DE LA FEALDAD Y LA BELLEZA
Publicado en Aug 07, 2009
DE LA FEALDAD Y LA BELLEZA
Digo ahora y siempre, para quienes me escuchan o me leen, que la fealdad es bella, no en contraposición a la belleza sino por ella misma, por su propia esencia, por la identificación que ofrece más allá de las formas marginales. Ella no es la misma en todas partes; basta conocer los conceptos de belleza sustentados por nuestros antepasados. Pero... ¿a cuáles ancestros me refiero?... En cada lugar, época y cultura el concepto de belleza es diferente, y distinto también el de fealdad. Un cuadro de Picasso, por ejemplo, es bello en su fealdad. Y un desfile de modas involucra la fealdad en su belleza. Son conceptos que se juntan y se mezclan como lo hacen las tinieblas y la luz. Vemos feos los vicios, nunca las virtudes. Sin embargo, hay vicios que subliman y virtudes nauseabundas que nos llevan al borde de la muerte. Las civilizaciones arcaicas y los pueblos llamados primitivos muestran cosas bellas en su rústica fealdad. Provocan emoción y arrobamiento los astrágalos de buey o de carnero, cuando no de humanos, pulidos por los brujos de las tribus en varias sociedades africanas para el ejercicio de la adivinación. Emoción y arrobamiento causan las pinturas rupestres de Altamira con sus bien delineados trazos en el interior de las cavernas. Fea es la flagelación, y sin embargo los Cristos azotados y humillados nos llenan de gloriosos sentimientos y sugerencias eróticas. Según Clemente de Alejandría, Jenófanes de Colofón aseguró que "Si bueyes, caballos y leones tuviesen manos y pudieran dibujar con ellas, y hacer obras como las de los hombres, sus dioses serían bueyes, caballos y leones". Vemos monstruosos a los cíclopes por su ojo solitario y estatura gigantesca, pero fueron seductores para varias ninfas que sucumbieron al encanto de su fuerza. Para el sapo es fea la serpiente que astuta le tiende una celada oculta entre las hojas secas, o enredada en las ramas del follaje, en la laguna. Y bella su hembra de redondo cuerpo, ojos saltones sobre la cabeza, boca enorme y amarillo vientre, dorso oscuro y rugoso, y una ausencia de calor que petrifica. Todo amante ve en su amada una mujer hermosa aunque tenga pómulos hundidos y chata la nariz, aceitosa la piel, los senos fofos y un caminar de avestruz enfermo y triste. Si existiera el Demonio juraría ser bello con sus cachos, su cola y sus pezuñas, y las brujas que lo adoran, mucho más, envueltas en sus gases de azufre sabatinos. Cuántas veces decimos que el dinero es fuente de tragedias y otros males, que no hay que perseguirlo porque es feo y nos conduce al país de las desdichas. Pero con él compramos las caricias y el placer de la mujer soñada, en noches de farra y sempiterna fiesta. Compramos las armas, el Poder y los ejércitos, la voluntad de los hombres en la guerra, la servil adulación de áulicos profesionales y hasta un concepto espurio de belleza. Nietzsche, en el Crepúsculo de los Dioses dice que el hombre se pone ante sí mismo como medida de la perfección en esta tierra cansada y dolorida. Y la perfección es bella. Si miramos el espejo de su vida nos damos cuenta de su equivocación, pues la vida muchas veces no es hermosa porque el dolor y la miseria la presentan fea. Los Occidentales entendemos la fealdad como degeneración, agotamiento y peso, senilidad, fatiga, parálisis y convulsión, y otras cosas que nos hacen menos libres. Malos olores y matices inarmónicos son también para nosotros, feos, y toda forma diluyente y descompuesta contradice nuestro canon de lo bello. La correcta proporción, según Tomás de Aquino, es el mejor rasero en conceptos de belleza, como lo son también la ética, la luminosidad e integridad de la materia. Fea una cabeza enorme sobre un cuerpo débil, unas piernas cortas o demasiado largas. Feos son los tuertos, los cojos y los mancos que no menciona el teólogo