Cartas a José Luis: octubre (Reflexiones)
Publicado en Nov 21, 2012
Estimado José Luis:
Según dice Vázquez Borau, "la mejor manera de ayudar a las personas que hacen el malescallándose". Y lleva razón mi compañero y amigo de creencia cristiana; porque si tedascuenta, al otro lado del silencio siempre está la verdad, esa verdad irrebatible de silenciarlosrazonamientos para dejar, claramente expuesta, la Razón Superior; esa Razón Superiorque,partiendo de los designios de Dios, nos alumbra el pensamiento y nos ilumina el alma.Quizáste preguntes, amigo José Luis, qué tiene que ver el pensamiento con el alma. Teexplico. Elpensamiento es al alma como el silencio a la calma. Si observas bien a los sereshumanos queconforman el grupo de actividades que realizas día tras día, hay quienes intentansiempreimponer sus decisiones por el método de gritar más fuerte que los demás. ¿Cómollamas tú aesas personas? Deduce lo siguiente: cuando alguien grita más fuerte que los demáses porquees más débil que los demás. La vida no puede convertirse en un corral de animalesdonde lapalabra es sustituida por el grito, por el insulto, por la soez manera de quererdemostrar quese lleva la razón denostando todo lo que hay. Es por eso que para ayudar a losdemás nodebemos comportarnos como energúmenos sino guardar silencio como personasinteligentes. Si todos hemos venido a este mundo para cumplir una misión colectiva llamada Liberación noesa través de los recursos violentos la mejor manera de cumplir dicha misión colectiva.Existeotra manera más explícita, más rápida, más contundente... de hacer callar a quienesnosgritan como si no supiésemos de qué va la vida. Esos seres quizás están tan faltosdevoluntad que les es imposible ser felices y, para sustituir su infelicidad, muestran sumalcarácter diciendo que tienen fuerte personalidad. Nada más lejos de la realidad, José Luis.Tehe visto muchas veces guardar silencio y te he acompañado muchas veces en eseguardarsilencio ante los que amenazan con decir de nosotros quiénes somos en realidadcuando laverdad de la vida es que somos completamente distintios, y hasta diferentes, de loqueintentan hacer creer a los demás cómo somos nosotros. En verdad te digo, compañerodevicisitudes existenciales, que detrás de cada silencio nuestro está la impotencia detodosellos; aquellos que intentaron crear la "confusión de la ceremonia" para intentar situarsupredominio social por encima de todos los demás. ¿Los demás? ¿Qué debemos hacer conlosdemás; José Luis? Está demostrado que no podemos cambiar a ciertos seres humanos que tienen ya tan bajasuautoestima, tan faltos como son de ética y de moral, pero no es cierto que tengamosqueaceptar sus formas de vida. Nosotros debemos ser siempre nosotros y no lo que los faltosdevalores y principios quieren imponernos ser. Para ser alguien de valor en la vida hay quetenervalores. Y para ser principio de nosotros mismos -ajenos por completo a sus mundosviolento-hay que tener principios. Lo que podemos aceptar es que son diferentes a nosotrlosy, en esesentido, ya Dios (Jesucristo para más señas identificativas) propone callar en elmomento decallar y hablar en el momento de hablar. Si alguien tiene que cambiar no somosnosotrosprecisamente sino quienes amenazan, gritan, persiguen... a quienes siempre tienen laVerdadpor delante como meta a conseguir. El mundo es tal como cada uno de los seres humanos quiera que sea; porque no existe unsolomundo sino una pluralidad tan extensa y extensiva de mundos que, como dijo un amigomío(cantautor cristiano también), "busca tu grupo y sé feliz". Es en esa búsqueda de tumundocreativo, de tu mundo evolutivo, de tu mundo pleno, donde está el interés denuestroscontinuos caminares por los estrechos bordes de la marginación, sino por en medio delascalzadas, por el centro de las avenidas... para ser Luz derramada sobre quienes no tienenunaidentificación propia. Los marginados no son nuestra compañía pero podemos hacer algomuyimportante para ayudar a los marginados: ir por en medio de las clazadas, por el centro delasavenidas... predicando esa Palabra que no nos han impuesto nadie sino que nosprovienedirectamente de ese Dios a quien conocemos gracias a la presencia de Jesucristo ennuestrasvidas; siempre cobijados en la Palabra del Espíritu Santo; esa Palabra que hace callardeinemdiato a quienes amenazan con sus gritos para intentar imponer sus falsas verdades. La personas