TRES TIEMPOS
Publicado en Nov 26, 2012
Una vez me contaron un secreto al oído.
La más anciana mujer de una tribu, se acercó a una joven. Hizo un gesto para que ella se acercara. La niña se acercó. La anciana la miró con rapidez diciéndole: -Es el momento. -¿El momento?. ¿Para que? (inquirió la niña con cierta preocupación). -Se acerca la hora de tu maduración. Vete. Cuando superes la última etapa de tu desarrollo psíquico, físico y emocional, regresa. -¿Dónde debo ir? -VETE. La niña empezó a andar hacia delante. Llegó a un bosque, entro en el y se perdió. En el momento de más desesperación llegó un caballero en una montura gris oscuro. El jinete, bajó su montura y acercándosele con la espalda encorvada le preguntó si quería acompañarle. Ella no tenía dónde ir, así que le acompañó. Mientras estaba a lomos del caballo del jinete, empezó a invadirla, una nostalgia que le resultaba cariñosamente cercana. De pronto llegan a una cueva en dónde el jinete frena el caballo y dirigiéndose a la niña le dice: -Entra en la cueva y duerme, mañana vendrá un compañero mío que te enseñará a cabalgar. Ella no pudo hacer más que asentir con la cabeza. Sabía que estaba obligada a hacerle caso, ya que no conocía a nadie más. Siempre había estado muy sola y no quería seguir estándolo. Amaneció un nuevo día y un nuevo jinete apareció. Está vez, se trataba de un caballero de porte distinguido, delgado, esbelto, con una sonrisa muy, muy atrayente. En seguida se mostró muy accesible por este nuevo pero guapísimo jinete. Este se volvió hacia la pequeña y le pregunto si quería ir con él. Ella accedió gustosamente. El caballero se la llevó lejos, entre las montañas y le enseño a cabalgar de nube en nube. Llegaron en medio de un campo y allí la abandonó. Ella empezó a llorar y llorar. Tan desolada estaba y consumida en la amarga desesperación que pronto se le acercó un nuevo caballero. Este con exquisitos modales, le preguntó si quería estar con él, pero ella viendo su descuidado aspecto le rechazó. Le dijo que se fuera. Volvió entonces a quedarse sola y sumida en el dolor de su llanto. Y así de lágrima en lágrima concilió el sueño, provocado por el cansancio de llorar. Cuando al día siguiente ella despertó, se encontró bañada en un pequeño charco de sangre en casa de la anciana de su tribu. Asustada como estaba solo acertó a ponerse un paño en los genitales. De improviso apareció la anciana, quién con el poder de su mirada la instó a preguntarle. La niña le preguntó que le había pasado, contándole toda la historia surrealista de los tres jinetes. Entonces la anciana la miro y le dijo: -Bien, ha llegado el momento de elegir. Diciendo esto, con un gesto con la mano hizo entrar a tres hombres, que justamente resultaron ser los jinetes anteriores. Uno tras otro, por orden de aparición, fueron acercándose a la pequeña, y para saludarla le daban un beso en la mano. Cuando el último se acercó ella bajo la mirada con timidez, recordando el modo en como lo trató y como le despreció. Una vez las presentaciones hubieron finalizado la anciana se dirigió nuevamente a la niña con la mirada. La mujer le explicó que esos eran sus pretendientes y que antes de tres días tenía que escoger uno de ellos. Es decir, debía besar a los tres y el que más le gustara, ese sería su esposo de por vida. -¡¡¡¿Cómo?!!! (Exclamó la niña horrorizada). Pero la joven sabía que no podía negarse. Si lo hacía, todas las demás mujeres se burlarían de ella por cobarde. Así que a regañadientes accedió. Decidió besar a los tres, ya que si los besaba sin sentir nada, habría pasado la prueba. Así, pues, besó al primero, besó al segundo pero al tercero le flaquearon las fuerzas y no pudo hacerlo. El tercer pretendientes era de su edad, con un aspecto mucho más cuidado que la primera vez que se encontraron. Estaba diferente, el pelo le caía sobre la frente y le daba un aire tímido encantador. -¿No quieres besarme?. Bueno, no te preocupes, no es necesario, si no lo deseas realmente. (La mirada de está expresaba un amor puro y limpio). Ella le miró extrañada, pues los dos anteriores le habían obligado a besarles. No estaba acostumbrada a poder elegir. Además los dos anteriores en cuanto la hubieron besado, habían desaparecido. Su visita fue relámpago. El caballero iba a desaparecer por la puerta, cuando de pronto. -¡Espera! Él la miró con expresión sorprendida, y con la mirada se preguntaba si le besaría. Ella comprendió la mirada y le dijo. -Perdóname, pero no puedo besarte, sin embargo me gustaría pasar la noche, conociéndote un poco