruesos, largas pestañas y manos como de pianista. El otro al que me alegro de tener conmigo es a Tiberio, mi adorado amigo del alma y juro que un día novio, apenas más alto que yo, acaba de llegar a los 18, se pasa media semana en el gimnasio y por lo tanto goza de un gran físico. Su cabello bronce brillante y sus ojos miel oscura me dejan sin aliento, sus labios… su lisa piel blanca libre de cualquier tipo de acné, mandíbula gruesa y largas pestañas lo convierten en el hombre de mis sueños…. Literalmente, pues no me llamen pervertida por esto, pero he tenido algunos sueños algo excitantes con él apareciendo con papel protagónico.
No permiten darnos un descanso, estamos de tarde, eso me está preocupando, Rufus tiene el mapa y va a la cabeza, no sé por qué, pero no me inspira confianza seguirlo en un bosque.
-Zasha, celeste me está asustando-me susurra Tiberio mirando a la mujer
-déjala, lleva su mp3, cuando se los pone nadie la saca de su mundo privado-respondo sin demasiado interés, esa tipa  los trae ocultos bajo su cabello, por eso nadie lo nota, pero a mí no me engaña.
Tengo 17 años, y me considero de un atractivo deseable, mi piel es clara, ojos verde agua, pestañas de muñeca, cabello marrón ondulado de largo medio, no tanto como celeste, el suyo es hasta incluso más abajo que la cintura. Labios finos y no muy anchos.
-es una experta ocultándolo-dice Tiberio entre dientes.
Damián no aparta la vista al frente, y Rufus mira el mapa algo inquieto, eso no me da mucha confianza, mierda debí insistir para ser yo quien llevara el cabrón mapa.
-lo sé, y creo que Rufus se perdió
Pone expresión de apatía cuando posa sus sexis ojos en Rufus, el cual se está asustando por la manera en que aprieta el viejo mapa.
-ya lo veo… repíteme porque él lleva el mapa y no tú o yo-musita al fin
-porque dice: “soy mayor entonces yo debo llevar el mapa”-hago una pésima imitación de la voz de Rufus- ya sabes, esa cantaleta sobre la superioridad que tiene sobre nosotros por ser mayor, pura mierda.
-exacto, preferiría que lo hubieran dejado en su casa, no solo porque no me cae muy bien, sino que es un pésimo lector de mapas que insiste en guiarnos a ciudad perdida- una brisa nos azota y nos sentimos aliviados de estar abrigados.
Llevamos muy buenos abrigos, estos bosques son un infierno congelado por las noches, no soportaría venir a acampar sin ellos, a menos que me diera la oportunidad de acurrucarme con Tiberio… solo eso lo justificaría, deben ser como las 4 de la tarde, Rufus sigue haciendo que demos vueltas sin llegar a ningún lado, es indignante, Tiberio no deja de despreciar a mi primo, celeste no presta atención alguna, sigue escuchando su puta maquina, Damián suspira y se detiene en seco, lo imitamos cuando ocurre.
-Rufus di la verdad, ¿nos perdimos?-pregunta seriamente.
Rufus gruñe apretando mas el papel en sus manos, ¡por fin alguien se lo dice!
-bien, estamos perdidos-admite. Tiberio se aproxima a él y para mi gloria le arrebata el mapa, lo estudia y el horror en su rostro es indescriptible.
-eres un…-susurra, enrolla el mapa y le da un porrazo con él en la cabeza a Rufus, este retrocede sin idea de porque fue golpeado-¡eres un imbécil! ¡El mapa no es de este bosque! Con razón nos perdimos.
¡Maldito Rufus! Solo esto faltaba. Celeste se quita el mp3 y está desconcertada.
-retrasado, ¿¡que no tienes una maldita neurona que te dijera que te equivocaste de mapa!?-exijo saber colérica.
Damián bufa con enojo y fastidio
-¡cállate zorra!-dice Rufus.
-¡tu primero señor perfecto!-grita Tiberio con furia.
