Sé que el egoísmo nos salvara más de una vez. Eso respondí cuando me preguntaron si había que ser sensibles.
El rock es solo una metáfora del sexo y el dinero.  En cambio, las miradas que se pueden enterrar para siempre en el corazón, nos ciegan toda la vida. Y una parte de nosotros se irá en su abrir y cerrar de ojos.
¿Y si le ponemos limites a nuestros misterios?
Podríamos tener menos orgasmos pero seriamos felices con nuestras filosofías de vida. Me he privado de amar mucho, por un solo amor. Pero descubrí que el amor no tiene verdad. Había partes en las que no dormía por miedo. Sin sus trompas de Falopio imaginarias no era nada.
Ellos ahora tienen mis huellas marcadas como si las pisadas fuesen de ayer en la tarde. Y mi soledad sigue cayendo en su rostro, porque no sabe caminar en círculos ni inventar caminos. La verdad que las imágenes más bellas pertenecen a los enamorados. Hay que ser sincero para creer su propia mentira. Ya la locura no alcanza para no estar solo.
Necesitaba tu sonrisa y ya te vas. Se me confundía el olor de tu perfume. Sos como una escurridiza marea del mar. ¿Por qué me tienes agitando la tempestad, en los sabores más amargos de la ciudad?
Su estrella sigue brillando en el mismo estrecho de hojas primaverales de la copa de los arboles, al igual que esas noches. Cantándole “Oh mi amor” con arreglos bossa nova en el patio del cielo rojo. Los negocios quieren germinar, yo solo necesito tu voz, necesito tu germen mortal, necesito tus ojos pintados y tu pelo perfumado. Visuales simples, pero picantes en mi vaso de agua turbia. No lo hago a propósito, pero si escribo… te escribo.
No voy a hacerlo hasta la muerte. Solo hasta que se me pase el estado gaseoso de tus espejos mostrando tus líneas rectas en mi boca, como un producto de mi sinceridad en mi mente destruida. Mi estomago ya no siente tu hambre aunque las cristalerías me cambiaban tu retrato por una de mis lagrimas. No cambie ninguno.
Todo se borró con un solo click, como si la informática estuviera adelantada 20 años. En eso me acordaba de tu forma invertida sobre mi cara. Fue en esta habitación. Esas sombras urbanas eran mi ritual de seducción y tenían muchas pequeñas historias, pero ya no importan. Mis concejos han cambiado mi manera de pensar y tus palabras en mi cabeza no dejan de hacerme sentir un ser especial. Yo no sé que tenía nuestra intolerancia, pero eso me dejaba verte triste. Quizás la furia del dragón era solo mística, pero no tanto como ese hilo transparente tejiendo un puente entre nuestras lenguas. Ya no tengo tanto tiempo, me tengo que alejar de ti, pero dejar mi agonía en tus manos es un placer muy extravagante.
A veces dormir no es la solución. Pero si no lo haces te pasas la mitad del tiempo planificando tu muerte.
Estos son mis logros por ser romántico.  De todo lo que me ha pasado en la vida elijo siempre la misma cosa. Mi cama
 
 
                                                                                                           Martin Mortis