más. Él gustosamente accedió, se sentó a su lado y entablaron, una animada conversación llena de risas. La tercera noche transcurrió, y ella había besado a solo dos de sus pretendientes. Al cuarto día la anciana apareció recordándole, que era un día y una noche con cada pretendiente. -¿Y bien? (Dijo, mirándola fijamente). Ella no sabía cuál escoger, así que la anciana viéndola tan confundida, le exigió que hiciera el amor con los tres. -El hombre que sea capaz de lograr que tu te sientas libre en el momento de hacer el amor, ese será tu esposo. Ahora retírate a tu tienda, tienes tres días y tres noches como la anterior vez. La niña se volvió a su casa y se la pasó llorando triste y amargada. Sabía que las normas de su pueblo eran estrictas y que tenía que acatarlas. Pronto vino la primera noche, he hizo su aparición el primer jinete. Este volvió a ordenarle que lo amara, cosa que hizo que lo mirara y que viendo su desgarbado y desagradable aspecto, con su capa rellena de mugre le dijo entre lágrimas que jamás le amaría. Lo mismo sucedió con el segundo. Aunque este hombre la atraía mucho, de algún modo no podría entregarse a él. También tenía muy presente que el le abandonó por lo que jamás se entregaría a un hombre que la dejo sola a su suerte. Entonces empezó a pensar en su tercer pretendiente. Su cara, empezó a iluminarse, tenía deseos irresistibles de estar con el tercer jinete pero no iba a amarle. Le daba vergüenza. Aunque con seguridad, esa noche sería maravillosa como la anterior. En la sexta día, apareció el tercer pretendiente. Quién tímidamente aparto la tela de la entrada y se acercó a ella. -(Tímidamente) ¿Quieres? -No, pero no te vayas por favor. No me dejes otra vez sola. Él accedió, pues también el se estaba enamorando de ella. Las cosas iban surgiendo sin forzarlas, poco a poco. Al caer la noche, él se iba a ir pero nuevamente ella le detuvo. -¡No te vayas! Quédate a dormir está noche conmigo. El volvió a complacerla nuevamente, pero cuando ella se durmió, el se fue de la tienda, y velo por ella fuera de esta. Cuando hizo su aparición el séptimo día, fue a encontrar a la anciana de la tribu. Llegó el momento de decidir. -¿Y bien? Pero la muchacha estaba compungida, porque no había hecho el amor con ninguno. Viendo la anciana, lo que ella dudaba, decidió preguntar a los tres pretendientes. Los dos primeros afirmaron haberla amado, sin ser verdad. Pues empezaban a estar celosos, ya que la niña pasaba mucho tiempo con el tercero y este había montado guardia en su tienda por lo que no habían podido forzarla a tomar una decisión. Cuando la anciana preguntó al tercero, esté fue sincero, y con mirada tierna hacia la joven, contestó con la verdad, que no la había amado. La anciana se dio cuenta que los dos jóvenes estaban muy accesibles el uno con el otro, y forzó a la niña a tomar una decisión. El tercer muchacho ya no confiaba que ella lo escogiera, así que iba a darse media vuelta para irse, cuando la niña rápidamente contestó. -Quiero mi tercer pretendiente. El tercer jinete se sonrojó, y aún sin poderlo creer del todo, su cara empezó a iluminarse. Los dos jinetes anteriores se enfadaron y la anciana les ordenó que se fueran. -Bien, pequeña. Ahora voy a explicarte tu elección. ¿Recuerdas tu primer pretendiente?. Bien, si lo hubieses escogido, hubieses escogido seguir en el PASADO.¿Recuerdas el segundo jinete?.Bien, si esa hubiese sido tu elección, te hubieses comprometido a vivir el FUTURO, así que siempre hubieses vivido persiguiendo un espejismo, a parte de vivir condicionada y siempre estando obligada por las situaciones. Escogiste el tercero. Con este hombre te casarás y te comprometerás a vivir el PRESENTE. Así que por lo pronto voy a preparar la ceremonia nupcial. Y dicho esto desapareció por la puerta. Dejando solos a los dos enamorado. Ella se le tiró a los brazos agradeciéndole todo lo que había hecho por ella y pidiéndole perdón por haberle rechazado todas esas veces. Él le correspondió el abrazo y mientras acariciaba su larga melena, le dijo al oído: -Yo hubiese seguido amándote siempre. Ahora puedo compartirlo contigo. Ella rompió a llorar, comprendiendo que nunca más estaría tan segura de una elección, como la de haberle escogido a él. Y esta es la historia de una niña, que un día se levantó siendo mujer y al cabo de una semana, sabiendo que quería hacer con su vida. JAMÁS DEJES ESPERAR ALGO QUE ANHELES HACER. CUMPLE EL DICHO “AHORA O NUNCA” Y TU VIDA CAMBIARÁ..........
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Diana Palafox