Se ve muy bueno cuando se enoja, pero estoy más interesada en joder a Rufus que en eso de momento.
-¡si yo soy una zorra entonces tu eres un aborto de rata!-regreso.
-¡ya se insultaron bastante! busquemos un lugar donde quedarnos y luego veremos qué hacer.
-¡maldición! ¿Ahora qué? ¿Esperar a que nos coman los osos?-interviene celeste alterada.
-cálmate, saldremos de esto-asegura Damián.       
-ojala-digo escéptica.
-no ayudes tanto al ánimo-agrega Rufus con sarcasmo contaminando su voz.
-cállate-contribuye Tiberio.
Del vocabulario de Tiberio la palabra que más amo que dirija a Rufus es “Cállate”. Por otro lado Damián nos hace un gesto para que lo sigamos y así lo hacemos, cuando menos si él nos guía es más seguro que no caeremos de un barranco. Tras un rato de caminata encontramos un claro en medio del espesor del bosque, la humedad del aire está mezclada con olor a plantas. Cada uno lleva su propio equipaje, que dejamos en el suelo antes de que hagamos alguna otra cosa, Damián y Rufus van a explorar el lugar mientras que el resto nos asentamos bien, Tiberio corta la leña para la fogata con un hacha que trajo, se ve muy bien mientras lo hace, celeste husmea sus cosas y yo pongo las bolsas de dormir. Desenrollo la mía y pongo las demás junto a esta en fila, procuro que Tiberio se encuentre cerca y que Rufus quede muy al final, tan lejos como pueda. Si voy a morir perdida en el bosque, no será junto a él.
 -putos fósforos-dice mi amigo tratando de encender un pedazo de grama seca sin mucho éxito, lucha por que la llama no muera pero el viento no ayuda.
-¿necesitas ayuda?-pregunto mirándolo.
-me vendría bien.
Voy a su encuentro y le doy una mano, el sostiene la yesca y yo la enciendo, bloqueando la briza.
-¿crees que salgamos de aquí pronto?-rompo con el silencio.
-no sé, eso espero, porque si no encontramos la salida, yo…-se silencia.
-tu…
-empezare a desear la muerte de Rufus, maldito arrogante.
-te apoyo-el fuego se aviva y Tiberio lo lanza sobre la leña, nos quedamos estudiando con se consume y es cubierta por llamas. La luz del día cederá pronto, el cielo está muy gris hoy, anochecerá temprano.
-escucho agua cerca ¿quieres ir para conseguir agua y algo de comer?-dice levantándose y ofreciéndome su mano, la acepto y también me pongo de pie.
-suena bien-me dirijo a celeste-regresaremos más tarde-aviso, ella nos mira y asiente.
Enseguida caminamos a paso veloz hasta el arrollo cercano donde los peces se ven a simple vista, Tiberio se inclina y recoge un poco de agua en la cantimplora que lleva, me aproximo con cuidado de no caer al riachuelo.
-te cuidado, las piedras son resbalosas-dice el, abro mas las piernas en cuanto Tiberio llena mi recipiente. Si querer resbalo al poner un pie sobre una roca húmeda por lo que empujo a mi amigo quien se tambalea, antes que se moje lo atrapo del cuello de su ropa, jalo y caemos en las rocas, Tiberio casi entre mis piernas.
Al menos es preferible al agua. El chico suspira y sacude la cabeza.
-lo siento-digo apenada.
-está bien, no nos mojamos-miro al suelo y un diminuto libro está junto a su mano posada en el suelo, por curiosidad lo tomo mientras nos ponemos de pie nuevamente.
Tiberio se adecenta la ropa, limpio mi pantalón a la vez que leo el titulo del librito.
Como salir del closet sin ser aborrecido
Eso dice no puedo contener el horror al mirar a Tiberio que se pone pálido.
-¿tienes alguna cosa que confesar?-digo atónita-¿eres gay?
 
-¡NO! ¡Claro que no!-asegura ruborizado y poniendo los ojos enormes, niega fuertemente con la cabeza-eso es para mi hermano, el… bueno el si es gay.