que son felices de verdad no van por la vida amenazando a los demás, no vanporla vida gritando a los demas. Las personas que son felices van por la vida simplementeysencillamente viviendo y dejando vivir. ¡Cómo se ilumina el cielo al llegar el nuevo díacuandotienes la plena conciencia de que vives, dejas vivir y gozas con esa Liberación que teapartade quienes amenazan, gritan y hasta persiguen a los que son felices... sin darse cuentadeque esa es su impotencia, esa es su imposibilidad de meternos miedo mientrasnosotrosseguimos caminando, con nuestra Verdad, por en medio de las calzadas, por el centrode lasvidas. Una persona sincera, amigo José Luis, es la que dice todo lo que piensa cuando todo loquepiensa va a servir a los demás. Si lo que piensas no te sirve nada más que para ti, ¿de quétesirve que lo expongas si no sirve para nadie más? Si tenemos el don divino de la Palabraespara poder hablar cuando llega el momento de hablar, para poder ayudar a quienesnecesitannuestras voces. Y digo voces y no amenazas, ni gritos, ni tan siquiera esfuerzos porquererconvencer a nadie. Sólo convencemos cuando somo convincentes y, que yo sepa, nilasamenazas ni los gritos pueden convencer a nadie. De lo que se trata, en la vida, es deestarvivos y no muertos en vida como son quienes, para ocultar sus impotencias y suinfelicidadgeneral, quieren hacer general sus frustraciones. No estoy de acuerdo en hablar lo contrario de los que se piensa, y en ese sentido discrepodeVáquez Borau, sino que lo que yo entiendo es que debemos hablar lo que de verdadpensamoscuando somos honestos, sinceros, claros y esa honestidad, sicneridad y claridad denuestrospensamientos sirven para hacer la vida más feliz no solamente a nosotros mismos sinotambiéna los demás que quieren ser como nosotros mismos. No iguales a nosotros mismos,pues noexisten nunca dos personas iguales, si no ser como nosotros mismos. Y es que hayque definirlo que somos y cómo somos. Lo que somos es diferente en cada ser humano perocómo somospuede ser colectivo, comunitario, participativo y motivo de comunicacióninterpersonal para elcrecimiento y la evolución de los seres humanos que antes de amenazar ogritar sabenescuchar lo que tenemos que decir. ¿Y qué pensamos, nosotros los verdaderoscristianos,sobre asuntos de esta vida? Como dijo Sócrates: "cada uno de nosotros será justoen lamedida en que haga lo que le corresponde". Si te das cuenta, José Luis, no dijo Sócratesen lamedida en que piense sino en la medida en que haga. He ahí una profunda diferenciaquequiero aclarar. No son nuestros pensamientos ni buenos ni malos y, por ende, no sonnuestrospensamientos los que nos hacen ser mejores o nos hacen son peores. Lo que nosdefine y nosdetermina entre ser buenos o ser malos es lo que hacemos. Ningún psiquiatra,psicólogo osociólogo puede determinar que una persona está socialmente enferema por lo quepiensa opor lo que sueña sino que, al contrario de lo que señala Vázquez Borau, no existeninguanenfermedad interior por causa de lo que pensamos sino que existen enfermedadesinteriorespor lo que demostramos. Pongamos el caso de los celosos y los envidiosos. ¿Cómoseenferman los celosos y los envidiosos? No a través de lo que piensan sino a través de loquedemuestran haciendo sus papeles sociales de celosos y envidiosos. Es por eso por lo quelaspersonas sabias saben que no es una certeza demostrable que un ser humano esté sanooesté enfermo por lo que los "especialistas" sociales creen equivocadamente. Ni lapsiquiatría,ni la psicología, ni la sociología, pueden arrogarse el omnímodo poder de clasificar alaspersonas en sanas o enfermas (algo que no hizo ni hace jamás Jesucristo) sino quelapsiquiatría, la psicología y la sociología, son ciencias inexactas. Tan inexactas queseencuentran a años luz del ejercicio de vivir con felicidad. Y para vivir con felicidad, loquepensamos es solamente nuestro silencio existencial. Se da la paradoja, José Luis, de queloque pensamos no es lo que somos. Somos lo que soñamos que es cosa bien diferente.¿Cuántos psiquiatras, psicçologos y sociólogos han aprendido esta enorme diferencia entreloque es pensar y lo que es soñar? Casi ninguno por no decir ninguno... salvo aquellosqueconocen la Verdad de Dios cuando diseñó a los seres humanos (hombres y mujeres porigual)a su imagen y semejanza. Y eso no es producto de los pensamientos sino de los hechosqueprotagonizamos día tras día. No es pecador quien piensa. Es pecador quien actúa conmaldad. La persona sabia (lo digo en singular porque es un aspecto meramente singular de cadaserhumano, hombre o mujer de cualquier edad) aspira a una determinada perfección físicaypsíquica. ¿Qué entienden los psiquiatras, los psicólogos y los sociólogos por persona sabia?