Las explicaciones pueden ser el arma más débil que uno utiliza. Incluso, puede hacer daño a sí mismo. Durante cientos de años, el dialogo ha sido parte de las novelas, cuentos, obras de teatro y hasta la vida diaria entra en su juego tramposo para librar infinidad de argumentos que pueden quedar bien guardados en el lugar que nacieron. Quizás los finales intentan ser felices, pero eso es motivo de explicaciones. Los fenómenos que ciegan y engordan muchos vértices divididos, pueden haber sido concebidos casi sin dialogo. Sin embargo, uno debe tener sus líneas preparadas  para explicar algo que es casi como pensar en qué hay después de la muerte.
Si, conocemos los derechos y obligaciones o los derechos y sensaciones. Pero soltamos las emociones como cientos de centímetros de musculo rojo que servía de corazón en algún momento. Allí, donde se guardaban los sentimientos que no volverán a hablar de hambre en rincones con olor a lluvia. Soportando cada milímetro penetrado por la mentalidad ajena.
Quisiera tomarme el trabajo de averiguar si la mente puede tomarse un descaso, es paradójico hablar de esto. Como ocurre cuando las luces son más importantes que la gente o tal vez la luz existe sin explicación. ¿Cuánto tiempo hay que sobrevivir al manicomio elegante que construyen estas frases? Si solo están sentadas en una esquina a punto de derrumbarse de sus vacios existenciales acumulados, tratando de llenarse con sentimientos aburridos y poco entendidos.
Uno acostumbrado a la melancolía o megalomanía aprende a vivir sin cosas como el dinero, el sexo o el alcohol.
A través del amor, surgen inquietudes que serán salvadas  mediante experiencias, generalmente malas…. Si, aprendimos a creer en los cuentos de hadas. Pero, déjame cumplir tus fantasías y no dudes en tomar un remis conmigo, siempre habrá alguno que nos llevara a donde nuestros deseos masivos sean uno solo.
Y si no, déjame ser un adicto de los vicios menos pensado de los que jamás he hablado. Cada uno, ¡atención!, cada uno ha vivido en este mundo persiguiendo hasta la muerte al menos un vicio. Saben de lo que hablo.
Un vicio común es por ejemplo fumar, muchos quisieran dejar de hacerlo, pero la intimidad del humo en la lengua, tragando esa ficticia ilusión en imágenes y segundos alucinantes que nuestra mente no puede captar son el motivo que pueden más que la voluntad de los más fuertes rebeldes.
Quizás esto que diga no tenga sentido, pero la duda es… ¿Por qué lo siento?
¿Los ángeles son demonios? ¿Las orquídeas son astromelidas? ¿A qué hora termina la ignorancia que puede intentarlo más veces que la voluntad? O ¿Por qué estamos seguros de algo que no es seguro?
¿Dónde baja el sol… en el mar o en la montaña? ¿Por qué la noche es más sensual en cualquier época del año?
Ustedes pienses en sus cosas, no en las mías. El juego de leerse las mentes es muy apasionado y no podemos evitar las ocasiones que lo proponen. No se puede evitar enamorarse muchas veces, y si nos ponemos en egoístas seremos necios y como somos necios sabemos cuando alguien nos está dejando de a poco. Nos impondrá reglas, nos dará excusas y motivos a la vez, nos preguntara si seremos amigos y nos dará limosnas de cariño.
En algún momento no importa más el otro, solo importara uno y sus locas ideas. Yo las atraparía si fuera un buen tipo, pero ¿saben qué? Yo también ya lo he decidido.
Es difícil el corazón, lo que digo es difícil, y sin esto somos todos, todos! ¡Seres de otro planeta!
 
                                                                                                                                             Martin Mortis