Tengo una expresión indescriptible, Tiberio suspira recuperando la calma.
-qué alivio, me habías asustado-admito ofreciéndole el libro, lo acepta con una de sus bellas manos y lo guarda.
Creo que si él hubiera resultado ser gay, me hubiera suicidado, la idea es espantosa.
-lo siento, no quería alterarte.
Sacudo la cabeza.
-solo olvidemos esto-Tiberio asiente.
Regresamos y Rufus esta agitado frente al fuego, Damián alimenta las llamas y celeste, que como hace siempre está metida en su saco probablemente durmiendo. Ya es de noche, apenas quedan vestigios del día.
-¿aun no tienen un plan? Excursionista suicida-pregunto sin delicadeza mirando a mi primo que se limita a dedicarme algo de su habitual ración de “cállate” con la mirada
-solo uno, mire el mapa, como es debido-dice Damián mirando acusador a Rufus-y podríamos ir a un pueblo cercano, tardaremos un par de horas.
-procura ponerte lentes la próxima vez, tarado-expresa Tiberio despectivamente a Rufus.
Lo sujeto de la ropa y jalo suavemente.
-vamos, tomemos un bocadillo y tratemos de dormir-pido, Tiberio asiente, dejamos las cantimploras junto a las bolsas y nos sentamos en las nuestras, busco algo de comer en el bolso y le ofrezco al chico de mi bolsa de panecillos entre otros dulces.
-gracias, recuérdame no volver a salir con Rufus-pide.
-no te preocupes, ni tu ni yo lo volveremos a hacer, ya con su metida de pata es bastante.
Comemos y nos metemos bajo las bolsas pero presiento que nuestra noche será muy larga.
-eh Rufus, ¿te dije alguna vez que los lugareños le temen a las noche sin luna?-dice Damián.
Carajo.
-esto no puede ser verdad-opina Tiberio frunciendo el ceño, estamos mirándonos mutuamente.
-no, monstruos merodeadores o algo así escuche-responde.
-exacto, dicen que fantasmas de almas en pena vagan por estos lugares durante las noches sin luna, pero no son como cualquiera, estos te atormentan hasta que salgas del bosque, escuche que unos tipos entraron aquí y nunca salieron, solo se escucharon gritos terribles y al final un aullido de lobo-explica vehemente-solo encontraron su ropa.
-¿ahora dicen que fue un hombre lobo?-dice Rufus con mala cara.
-no idiota, fueron esos feos fantasmas de mierda, pero dicen que también se ven lobos medio humanos.
Ahora dudo que nuestra noche sea mucho más agradable. Trato de dormir y Tiberio también, pero no se nos hace fácil.
 
La luz me obliga a abrir los ojos, siento algo muy cálido, y cuando enfoco la vista descubro a Celeste mirándonos fijamente sentada a mi lado, lo cálido… bueno, acabo de notar que es Tiberio, durante algún momento de la noche el frio me empujo hacia el metiéndome en su pecho, el chico también se me pego como un chicle abrazándome como a un osito de peluche.
-perra suertuda-dice Celeste sonriendo, alzo una ceja y Tiberio empieza a despertar, se levanta y enfoca tras parpadear.
-¿puedes dejarme parar?-pregunto, aunque la verdad no quiero. El se tensa y me libera, cuando nos sentamos Rufus y Damián estudian el mapa junto a las brazas del fuego.
-Tibi, no le metas mano, seguimos aquí, solo para recordarte-dice Damián sin voltear y Tiberio con mala cara y algo rojo lo mira de reojo.
Bufo, recogemos el campamento tan pronto como podemos y regresamos al sendero, ojala no nos lleven a un barranco. Daría un ojo porque Rufus y Damián se largaran un rato para ver como es el asunto de Tiberio metiéndome manos.
Caminamos por el sendero húmedo a altas horas de la mañana, tras un rato descubrimos unas siluetas en el horizonte, trotamos alegres directo hacia allá, pero cuando llegamos nuestro espanto es indecible.