¿Cómo es posible que intenten psiquiatrizar, psicologizar y/o sociologizar a quiéns sonmássabios que ellos mismos? Buena pregunta. ¿Cúal es la respuesta? El orgullo, José Luis,elorgullo. Pienso luego todavía no existo. Sueño luego ya estoy existiendo. Eso es lo quenopueden entender los profesionales de la psiquiatría, los porfesionales de la psicología ylosprofesionales de la sociología, incapaces por culpa de sus orgullos de entender quedichasfrases (pienso luego todavía no existo y sueño luego ya estoy exisitiendo) nacen desdeelmismo momento que un ser humano es fecundado en el interior del útero maternal.Saberbuscar la sabiduría es saber entender lo que es, en principio, la sabiduría... para unavezsabido qué es la sabiduría perder el orgullo y aprender que la sabiduría es, simplemente,lasencillez, la humildad y ese carisma del que ya he hablado algunas veces y que nos laotorgaDios directamente y no ningún profesional de los que analizan nuestros pensamientospero sonincapaces de analizar nuestros sueños. Mira bien que no te hablo de interpretación delossueños (tan diferentes según cada cual los quiera interpretar) sino de análisis de lossueños(tan unívoco y personal de cada ser humano). Muchos son los que deberían bajar desussitiales, de sus altos pedestales, de sus inmenso orgullos para doblar las rodillas y pedirperdóna Dios por sus propias altanerías que les hace creerse superiores a los sencillos, aloshumildes, a quienes tienen el carisma de la inocencia pero que, en realidad, sí saben soñar. Lee esta frase de Vázquez Borau: "Hay más felicidad en la casa donde hay enfermedad que en la casa donde se hace el mal". Ahí sí. Hay lleva razón. Una enfermedad es siempre pasajera (muera o no muera el paciente) pera la maldad es simpre perdurable. Por eso aléjate de la maldad sea cual sea su color (ya sabes que me refiero a las ideología) y busca curar la enfermedad de tus creencias dotándolas de la sabiduría. A una ideología siempre le corresponde una falsedad. A una idea siempre le corresponde una verdad. En el mundo hay que saber distinguir, José Luis, la diferencia entre lo que tú buscas y lo que los demás buscan en ti. Lo que tú buscas eres tú mismo. Lo que los demás buscan en ti eres lo que les sirve a los demás. Y es en esa búsqueda de los demás hacia ti donde debes tener suficiente sabiduría para distinguir en quienes quieren beber de tus ideas y quienes quieren imponerte sus ideologías. Ten siempre en cuenta que el amor se acumula siempre y, al igual ocurre con el odio. El amor produce una construcción de un mundo mejor. El odio produce una destrucción de un mundo mejor. Queremos construir un mundo mejor. Entonces la pregunta es ¿amas un mundo mejor u odias un mundo mejor?. Difícil respuesta cuando algunos se empeñan en querer impalntar en nuestros cerebros que todo eso es relativo. No, José Luis, la diferencia entre amar u odiar es un absoluto y pertenece a la categoría de los absolutos. Nada de relatividad. Si amas simplemente amas. Si odias simplemente odias. Como dice Vázquez Borau, "cuanto más amamos, más amor tenemos". Por esa regla de tres simple, yo afirmo que cuanto más amamos, mejor mundo construímos y cuanto más odiamos mas destruimos. No me refiero a hacer justicia, porque hacer justicia no es solamente un derecho sino, también, una obligación que tenemos que cimplir. La justicia del amor no es la venganza del odio; sino que la justicia del amor es no guardar silencio cuando llega la hora de hablar para que el mundo, viendo lo que es injusto aprenda lo que es hacer justicia. La justicia del amor no es la venganza del odio. Es precisamente hablar cuando llega la hora de hablar y destapar lo que otros quieren ocultar. No confundas los términos como muchos y mcuhas que conozco yo y que, precisamente porque actúan mal quieren obligar a guardar un silencio cómplice, un silencio que no actúa a favor de la justicia, un silencio que denigra precisamente porque está basado en la cobardía de decir las cosas tal como somos. ¿Tú crees que la felicidad de una persona está ligada a la felicidad del resto