El rol del cronista en la sociedad
Publicado en Aug 08, 2009
Indubitablemente el cronista además de ser un investigador, recopilador, asesor, intérprete, narrador, y fuente de información para todos los ciudadanos e investigadores debe poseer un elevado compromiso moral y ético cuyo principio fundamental sea la creación de una sapiencia histórico-social que cultive el espíritu, la sensibilidad humana, la convivencia, y evitando a toda costa el cultivo del egocentrismo que pudiese cegar su óptica prístina de la realidad.
Su compromiso y responsabilidad en la creación de una atmósfera espiritual de cultura, de arte, de búsquedas intelectuales y su valioso aporte afectivo con las entidades culturales, los centros de enseñanza, es incuestionable. Las tradiciones, costumbres, creencias, ritos, supersticiones entre otros deben ser divulgadas para el afianzamiento y la consolidación fecunda de las mismas en la comunidad. Otras entre las muchas funciones en las cuales el cronista debe tomar parte es en el asesoramiento de la ciudad en asuntos de arquitectura y urbanismo desde el punto de vista del rescate histórico, elevando propuestas a la ciudad derivadas de sus investigaciones o planteando criticas reflexivas que estén sustentadas en la conservación del patrimonio cultural convirtiéndose en el defensor de los valores históricos monumentales, urbanos, museísticos, arqueológicos, paisajísticos y humanos de la ciudad. Su presencia es innegablemente justificada Es inaplazable el robustecimiento de una conciencia cultural por parte del cronista donde la dignidad de los seres humanos no se encuentre ausente. Es decir el reencuentro de la persona con su historia personal y colectiva, el acercamiento a sus raíces, la posibilidad de recordar, recrear y de conmoverse con lo que le resulta familiar o cercano. La aceptación de lo que somos, la afirmación, el enaltecimiento y la valoración de nuestro patrimonio es el recurso primario con el que cuenta la sociedad para la construcción y reconstrucción de una sociedad progresista que posea como fin la formación de una republica cordial, culta y orgullosa de sus orígenes para que pueda impulsar con frenesí, sobriedad y decoro proyectos que contribuyan al desarrollo de una nación axiológicamente orientada hacia la formación de ciudadanos con capacidad para reflexionar, actuar e intervenir en los asuntos públicos. Por otra parte la escritura para el cronista es concebida como "la reparadora de la memoria, la vengadora del olvido, la conservadora de la posterioridad". Cuando el cronista ve -como función primordial de la escritura - la conservación de la historia más que su papel comunicativo, debe considerar que la comunicación no debe estar desanudada de sus compromisos y funciones puesto que vivimos en una sociedad que demanda su urgente intervención para la reafirmación y consagración de lo que somos. Su labor debe trascender las letras ya que no basta con proponer ideas, ni escribir cuartillas de propuestas, borronear hojas de papel, y lanzar palabras al viento; sino que por el contrario, debe generar acciones, que puedan moverse desde el campo de la imaginación y de los sueños, a los terrenos operativos y de acción.
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