Es un pueblo fantasma, no hay un alma en las casas de madera abandonadas que vemos, de hecho el pueblecillo es muy pequeño, tanto que me sorprende que apareciera en el mapa.
-¡¿qué es esto?!-exclama Damián aterrado-en esa mierda decía que sería un pueblo visitado con frecuencia por cazadores.
Nos dispersamos lentamente viendo el lugar, parece que nadie ha estado aquí en muchos años. ¿Cómo se supone que un mapa actual se equivoque así?
-maldita sea, Damián, tienes que ver esto-llama Rufus con el mapa junto a una de las casuchas, mi hermano corre y al reunirse comprueban el mapa, Celeste, Tiberio y yo miramos el interior de una casa polvorienta, tiene una chimenea de lata, entre algunas cosas útiles, queda carbón, aceite, y algunas mantas.
-esto tiene que ser una pesadilla-advierte Damián jadeando frente al mapa, lo miramos por la ventana, horrorizados de su cara-debe ser una broma, es imposible.
-¿qué cosa?-pregunta Celeste.
-el pueblo… en el mapa a desaparecido.
-¿cómo que desapareció?-digo y Tiberio sale a reunirse con ellos, cuando ven juntos el pedazo de papel, el también se asusta.
-según el mapa, donde estamos parados, debería ser bosque profundo-dice en tono rustico y quebradizo.
Ahora si me estoy asustando, Celeste tiembla un segundo y se sienta contra la pared en estado de shock. Aprieto los labios, solo esto hacía falta, ¿qué mierda hicimos para terminar aquí? en medio del bosque.
-este mapa, es más viejo que el anterior, eso explica un poco el porqué este pueblo está abandonado-revela Damián-pero no dice el porqué algo que estaba en el, desapareció de pronto…
-mantengan la calma… tenemos que pensar…-trata de decir Rufus.
-calmarnos…-digo como si fuera algo muy, muy estúpido-¡es tu maldita culpa que ahora estemos perdidos! No eres el más acto para decirnos que nos calmemos.
-¡dame esa mierda!- exclama Tiberio al arrebatarle el papel a mi primo-Zasha, Celeste, no pretendo pasar un segundo más cerca de este engendro, ¿vienen?
Es una muy agradable oración la última.
Damián y Rufus están estupefactos, Celeste frunce el ceño y asiente, la imito y Tiberio camina hacia nosotras.
-¿entonces qué?-chilla Rufus-¿nos dejaran? Son muy niñas para ir al bosque.
Sonrió al ver la cara linda y divertida de forma siniestra que tiene Tiberio, quien voltea un momento.
-¿oh de verdad nos crees tan estúpidos? Claro que no vamos al bosque, empiecen a buscar donde dormir, nosotros no los dejaremos ir a esta cabaña-dice fríamente y camina hacia aquí. Celeste les saca la lengua.
¡Ese es mi Tiberio!
Damián aun no supera lo dicho, no tengo nada contra él, pero es incapaz de darle una lección a Rufus, pero si él no lo hace, nosotros lo haremos, sin mencionar que estará tan condenado como el tipo.
Reparamos los imperfectos de la cabaña para que no entre el viento y cerramos fuertemente las puertas y ventanas, tardamos toda la tarde en recoger leña y reparar, pero para el crepúsculo ya el lugar es perfecto, Celeste mantiene viva las llamas de la chimenea metálica y Tiberio estudia el mapa consternado, en cuanto a mi miro las reservas de comida, pronto tendremos que buscar más, algunos panes, galletas, fruta y jugos.
-¿hay alguna señal?-digo al volverme a Tiberio, el niega con la cabeza.
-el mapa no sirve, es casi seguro que los pueblos que muestra no estén ahora o desaparezcan cuando lleguemos, igual que aquí.
Celeste se calienta con el fuego relajadamente, ¿qué deberíamos hacer?
-¿y si seguimos los ríos? Los poblados siempre se asientan ahí.
-no es mala idea-expresa Celeste.
