Cicatrices
Publicado en Nov 26, 2012
IV.
Se pueden sentir los resquicios de letras olvidadas y mal escritas. Sé que ahora no debería darme el lujo de pensar en ti o de extrañarte pero, este día el calor me sofocó con visiones de tu piel y la noche seguro me hablará de tu ausencia eterna. Porque a pesar de que has insultado mis recuerdos quisiera guardarte como lo que no fuiste y amé, a ver en lo que te convertiste y con quien. Leer esas frases que suenan incoherentes y que humillan tu inteligencia. Te admiraba, y te deseaba incansablemente rondando en círculos por mi habitación dibujando tu rostro en porta retratos que nunca enseñaré a mis hijos. Ahora siento que no debería escribirte como si todos los momentos no me hubieran pertenecido, ¡como si ahora no me pertenecieran y quisiera acabar con la atadura que has creado para acompañar tu soledad y ponerle nombre a un sentimiento que no existe! Y la verdad es que algunas cosas continúan en el lugar en que las olvidamos, las fotografías en las mismas posiciones, con los labios húmedos y unidos y tu singular gesto en la frente, con los ojos cerrados ignorando que tenemos cuerpo para acariciar el alma. Aún cuando llueve puedo olerte en la terraza, aún en la calle me preguntan por ti y si seguimos juntos, aún miro aquellos camiones para imaginarte ahí sin mirarme porque no nos gustaba decir adiós al finalizar el día. ¡Lo admito! aún no puedo escuchar las canciones sin relacionarlas contigo sin sentir el aroma de aquellos instantes perfectos, o mirar viejas cartas sin pensar que cuando fueron escritas era inmensamente feliz, a pesar de saber que todo era mentira. Aunque también todavía creo que nunca me inspiraste un buen poema, que las cosas que te escribí y que ahora te escribo; son simplemente reproches. Pero eso sí, hace mucho que no lloro tu abandono no quiero recordar más razones para sentirme miserable o lacerar mi dignidad o recitarte versos que ya no siento. Sabes, me sigo riendo de las mismas cosas; de tus bromas infantiles, del sonido que solía tener tu risa, de tus ronquidos, de tu voz imitándome y del aspecto que solía tener tu cabello al despertar. Sin embargo; me has resignado a mirar al pasado a escondidas y de puntillas y te has dedicado a desprestigiarme, incluso te uniste al Club Anti-mí y enterraste nuestro diario donde no recuerdas y nadie buscará. No quieres ni un solo desecho de mi carne, haciendo lo imposible más imposible y de lo gracioso una ignominia. Pero está bien ahora la mediocridad y tú son amantes, nunca me quise entrometer tal vez el escribirte fue una osadía gigante pero necesitaba vaciarme de ti para no contagiarme para seguir el camino que perdí y en el que ya no me importa si estás o no..
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YURI CASTAEDA
aNTTha LyThra