de la humanidad? Pues si eso es así es necesario entender que hacer justicia no es cumplir venganza pero que hacer justicia conlleva denunciar lo denunciable para, a partir del conocimiento de los hechos, el mundo pueda entender, definitivamente, lo que es la Bondad y lo que es la Maldad y saber diferenciar dichos absolutos. Alguien tiene que hacer ese esfuerzo. Alguien tiene que dar ese paso de valentía para hacer justicia sin venganza pero justicia razonada, justicia que aun colocando el amor por encima de todas las cosas, denuncia lo que forma parte de las malévolas acciones de muchos que se basan, precisamente y como antes te dije, en los celos y las envidias malsanas. ¿Hundir al mundo o crear nuestro propio mundo? Elige entre la venganza de hundir al mundo o entre la justicia de crear nuestro porpio mundo. Esa es la disyuntiva que tendrás que aprender a diferenciar. Ahora viene otra vez la diferencia significativa ente lo que es ser personas y lo que es ser solamente gentes. No es en el gentío que amenaza, que grita, que insulta sin saber por qué ni para qué donde debemos crear nuestro propio mundo; sino en las personas que saben primeramente callar para observar y luedo hablar para clarificar. La persona ama, la gente odia. Esa es la gran diferencia que en cartas anteriores quería explicarte bien. Esto es importante: "La personas que lo tienen todo, menos a Dios, se ríen de las personas que sólo tienen a Dios". ¿Has visto mayor majadería que ese acto de reírse de los necesitados que sólo tienen a Dios? En el mundo han creado posiciones sociales y en ese reparto mal distribuido, productos única y exclusivamente de quienes explotan y expolian a muchos hasta convertirlos en huérfanos de la justicia humana, se ríen con soberbia y para ocultar su falsedad y su hastío por vivir (porque al final quedan hastiados de sus propias opulentes vidas) de quiénes sólo han quedado con la ayuda de Dios. Los religiosos de todas las religiones del mundo van predicando que eso es imposible de evitar, que el mundo es así, y que no hay más remedio que resignarse. ¿Qué clase de resignación van predicando, desde hace siglos y siglos, los religiosos de todas las religiones de la Tierra? Van predicando la resignación de quienes sufren injusticias sociales porque a ellos no les afecta en nada sino, que al contrario, les sirve de ganancias económicas y de aspiraciones sociales. Lo que olvidan los religiosos de todas las religiones de la Tierra es que Dios es un Ser Superior y que Jesucristo no predicó nunca la resignación como conducta humana ante la injusticia. Lo que dice la Palabra (el Espíritu cristiano) es que la injusticia no es un atributo divino. Lo que dice la Palabra (el Espíritu cristiano) es que Dios no es resignación precisamente (algo que nos han metido todas las religiones para someternos a los poderosos sociales y entre los que se encuentran ellos mismos) sino Justicia. Y no es lo mismo Justicia que resignación. Alguien tiene que decirlo. Alguien tiene que decir al mundo entero que Dios es Justicia pero que Dios no es resignación. Por mucho que la mentira aumente su poder, nunca podrá convertirse en verdad. Lo ha dejado escrito Vázquez Borau y yo lo asumo como una gran certeza. Los mentirosos sociales siguen aumentando su poder (como vemos día tras día) pero nunca son la verdad social. La verdad social se establece cuando denunciamos a dichas mentiras. La verdad social se establece cuando nos enfrentamos a dichas mentiras. La verdad social se establece cuando rechazamos a dichas mentiras. No es época de llorar por lo que no merece la pena llorar. Es hora de reír por lo que merece la pena reír. Es hora de acompañar las lágrimas de los necesitados, de los olvidados, de los abandonados, de los que mueren día tras día por culpa de las injusticias sociales y las mentiras sociales, no solamente con nuestras propias lágrimas sino, sobre todo, con nuestro propio Espíritu como alternativa de futura felicidad. Tú creerás que te estoy hablando ahora del Cielo. No. Te estoy hablando de la vida sobre la Tierra, sobre este momento actual, sobre la Eternidad que estamos viviendo precisamente porque estamos vivos y no muertos. Está bien llorar acompañando al lloro de los demás (Jesucristo también lo hizo y los sigue haciendo) pero no debemos quedarnos llorando a perpetuidad porque es la hora de levantar las esperanzas de los necesitados, de los