Adis Mundo Cruel
Publicado en Nov 19, 2012
Estaba una vez mas yo sentado viendo el atardecer bajo el gran puente colgante de mi barrio; posado sobre un monton de escombros que estaban regados a un lado del río, pensado y recordando cosas de un pasado lejano de años que se fueron quedando atrás en el tiempo que ya no volverá; reflexionando sobre la vida que me habia tocado tener y la que me hubiera gustado lograr, sobre lo cruel que puede ser la mala suerte arruinando los sueños que uno tiene junto con las metas que se palntean.
Soy de esas personas que uno no sabe que existen, de las pocas personas que en este mundo simplemente habitan como fantasmas en las ciudades, cubiertos con trapos viejos y revolviendo la basura en busca de algo qué comer, que caminan despidiendo un olor nauseabundo alejando a las personas y su lástima con ellas; soy de esas personas que simplemente existen y no existen a la vez, de esas que el mundo sencillamente tiene lástima y se conmueven pero que no hacen mas que eso y luego siguen sus respectivos caminos olvidando lo que acaban de herir con sus miradas que nos juzgan sin saber lo que hemos vivido, sin saber lo que sabemos, sin entender el porqué de nuestra situacion. La tarde transcurria tranquila y lenta, sin novedades; parecia que seria otra tarde mas con el rojo oscurecer del dia con algunas debiles nubes en el cielo que se tornaba precioso, mientras estaba atrapado en medio de mis recuerdos. Mi padre era dueño de una empresa constructora y yo, su hijo mimado, era su mayor orgullo pues recuerdo que desde el colegio me esforzaba por no defraudarle, siempre que podia mis promedios eran los mas altos de mi clase y en el se podia adivinar lo que planeaba para mi futuro. A los diecisiete; el me dejo a cargo de la empresa y fue alli donde empezo mi gran caida, pude manejar el negocio por alrededor de veinte años y en todo ese tiempo no habia aprendido algo que las grandes compañias ya sabian, siendo yo alguien muy sincero y transparente caia rapidamente en las trampas de los coyotes que perseguian mi riqueza. Fue durante esa etapa de mi vida que me sucedio lo peor, lo que nunca imagine; al tener tantos millones en mi propiedad, era el centro de atencion para muchos ambiciosos, ser rico tiene su precio y el mio fue la familia que habia formado: Mi esposa y uno de mis dos hijos murieron en un atentado al auto en el que viajabámos juntos, mi otro hijo sobrevivió junto conmigo y fue hasta despues de una semana en el hospital, que ambos recibimos la triste noticia. Pasaron varios años y mi segundo hijo decidió enrolarse en el ejército, siendo enviado luego a la zona de conflicto. Me enviaba cartas cada semana y me tenia al tanto de todo lo que sucedia, era todo un ángel, estaba muy orgulloso de él; mas un dia no llegó su carta, yo esperé y semana tras semana no recibía ninguna noticia. No supe nunca qué le había ocurrido o si estaba muerto en algun lugar desconocido para mi, yo solo lloraba su ausencia esprando verlo llegar alguna vez. Pasaron algunos años mas para que yo conociera a otra mujer con la qué rehacer mi vida pero fue mucho peor, ésta persona me engaño tanto que fué capaz de despojarme de todo lo mío, la empresa, mi fortuna, mi casa, mi tiempo y mi felicidad. Sentia como si todo lo que hubiera logrado no valiera nada, que solo había venido a este mundo a sufrir, a ser la carroña de las "hienas humanas" que habitan esta tierra; yo tenia la intencion de ser la diferencia en este mundo tan podrido, tan resquebrajado, tan corrupto; quise ser el justo; pero la justicia ahora solo me parece una ilusión que se puede ver, oir y sentir; pero que no es real, que nos tiene engañados. Luego de haber padecido todas estas calamidades, yo intenté muchas veces cambiar mi destino, con decir que hasta la curandería recurrí, pero nada de eso funcionó, siempre terminaba en la calle con la ropa que llevaba puesta y dos panes secos para mitigar el hambre. Ya habia caido en la cuenta de los años que tenía y de lo dificil que se iba a poner la vida durante mi vejez; gracias a dios que mi salud estaba perfecta, hasta ese momento no habia sufrido enfemedad terrible