italiano. Lo feo, al confrontar lo bello se convierte en algo más complejo y rico que la simple negación de la belleza; evidencia la desfiguración y asimetría subyacente en lo mezquino, lo banal y lo arbitrario. Es innumerable lo predeterminado para nombrar lo feo; igual aquello que nombra lo íntegral, lo armónico, lo místico y lo bello. Lo excelso y lo asqueroso van unidos por idénticos senderos, según las concepciones de los apologistas. Cantemos entonces al horror, a las primitivas emociones animales, a lo pútrido, a lo torvo y lo penoso, a lo execrable, angustioso y desquiciado. Brindemos por los siete pecados capitales, especialmente por la gula que propicia los eructos de panzones parroquianos cuando expresan su placer en los banquetes. Por la lujuria que nos lleva al colmo de la insensata estupidez humana, primitiva pasión que nos domina pero que ayuda a perpetuar la especie. Cantemos y brindemos por esas realidades como dice Aristóteles, ante la posibilidad de realizar lo bello, imitando con talento lo que suponemos desastroso y repelente. O como afirma Plutarco cuando expresa que lo artístico en lo feo sigue siendo feo, pero recibe la belleza procedente del artista como recibe el caos lo nacido de lo abstracto.
Página 1 / 1
|
MARIANO DOROLA
Creo que todas estas epocas te necesitaban a ti... Para que las expongas en todo su explendor...
Tanto a las cosas bellas como a las feas...
Pero encuentro un solo defecto....
Creo que el modo de haberlas hecho poesia es bello y no feo...
Sos una inspiración para tus colegas y un instructivo.
Te quiero mucho.
SIR MARIAN
Sebastian Rodriguez Cardenas
Anna Feuerberg
Un poema sumamente interesante que hace reflexionar sobre un tema esquivo para muchos. Nos paseas por la historia, por la naturaleza, por la sociedad, por la fisonomía y las conductas del hombre. En el arte contemporáneo tanto lo bello como lo feo es estético. La valoración de la realidad tal cual es enriquece muchísimo al ser humano. Las arrugas en el rostro de una vieja, como las han pintado muchos grandes artistas de la historia del arte son tan hermosas, una verdadera joya.
Un abrazo grande,
Annita
Verano Brisas
Roberto Langella de Reyes Pea
La estética de lo feo, creo que es una de las maneras (cuando no, de los fondos) más exquisitas y más delicadas de las que hay para tratar en arte, porque tampoco creo que toda fealdad guarde una estética. La fotografía de un chico muerto en la calle, por raquitismo, y un buitre a punto de empezar a devorar su cadáver, no me parece para nada artística, y sin embargo he visto esa foto, y sabemos que existe la fotografía artística.
Hay gente que en virtud de la existencia de la estética de la fealdad, escribe de una manera escatológica, intentando conmover de manera visceral, y a partir de eso se consideran artistas...
La estética de la fealdad es algo tan sutil, tan arriesgado de caer en lo patético o en lo ridículo. Pienso en el conmovedor maquillaje del Frankenstein de 1930, el de Boris Karloff, a ese mismo maquillaje luego lo usaron otros actores, y resultó un fiasco.
Creo que la fealdad tiene una estética, cuando la obra rescata el espíritu de lo que es retratado. El espíritu nunca puede ser feo. El ser humano es hermoso en su arquetipo, y como seres humanos, todos llevamos incorporados, todos representamos a ese arquetipo. Por eso un Quasimodo nos parece conmovedor y hermoso. Al menos es lo que yo creo.
Un abrazo, amigo poeta.
Verano Brisas
Delfy
Saludos
Delfy
norma aristeguy
Y más allá, mucho más allá, de lo que nos dices, más allá del concepto, creo que la belleza existe entre nosotros, por su escasez, y como lo digo en "Flor Silvestre", llegará el día en que la fealdad, de tanto ser combatida, escaseará y allí será lo que surja de ambas.
Porque tus poemas escasean, será quizá, que me parcen precisamente, tan bellos.
Un cariñoso abrazo.
Sandra Miranda
rocio nava