olvidados, de los abandonados... de luchar por y a favor de todos ellos y ellas. Y en esa inevitable lucha es donde nuestro Espíritu Santo puede y debe ser la esperanza de todos ellos y de todas ellas. Ya eh dejado escrito, en más d euna ocasión, que la esperanza no es lo último que se pierde sino lo primero que se conquista. Y vuelvo a dejarlo por escrito una vez más. Pero no a través de la tristeza en que nos quieren convertir sino a través de la alegría en que nos convierte Dios. Por eso quienes se ríen de quiene sólo tienen a Dios son verdaderamente necios e infelices. Volvamos al asunto de las edades. ¿Qué es para ti una persona vieja? ¿Qué mes para ti una persona anciana? ¿Quñe diferencias ves entre ambos conceptos humanos? Te lo voy a explicar una vez más y usando la razón de los sentidos. Una persona vieja es una persona que, sea la edad que venga escrita en cualquier documento de identidad, ha perdido todo deseo de vivir y ha perdido toda capacidad de reír. Una persona anciana, sea cual sea la edad que venga escrita nen cualquier documento de identidad, siempre tiene ganas de vivir y nunca pierde la capacidad de reír. A eso unamos ahora los conceptos de esperanza y de ideales. Toda persona vieja (sea cual sea la edad que venga escrita en cualquier documento de identidad) es vieja porque no ha con quistado lo primero que se debe conquistar en la vida: la esperanza. Una persona anciana (sea cual sea la edad que vengs escrita en cualquier documento de edad) es la que ocnquista, en primer lugar, la esperanza desde el mismo momento en que es engendrada en el interior del cuerpo materno. Y en cuanto a los ideales, una persona vieja (sea cual sea la edad que vemnga escriota en los documentos de identidad) jamás tiene ideales o bien porque no le enseñaron nunca lo que son los ideales o porque los perdió en su equivocado camino; mientras que la persona anciana (sea cual sea la edad que venga escrita en los documentos de identidad) busca ideales en todo momento, en todas época, en toda circusntancia. Te escribo, a continuación, un pensamiento completo (con el que estoy totalmente de acuerdo) del compañero, amigo y también hermano cristiano, Vázquez Borau: "Una persona no es anciana (yo aclaro que debería haber dicho vieja) por haber vivido un cierto número de años, sino por desertar de un ideal, perder la rebeldía y caer en el conformismo. Matizando esta frase, ante las injusticias hay que ser justos; ante las injusticias es necesario y hasta obligatorio no permanecer neutrales porque, como ya he dicho muchas veces, permanecer neutrales ante las injusticias es ponernos del lado de los opresores. Si te encuentras alguna vez en el caso de ver cómo algunos abusan de otros... ¿qué harías tú?... permanecer callado o inmiscuirte en el asunto para dejar bien claro que es un abuso necesario de cortar en su propia raíz. No es propio de hombres con valor quedar callados y guardar silencio ante el abuso de los unos contra otros. Dios no predica la resignación ni tampoco el conformismo. En cierto modo Jesucristo es ese rebelde que nos habla de que debemos intervenir a favor de los abusados. Eso sí es una rebeldía con causa. Yo no participaría jamás de una rebelión (nunca las rebeliones tienen causas que defender sino intereses que ocultar) pero si de una rebeldía cristiana. Y te aclaro que no es lo mismo rebelión que rebeldía. Especifico: rebelión consiste en desbamcar a unos malvados para ocupar su sitio y segu9ir siendo tan malvados o incluso más malvados todavía. Una rebelión es la lucha que hay que plantear contra los malvados pero no para sustiuirlos por otra maldad igual o mayor, sino por una causa que se base en la Justicia. Esta diferencia la he visto en muchas ocasiones y tú también la has visto. Ser rebelde no es ser belicoso. Ser rebelde es ser jusiticiero. Son dos cosas que han confundido muchas veces y que siguen confundiendo muy a menudos. Los rebeldes no nos rebelamos sino que nos hacemos causa en nosotros mismo. ¿Comprendes ahora lo que separa la rebelión por una causa que susituye a otra causa igual o peor y lo que es ser reblede por la única causa llamada amor. Por eso insisto en que cuando veas a los antiguos compañeros y compañeras les digas, de mi parte, que sus causas no son mis causas. Yo sólo pertenezco a los rebledes con una sola causa: Amar la Liberación cristiana.
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