Todo comenzó y todo terminó en una pequeña ciudad alejada de lo más avanzado de la civilización, alejada de aquel mundo gris donde los rascacielos emergían por cientos de una tierra seca y sobre explotada, y donde la Máquina gobernaba el destino de los hombres.


El último pueblo libre, donde los No Alineados fueron exiliados, el lugar donde se llevaría a cabo un movimiento de Resistencia sin precedentes, el lugar donde el Amor volvería a emerger de ese oscuro mundo y el lugar donde nacería el primer Artista que vería la humanidad después de cientos de años de que el Arte hubiese muerto.

El lugar se llamaba Akbal.

Estos ojos han visto imágenes sin un orden, difuminadas en el tiempo, como si de recuerdos se tratara. Son fragmentos de la historia más triste que ha inundado mi mente, recuerdos de un futuro gris me invaden constantemente. Quien puede saberlo, quien puede negarlo, que si del futuro se trata, tal vez sea la historia de una vida que tendré dentro de cientos de años, que puedo recordar por fragmentos. Recuerdos del futuro..

El tiempo pasó muy rápido y el mundo avanzó en la tecnología, en la ciencia, en innovaciones, más no en el sentido moral de conversión del ser humano a algo mejor. Parece ser que eso nunca ha importado lo suficiente.

Y entonces ocurrió, llegó el día en que la humanidad celebraría su más grande invento.

La celebración llegó al cumplirse el 100 aniversario, en sus inicios nadie daba crédito a que tal invento cumpliría lo que tantos prometieron aquel día en que fue anunciada la súper computadora más poderosa. La Máquina del Destino.

Pero después de cien años, la mayor parte de la humanidad rendía tributo y guardaba un gran respeto a la máquina.

La Máquina del Destino era capaz de reunir a dos personas para que vivieran juntos el resto de sus vidas y que engendraran seres humanos más fuertes, más sanos y más inteligentes. Prometía hacer que la humanidad en su conjunto, se redefiniera en una nueva y superior raza y diera el siguiente paso hacia la evolución.

El fanatismo ciego al que la humanidad está acostumbrada, acompañado de la desesperación conjunta de ver una luz de esperanza para un mundo caótico que se dirigía con certeza incuestionable a su autodestrucción, fueron piezas clave para que nadie pudiera darse cuenta que la Máquina sembraba en los corazones de los hombres una gran dependencia en ésta, y con ello, la muerte de los pilares fundamentales que le definen como ser humano: Curiosidad, Sensibilidad y Creatividad. Al ocurrir esto, muchas cosas murieron a la vez. El amor y el arte comenzaron a borrarse generación tras generación, hasta quedar eliminados por completo, viviendo solamente en la memoria de unos pocos, llamados por el resto: Los No Alineados. No eran sino aquellos que se rehusaban a consultar a la máquina del destino.

Con el tiempo, una nueva clase de discriminación comenzó a manifestarse en las personas. Una discriminación racista-intelectual que apuntaba a los No Alineados como principal enemigo, el lastre primitivo de la humanidad. La Máquina del Destino se localizaba en el corazón de la ciudad más impresionante que haya sido creada jamás. Un conjunto de enormes rascacielos grises le rodeaban por kilómetros y kilómetros hacia sus alrededores y cientos de autos voladores llenaban el espacio aéreo, cubriendo el azul del cielo que parecía tan distante para la humanidad. Ya que, después de todo, el hombre no había sido capaz aún de viajar al espacio exterior.

Akbal floreció hasta el día que comenzó la Guerra Civil y la Resistencia cayó en una triste tarde del 7 de Julio del año 2377. Entonces Akbal era una ciudad en ruinas, destruida por el fuego y las armas que acabaron con la vida de miles de No Alineados.

Andrómeda y Osiris fueron de las pocas personas que lograron sobrevivir.

Esa triste tarde sólo podían observar con impotencia y desde la lejanía, como su querido pueblo Akbal era destruido.
El Ocaso de Akbal sólo fue la oscuridad del crepúsculo que antecede al nuevo amanecer, ya que todos ignoraban que Andrómeda sería la futura madre del Gran Artista; el líder de la segunda resistencia.