Tomamos la comida poco antes de que anochezca por completo, Celeste mira el fuego y yo me envuelvo en la sabana de la bolsa de dormir pensando que hacer, Tiberio salió a buscar algo comestible o alguna señal de civilización para volver.
-¿te gusta ese tipo verdad?-pregunta mi prima sin voltear.
-¿cómo lo sabes?-no sueno sorprendida, ella se entera mas mirando que oyendo por fortuna.
-eres muy apegada a él, además, es muy lindo.
-ya lo sé, el es muy atento, cuando menos, podemos pensar juntos como resolver esto.
 
Celeste duerme en una esquina cubierta por su bolsa, la temperatura baja, más y más. Empiezo a asustarme cuando veo la hora y Tiberio no ha vuelto, pasaron dos horas agobiantes. No logro calmarme y salgo mirando a todas partes esperando a que el aparezca, no imagino que algo le haya ocurrido.
Rufus y Damián, se asentaron en otra casa donde el humo sale de la chimenea y esta tan cerrada como la nuestra, jadeo y recorro el lugar, sin entrar al bosque, donde estas Tiberio… lo veo regresar a lo lejos sudando, pero es un alivio que este bien.
-¡Zasha corre!-grita, le dedico una mirada de intriga y veo detrás varias figuras transparentes, unos hombres con trajes campestres rotos y manchados de sangre… ¿fantasmas?
-¿qué mierda?-mascullo, son tres los tipos, uno se sacude y una de las rocas cercanas vuela sin razón alguna y golpea a Tiberio en un brazo, siento que el miedo me carcome, Tiberio chilla y se sostiene el brazo dolorido.
Estoy petrificada, mis piernas están frías y no responden, ni escucho los llamados de mi amigo. Los tres espectros caminan hacia el poblado a paso normal, como si tuvieran todo el día. Tiberio llega a mí y me abofetea, entonces regreso con una sacudida de cabeza.
-¡yo los distraigo, busca las cosas y a Celeste!-ordena, mierda, el se da la vuelta y corre cerca de los fantasmas o lo que sean.
Voy a toda velocidad a la cabaña e irrumpo despertando a Celeste.
-¡recoge las cosas!-exclamo agitada, la chica está desconcertada.
-¿qué pasa?-pregunta.
Un grito, ¡Damián!, me vuelvo a su cabaña y todo se sacude dentro, las cosas se caen y oigo alboroto.
-¡solo hazlo!-asiente y recoge lo suyo.
Tomo mi bolso y me lo monto en la espalda, a largas zancadas salgo de la casita y veo que hay más de esos espectros, Rufus grita y corre al bosque, no sé qué hacer, de pronto empiezo a sentirme sin aire, como si me ahorcaran, alguien me aprieta, de una sacudida logro ser libre y caigo al suelo, miro hacia atrás, no hay nadie, entro en pánico cuando uno de los fantasmas me mira y camina hacia mí. Su aspecto muerto y transparente hace que mi alma tiemble de pavor, retrocedo arrastrándome tan rápido como puedo, de pronto algo invisible me golpea en la cara, un y otra vez, con toda mi fuerza me levanto y corro a ninguna parte. A lo lejos escucho a Tiberio maldecir, por instinto corro hacia ese lugar tan pronto como pueda. Entre los arbustos y flores, salto sobre un tronco y algo me ala de la pierna lo que me hace caer contra las piedras dolorosamente.
-¡déjenme en paz! ¡Yo no les hice nada!-grito jalando mi pierna con todas mis fuerzas, entonces veo al tipo materializado, es una mujer, pero… sin ojos.
-fuera…-dice, ¡al diablo! Vuelvo a jalar y corro otra vez.
Siento mis rodillas palpitar de dolor, un dolor terrible me aqueja cuando una sombra negra pasa delante, resbalo y caigo, pero no me dejare atrapar otra vez, vuelvo a alzarme y corro, la sombra me sigue sonando la vegetación donde pasa, por acto de desorientación choco con una rama y me desmayo quedando inerte contra la grama…. Creo que morí.
