Sobrevuelo del vaco (Reflexiones).
Publicado en Nov 27, 2012
Hay días en que uno se pone a pensar en sucesos como los de Malasaña y entonces es cuando se ve la necesidad de llegar a la acción para encontrar una sociedad más justa. Son días en que no nos encontramos bien porque nos sentimos ajenos a nosotros mismos y candidatos a experimentar todo lo que deberíamos asumir para salir de la abulia. Lo de Malasaña sólo es uno más de los síntomas. Hay épocas de abulia como el día de hoy por ejemplo. Días en que las horas, como dijo Pío Baroja, hieren y la última mata. Y es que don Pío Baroja poseía un reloj de pared que siempre tenía algo de ataúd temporal y vertical.
Los sucesos de Malasaña en Madrid me hacen caer en ese vacío de las historias personales, sintiéndome impotencia en medio del drama. Y mientras tanto, a muchos kilómetros de distancia, me domina lamentablemente una inerte sensación. A veces quisiéramos ser héroes soñados capaces de superar los descuidos sociales; y buscamos una acción pura y dura con el alma como invento… pero sólo sentimos esa telaraña de incongruencias como si estuviésemos observando una película llena de espasmos simbolistas. Es el rigor del conocimiento que nos hace gesticular en medio de esta sociedad tan irremediablemente depauperada por la hipocresía y el deshonor. Entonces buscamos como salida a tantos obstáculos remedios para intentar convertirnos en expresiones latentes para no defraudarnos a nosotros mismos. Nos llenamos de coincidencias y buscamos personas a nuestro lado con las que llegar a conmovernos en el encuentro con los otros. Es necesario pensar en la historia social de nuestros tiempos para poder sobrevolar este vacío. No hay más remedio que seguir luchando por una sociedad más verdadera para poder detener estas caídas dentro de la nada en que se está convirtiendo la existencia global.
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