ni sentido ningun dolor, estaba seguro que viviría mucho tiempo.La tarde llegaba a su fin y las imagenes en mi cabeza no se detenían en ningun momento cuando por detrás de un gran bloque de concreto, asomaba un auto de color negro, muy fino por cierto, que se acercaba a gran velocidad hacia donde estaba yo sentado. Se detuvo como a cinco metros de mí y del de él descendiaun hombre vestido con traje muy elegante, llevando anteojos negros, era muy joven por lo que yo podia ver; se aproximó hacia la puerta trasera del vehiculo y la abrió; gran sorpresa terrible estaba viendo yo: Aquel hombre de buen vestir sacó por la fuerza a una linda muchacha que estaba atada de pies y manos, con la boca amordazada; el hombre empezo a golperla mientras se deshacía de su ropa, al parecer no advirtió mi presencia en la escena y se disponia a hacer lo que ya se imaginan. En mi interior habia nacido una terrible batalla entre el yo que decía: "vamos ayúdala" y mi otro yo que me ordenaba ignorar la situción y pasar como si no fuese mi problema. La situacion se tornaba mas crítica a la vez que mi batalla interna, hasta que pude ver la luz; en tantos años que he desperdiciado mi tiempo creía que al menos podría ayudar a esta jovencita y sentirme útil por única vez en mi miserable vida. Pues bien, armado con un palo viejo que me servía a veces de bastón y otras de brazo para rebuscar la basura, junto a los pesados setenta y nueve años encima, sentí que será capaz de hacerle frente a éste bravucón. Me le acerqué por la espalda, lo suficiente hasta estar cerca y sin dudarlo le descargué un fuerte golpe; pero la fuerza de un viejo nunca derrotaría a la de un joven con cuerpo de atleta, me quitó el bastón y lo estrelló contra mi rostro, el dolor era inmenso e irresistible a la vez que la desesperación se apoderaba de mí; al caer sobre el pasto húmedo lo ví sacar un arma, una pistola con silenciador y yo no podia ver la piedad en sus ojos al verme a mi junto a aquella chiquilla. Apuntó hacia los dos sin ningun tipo de duda y sin dar un solo segundo a un ruego o súplica le disparó en la cabeza, su sangre ensució los trapos viejos que me cubrían en mi silencio tembloroso; "lo viste todo dijo", y no me dió oportunidad de hablar disparándome en el pecho, luego de oir ese estruendo tan fuerte, la mente se me nubló y no pude ver hacia dónde huyó. Desperté y estaba muy oscuro, se sentía bastante frío alrededor, yo estaba entumecido por el dolor tirado sobre el pasto húmedo que fue testigo de un crimen, junto al cuerpo de una joven completamente desconocida para mí y que intenté ayudar, pero como siempre me sucedió, la suerte no estuvo de mi lado, ademas de que esta vez parecía ser la última vez para mí, pues la herida que me habia hecho aquella bala se sentia muy grave y yo podía notarlo, éste era el fin. Echado alli sobre mi lecho de muerte tan penoso y patético, recordé un sueño que tuve cuando era apenas un chiquillo de universidad; soñé que era un anciano que estaba acostado en una cama caliente rodeado de escandolos niños que serían mis nietos, ansiosos por oir una historia más, siendo acompañado por varios jovenes bien vestidos junto a sus respectivas parejas que sin duda eran mis hijos y sus familias; soñé tambien con mi muerte y entierro, repleto de invitados, todos de alta sociedad dueños de lujosos autos, en un cementerio carísimo y con mi nombre en las noticias. Pero yo ya había entendido que las cosas no salen como las planea uno, ahora sé que saldré e las noticias como "el vago que murió junto a una joven"; que asco me dá de imaginarlo, de ver mi fracasado intento de ayudar. Las estrellas estan brillando con mucha fuerza y pareciera que se alimentaran de la que yo estoy perdiendo, ya casi no puedo respirar y por mis ojos puedo ver viejas imagenes de mi esposa fallecida y mis dos hijos: al niño que murio en aquél accidente y al joven que nunca mas volví a ver, siento mis pulmones estallar, ya no puedo inhalar ni solo bocado de aire y sé que este es el último que voy a dar así que creo que yo si estoy en el derecho de decir: "adiós mundo cruel"...
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