 
Intento abrir los ojos lentamente y luces de diferentes tonos entran desenfocadas, cuando los abro bien, ¡descubro una silueta negra con enormes dientes sobre mi! doy un grito y doy un salto hacia atrás recordando el dolor que siento en mi cuerpo que me hace gemir. La cosa con grandes dientes da un gruñido.
-cálmate Zasha-pide la voz de Tiberio, me vuelvo hacia atrás y el está ahí, inclinado a mi lado, aun no puedo hacerlo, mientras esa cosa me mire.
-que… ¿qué paso?
-te desmayaste, ayer ese chico me salvo-dice señalando a la bola de pelo negro.
Bueno, lo había confundido con un coyote o un oso, pero resulto algo peor, tiene un cuerpo delgado y con aspecto humano, con brazos musculosos pero finos, torso de hombre, patas largas y con grandes garras como sus manos, una cola corta y abundante, cabeza de lobo bebe, con mandíbula ancha, ojos azules. Un hombre lobo de pelo negro, pero al verlo bien, sus facciones humanas son de niño, ósea un niño lobo.
Viste una camiseta suelta de manga corta marrón y un pantalón hasta la rodilla de color azulado, casi negro.
-el…. ¿Quién es?-pregunto vacilante.
-tengo nombre, soy Harren-responde el chico lobo secamente, quedo pasmada al ver que habla.
-te fuiste el que me dio el susto de mi vida ayer-digo indignada, el brame.
-si no hubieras corrido así, podría haber ayudado.
-bien, ¿tu quien eres?
-soy un niño lobo como notan, esos fantasmas idiotas me asustaron y me perdí, este es un lugar donde es mala idea quedarse
-¿y esos putos fantasmas de donde salieron?-interviene Tiberio.
-una ejecución pública hace unos ciento cincuenta años, ahora atormentan a los campistas.
Hago una mueca.
-¿alguna idea de donde estamos?-quiero saber.
-no, corrimos tan lejos que no se por donde vinimos, tampoco sé nada de los demás-responde en tono sombrío.
Rechino los dientes, espero que también escaparan, bueno ojala se hayan llevado a Rufus, así les perdonaría que nos asustaran.
-conozco el camino al siguiente pueblo de verdad-dice Harren y se levanta en sus patas.
-¿nos llevas?-pregunto.
-claro, pero hay que tener cuidado en la noche, esos espectros me siguen a muchas partes-argumenta arrugando su rostro.
Tiberio pone mala cara, se levanta y me ofrece la mano, con su ayuda me levanto aunque dolorida. Harren vira los ojos al bosque y se pone en guardia gruñendo con sus dientes afilados a los arbustos, parece un idiota, alzo una ceja ya que no veo nada.
-vamos, están aquí, pero no podrán hacer nada hasta el anochecer-dice y nos mira, es como de mi altura, si así es un niño… no quiero ver a un adulto.
Me pregunto si será bueno confiar en el… y además, si salimos, le daríamos la espalda al resto.
-¿qué haremos al anochecer?-expresa mi amigo a Harren.
-ir al único lugar seguro, hay una iglesia abandonada en el camino.
-tu digo, eres un hombre, niño, cachorro de hombre lobo o lo que sea, ¿podrás entrar?-señalo con vacilación, Harren se voltea a mí, con cara como si esperar que fuera una broma.
-claro que puedo, soy un licántropo, no un ser diabólico, entre eso hay una buena diferencia-explica indignado, Tiberio me codea suavemente.
Lo miro y será raro caminar con alguien con ese aspecto, Tiberio nota mi aversión y suspira.
-Harren… puedes… no sé, tener otro aspecto, escuche que los hombres lobo tenían forma humana-manifiesta, el niño brame otra vez y lo piensa.
-bien-acepta.
Entonces veo sorprendida como su forma empieza a reestructurase, no mas dientes filosos, orejas largas, garras, cola ni nada, su pelo lizo que cubría todo el cuerpo ahora se retrae y queda solo en la cabeza. Para cuando termina luce como un niño normal de unos doce años.
-¿mejor?-quiere saber, asiento.
-gracias, que considerado-alego, asiente también.
-vamos tenemos que llegar a la iglesia antes del crepúsculo-nos recuerda y se da vuelta caminando para que lo sigamos.
El camino casi es silencio total, no hablamos mucho, Harren es muy callado, Tiberio sigue preocupado por los demás y yo me siento dolorida, esos espectros para estar muertos, golpean duro.
Al menos, tenemos nuestro equipaje, sin el sí que tendríamos un grandísimo problema, tomamos el almuerzo rápidamente y seguimos el trayecto, le día pasa rápidamente y la temperatura cae a ritmo escarnecedor, tanto que me abrazo a mi misma mientras el aire frio circula y la noche se acerca, Tiberio para mi sorpresa me rodea en uno de sus brazos, es un grandioso alivio, su calor me llena de bienestar. Harren nos ve y saca la lengua como si fuera algo estúpido, como muchos niños hacen. Tiberio le sonríe.
-acostúmbrate bola de pelos, ya eres un adolescente y las hormonas te perseguirán, así que, pierde el asco al sexo opuesto pronto-le aconseja divertido.
Suelto una carcajada y Harren nos mira horrorizado de la verdad. 
-no me lo imagino-dice y trota más adelante.
-en el fondo, lo sabe-afirmo.
Apego mas mi cuerpo a Tiberio, hace frio, la verdad siempre quise hacer esto, sus brazos eran my tentadores desde siempre, pero eso es opacado por un desagradable sonido de quiebre detrás de nosotros, es de noche… nos damos vuelta y tenemos a uno de los espectros aun invisible pisando las hojas, al mirar el suelo se nota cuando su peso las estruja. Me separo de Tiberio y doy un paso atrás.
Lo miro, el me regresa el gesto y en menos de un segundo ya estamos corriendo por nuestras vidas.
-¡Harren! ¡Ya vinieron!-grito, el niño se va vuelta.
-corran por el sendero, los llevara a la iglesia-pide y se transforma, profiere un aullido estremecedor-¡aquí estoy! ¡Su bola de pelos favorita!
El niño lobo despega a correr en cuatro patas por el bosque, funciona, las pisadas lo siguen ahora, ¡pero hay más de uno! Uno, tres, ¡seis! Pares de pies contra la grama, seguimos corriendo y hay demasiado viento y nada de luz.
¡La veo! Una estructura vieja, la iglesia sin duda, escucho mas pisadas, hay uno que nos sigue, Tiberio voltea y lo tomo de la mano asegurando que no correrá a otra dirección, llegamos a la puerta de la iglesia y las empujamos con todo lo que tenemos, a continuación las volvemos a cerrar dentro y las pisadas siguen de un lado al otro fuera, mi corazón desbocado me va a matar.
-Zasha… ¿estás bien?-pregunta mi amigo mientras jadeamos agotados.
-necesito un minuto… pero Harren-recuerdo asustada de que le hagan.
-¡Abran!!-grita el chico afuera en tono desesperado, nos miramos y lo hacemos tan pronto como es posible, en un pequeño espacio Harren entra resbalando y cayendo en el suelo dando una vuelta sobre su espalda. Eso de verlo duele, Tiberio hace una mueca.
-¡no puede ser!-chilla, encaro el lugar al que mira y veo una de las sillas que están orientadas al altar se mueven sacudiéndose, ¡se rompe!
-¡Harren cuidado!-grito, pero es tarde, uno de los pedazos de las patas se le clava al chico en la rodilla justo cuando se iba a levantar, esta vez cae pero sobre la otra rodilla.
El dolor prolifera en su rostro de lobo, chillando.
-que hacemos…-dice Tiberio-no vemos al espectro y ni así podríamos ayudar.
Rechino los dientes con indignación, que ¡inútiles!
Harren trata de levantarse pero su herida es espantosa.
Mas pedazos de la banca se alzan en el aire, todos filosos y peligrosos, como es obvio, vuelan como balas y se clavan al cuerpo de Harren haciendo que grite de dolor, la mayoría se le clavan en la espalda, unos en los brazos y el último en el pecho.
Harren es un nudo de chillidos y sangre, su ropa no servirá luego de esto.
-tu…-susurra mirando con odio a algo invisible, ¿que podríamos hacer?
De la nada lo vemos, la silueta traslucida de un hombre de unos sesenta años, de pelo negro pero sus arrugas y contextura robusta aunque delgada lo demuestran, bajo sus ojos hay ojeras y tiene una barba corta adornando su rostro. El tipo sonríe con maldad a Harren.
Otro trozo de madera se alza en el aire apuntando a la cabeza del chico, piensa….
-tienes el crucifijo-me recuerda, ¡claro! Me arranco del cuello el crucifijo, lo había guardado y no lo recordaba, sin pensarlo lanzo el collar de madera al fantasma que al sentirlo atravesar su cuerpo no solido se estremece y deja caer el trozo de madera,  Harren odia al tipo con la mirada.
Un paso me hace voltear a la puerta y ver que hay otra silueta en ella, es un hombre, pero aunque parecido al anciano es mucho más joven, unos cuarenta. Frunce el ceño al viejo con este mirándolo y Harren queda en shock.
Ambos desaparecen, miro a Tiberio y aprovechamos el momento para cerrar las puertas, no necesitamos más de esos tipos aquí dentro.
Comprobamos a Harren y el aun sufre sus heridas, nos inclinamos a su lado para examinar los horribles daños.
-estaré bien, solo tengo que sacarme las estacas y mañana ya estaré sano-asegura. Entre Tiberio y yo le sacamos una a una las estacas de madera con un gritillo de Harren en cada una.
-¿quién era el anciano?-pregunto.
-mi abuelo-lo miramos atónitos.
-¿y el que entro?-combina Tiberio.
-mi padre.
Entrecierro los ojos, no me imaginaria a mi abuelo atacándome.
-mi abuelo siempre me odio, para el yo solo era un hijo indeseado de mi padre, en vida quiso matarme varias veces-explica Harren en tono lúgubre.
-y lo intento en la muerte también-agrego, el asiente.
Con nuestra ayuda logra recostarse en una de las bancas, lo arropamos con la sabana que traje de repuesto y dejamos que se recupere.
-¿sabes?-dice.
-¿qué?
-me gusto como dormimos hace dos días-me sonrojo aunque en la oscuridad, no se vea, por gracia divina.
-a mi también-le hago saber.
En silencio para no despertar a Harren ponemos las bolsas y nos recostamos, la iglesia es aterradora, las formas góticas parecen peligrosas.
-ven aquí-pide ofreciéndome un lugar en su hombro. Sonrió y lo acepto, está muy cómodo, sin darme cuenta ya lo tengo apretado contra mí- me ahogas.
-acostúmbrate, estas muy cómodo.
No dice nada para replicar, me apega más a sí mismo y dormimos al fin.
 
Harren amaneció como humano en estado excelente, es increíble lo rápido que se recupera, luego de comer unos bocadillos salimos de nuevo al camino, afuera no hay señal de fantasmas por la mañana, tras muchas horas de caminar llegamos a un poblado como prometió y al ver lo terrible que esta su ropa, aun en las afueras Tiberio le da dinero y él lo mira desconcertado.
-ve y compra ropa decente, no puedes ir por ahí en harapos-explica.
Harren sonríe y corre hacia la primera tienda que ve. Aun me pregunto qué hacer con el niño o que le paso a los demás, mi amigo me abraza por detrás mientras miro el bosque de forma gélida. Planta un beso en mi cuello estremeciéndome.
Sería perfecto, ya que siempre quise que hiciera eso, pero no lo es, puesto que veo algo moverse entre los arbustos.
-mi dios-dice Tiberio consternado al ver la silueta de Celeste salir del bosque.
Darnos su dedo de en medio y desaparecer.
Fin.
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Descripción

Relato corto :)

Palabras Clave: Relato terror sobrenatural

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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